El primer libro de la colección Celia y su mundo, se titula Celia, lo que dice, y se publica en el año 1933. Recibió tan buena acogida en el público infantil , que enseguida, el editor de la editorial Aguilar, le animó a Elena Fortún con la continuación de las andanzas y travesuras de Celia, una niña de siete años que se encuentra, según la autora, en la edad de la razón. Pero, mejor será que os dejé un fragmento de la introducción original del libro, en la que la autora, presenta a los lectores a una niña como ellos, una niña real y nada idealizada ni mucho menos perfecta:
Celia ha cumplido siete años. La edad de la razón. Así lo dicen las personas mayores.(...) Es seria, formal y reflexiva, razonadora...Porque, ¿de qué serviría haber alcanzado la edad de la razón si no sirviera para razonar?
Así pensando y pensando, ha decidido que, siendo los mayores tan grandes y ásperos, tan diferentes en todo a los niños, no pueden comprender nada de lo que los niños piensan o hacen.
(...)
Felizmente, ella tiene siete años. ¡La edad de la razón! ¿Será por haber pasado de esa edad por lo que los mayores no comprenden las cosas más sencillas? ¡Y es inútil explicárselas! Sin embargo, Celia siente la necesidad de decirlo todo, y va a contar todos los menudos incidentes de su vida inquieta, que para los que tengan su edad serán claros y transparentes, y un poco absurdos para las personas mayores, tan intolerantes e injustas casi siempre.
Tras la publicación de Celia lo que dice, vinieron al mundo Celia en el colegio; Celia, novelista; Celia en el mundo, y por último, Celia y sus amigos. Tras un descanso del personaje de Celia, dándole un mayor protagonismo a Cuchifritín, el hermano de Celia, y a Matonkikí, la prima, en el año 1939, durante la guerra civil, publicaría Celia, madrecita, un libro que dará paso y a la vez, marcará un antes y un después en la vida de Celia, y en la de su familia, tras la muerte de Pilar de Montalbán, la madre, y el estallido de la guerra civil ( Celia en la revolución), que marcará la vida de toda la familia hasta obligarles a abandonar su hogar en busca de un nuevo comienzo en Argentina como exiliados ( Celia institutriz en América).
Actualmente, la editorial Renacimiento está haciendo una labor impecable reeditando los libros de Elena Fortún, y ha sacado una colección llamada Biblioteca Elena Fortún en la que podemos encontrar todos los libros de Celia, tanto los primeros ( citados anteriormente), como los últimos: Celia, madrecita; Celia en la revolución (que hasta 1987 no vería la luz); Celia, institutriz en América, y Celia se casa. Además, añade El cuaderno de Celia , que escribe en 1947, durante su exilio, pero no como una continuación de la familia Gálvez de Montalbán. También, podemos encontrarnos con la continuación de la saga de la familia Gálvez mediante los libros de Mila y Piolín, y, por último, Patita y Mila, estudiantes.
Además, hay otros libros de Fortún de carácter divulgativo y educativo como son: Canciones infantiles; Los cuentos que Celia cuenta a las niñas; El arte de contar cuentos a los niños ; Teatro para niños ,y Lo que cuentan los niños( entrevistas a niños trabajadores durante los años 30).
Otros inéditos de carácter autobiográfico y lésbico como: Oculto sendero y El pensionado de Santa Casilda, y , además, dos maravillosos epistolarios titulados Sabes quién soy y Mujer doliente, publicados en el año 2020, que recogen las cartas que envió Encarnación Aragoneses, la mujer real que hay detrás de Elena Fortún ( la autora) a su querida amiga argentina Inés Field durante los años 1948 y 1952.
En cambio, los libros de Cuchifritín y Matonkikí, no se encuentran en dicha colección, pero supongo que se podrán encontrar en tiendas de segunda mano. Yo, de momento, no los tengo.
Volviendo al principio, los libros de Celia, son una maravilla, pues con mucho ingenio, gracia y emotividad Elena Fortún a través del personaje de Celia no solo va a plasmar una época concreta ( los primeros años de la II República, los años convulsos de la guerra civil, y finalmente, los años de posguerra) sino que también va a crear una saga familiar repleta de personajes únicos y reales con los que podemos ver reflejado a alguien o a nosotros mismos. Podemos ver también esa lógica, esa alegría y asombro por lo cotidiano que tiene la vida de los niños que, muy pocas veces saben valorar los adultos ,porque están demasiado ocupados en otros asuntos más materiales y menos trascendentales.
Elena Fortún, hará una crítica al mundo de los adultos, a la educación completamente antipedagógica de aquellos años, y también, una crítica al funcionamiento de una sociedad que valora poco la educación y los derechos de los niños pertenecientes a una condición social mucho más humilde que la de Celia, que pertenece a la burguesía republicana de aquellos años anteriores a la guerra civil, que todavía se encuentra en un regeneracionismo educativo y social. Todo esto puede verse a lo largo de los capítulos de este libro: Celia, lo que dice en el que se ve como la madre de Celia, acude todas las tardes a tomar el té al Lyceum Club de Madrid ( lugar que también frecuentó Fortún con asiduidad durante aquellos años anteriores al estallido de la revolución). En otra entrada del blog, ya expliqué con más información detallada acerca del Lyceum Club, y el importante papel que tuvo para las mujeres de aquellos tiempos. En otro capítulo, Celia recibe regalos por Navidad, y preocupada porque su amiga , la hija del portero, no ha recibido ninguno, decide compartir sus juguetes con ella. O cuando está en una merienda con unos conocidos de su madre y decide ofrecerle unos bizcochos a una niña que no conoce de nada , pero que pasaba por allí y parecía tener aspecto de pasar hambre.
Por otro lado, en cuanto a la crítica a la educación clasista y rancia de la época, podemos destacar muchísimas referencias en casi todos los capítulos; pero para poner algún ejemplo, se puede destacar la deliciosa escena en la que Celia está jugando a ser una mamá que defiende a su hija Julieta ( su muñeca) de la severidad de la institutriz miss Nelly, que resulta ser la verdadera institutriz inglesa de Celia. La escena finaliza cuando miss Nelly entra a la habitación de la niña y se la encuentra imitándola.
Julieta es mi muñeca rubia, mi hija, y el Teddy Bear es miss Nelly, la institutriz, que se queja de mi niña.
-¿Qué hace mi pobre hija?-digo yo.
-No aprende nada.
-¿Y qué es lo que usted quiere que aprenda?
-Yo querer que aprenda gramática.
-¡Bah! ¿Y para qué sirve la gramática, me quiere usted decir?
-La gramática sirve para hablar bien.
-¡Mentira! Usted sabe mucha gramática y habla muy mal. ¡Vaya! Yo tengo siete años y no sé gramática, ¡ni quiero!
-Tampoco sabe aritmética. Ni siquiera sabe que dos y dos son cuatro!
-¿Cuatro qué?
-Cuatro.
-¡Ay, miss Nelly, miss Nelly, me está usted pareciendo tonta de remate! He leído en un libro de un señor que sabía mucho, que no se dice cuatro ni siete, sino cuatro manzanas, siete pajaritos, cinco niñas...
-No quiere levantarse por la mañana ni acostarse por la noche.
-¡Claro! Como que no tiene sueño cuando usted lo ordena, ni deja de tenerlo porque usted quiera...
-No quiere estudiar a sus horas.
-¿A qué horas?
-A las horas de estudio.
-Porque quiere jugar.
-A la hora de jugar quiere leer.
¡Justo! Pero miss, no sea usted testaruda. Julieta no puede levantarse a las ocho y estudiar a las nueve y comer a las diez porque no anda al mismo tiempo que el reloj.
-Las niñas deben ser ordenadas.
-¿Qué niñas?
-Las niñas distinguidas.
-Julieta no es una niña distinguida: es solo una niña buena.
-No es buena, es rebelde.
-¿Por qué?
-No quiere ir al Retiro por la calle de Serrano.
-Porque hay un perro que ladra mucho. y a usted, miss, lo mismo le sería ir por la otra calle.
-Si, pero hay que obligarla a ser obediente.
-¡No sea usted boba, miss!
-Además no quiere comer la sopa.
-Porque no le gusta.
-Pero alimenta...
-Cuando sea la sopa de almendras, y en vez de pescado le den natillas, y después tortas, y macarrones de postre, ya verá usted cómo tiene apetito Julieta. ¡Y yo también!
-Los dulces ensucian el estómago.
-¿Usted qué sabe? Pero estas institutrices se creen que lo saben todo...
-Yo he estudiado en Inglaterra.
-Pero aquí, no. Si hubiera usted ido a mi colegio no sería usted acusona.
-¿Qué es ser acusona?
-Contar a las mamás todo lo que hacen las niñas.
-Para que las castiguen.
-¡Muy bonito y muy buena intención!
-Así se corrigen.
-¡Ah! ¿Es para eso? Pues entonces, para que se corrija usted, la voy a poner de rodillas, cara al rincón. ¡Ea! Está usted castigada hasta la noche.
...
Y, ya para finalizar, presentar y destacar a algunos de los personajes que aparecen en este tomo y que continuarán en otros libros, pues se trata de una saga familiar, y todos los personajes aparecen, evolucionan, crecen y cambian. La familia está compuesta por Juan Antonio Gálvez, el padre. Al parecer todo indica que se dedica a la abogacía y al mundo de los negocios. La madre, Pilar de Montalbán, una madre un poco distante y despegada de su hija, representa el auge de la mujer moderna de aquellos años de la república que asiste con asiduidad al Lyceum Club. Doña Benita, la niñera de la familia, una mujer mayor, pero con un espíritu infantil que será capaz de empatizar con Celia en muchas de las situaciones que nadie más parece comprender. El bebé, al que llaman cariñosamente Baby, y al que llamarán más adelante Cuchifritín, es el hermano pequeño de Celia, y será víctima de las ocurrencias sin malicia de su hermanita mayor. También aparece tío Rodrigo ( que vive en África), hermano del padre y Maimón, su sirviente de origen marroquí. Aparece en otro capítulo tía Julia, hermana del padre, también, que tiene un hijo , Gerardo ( estos dos personajes desaparecerán durante Celia en la revolución). Y por último, aparece también Rosario, una prima del padre que también aparecerá junto a sus hijos en otros libros de la colección como en Celia se casa.
Como podéis comprobar, son muchos datos, nombres..., y al principio puede parecer confuso, pero se pueden leer los libros en orden o sin él, aunque es recomendable llevar una cronología familiar e histórica para entender mucho mejor todas las historias que Elena Fortún quería contar a sus lectores jóvenes y a los que ya no lo somos tanto, a través de la familia Gálvez de Montalbán, desde sus comienzos en la calle de Serrano hasta el último libro de la colección: Patita y Mila estudiantes. Elena Fortún falleció en 1952, un año después de publicar su último libro, y debido a un cáncer de pulmón, no pudo continuar con la historia de una familia madrileña que nos ha enseñado tanto y ya forma parte de nuestras vidas y de nuestros corazones.
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