viernes, 26 de agosto de 2022

Celia se casa y se calla.

 Adiós a la mujer moderna.



         Recorte de prensa dando la noticia del nuevo libro de Elena Fortún (retrato derecha)


Celia se va a casar, ya no es la niña y la joven que soñaba con ser bibliotecaria, escritora o abogada. Los años han pasado y la vida ha cambiado para unos más que para otros. Celia se casa es el volumen que escribe Elena Fortún tras su vuelta a España, después de haber vivido nueve años en Buenos Aires. 

La vida de Fortún también ha cambiado lo suficiente como para no querer saber más de Madrid, la ciudad que la vio nacer, crecer y comenzar como escritora. Es una ciudad que como dice ella, le trae malos recuerdos. Por tanto, tras pasar una temporada dura en Madrid tras la noticia del fallecimiento de su esposo en Buenos Aires, que se ha suicidado mientras ella estaba en España arreglando unos papeles para que Eusebio, pudiese regresar , pues era militar del bando republicano y querían asegurarse si podría volver a su tierra y a su hogar sin problema. 

Comienza a escribir este volumen. Su idea era escribir Celia bibliotecaria , donde plasmaría parte de su experiencia  como auxiliar de bibliotecas en la biblioteca municipal de Buenos Aires, pero su editor, Manuel Aguilar, le quitó esa idea de la cabeza; le dijo que había que casar a Celia. Muy a su pesar, decide contar la historia de Celia, que se va a casar con Jorge, el chico santanderino que conoce en el volumen Celia, madrecita y que, continuará apareciendo en Celia en la revolución y en Celia institutriz en América. Pero a diferencia de otras de sus novelas, esta historia la contará a través de la voz de Mila, la hermana más pequeña de la familia, una niña andrógina y  atrevida que nos recordará a la pequeña Celia en sus primeros comienzos.



El simbolismo de esta novela es muy palpable, pues justo cuando Celia y su familia vuelven a España, tras una temporada exiliados en Argentina, el  país  está bajo el régimen franquista, y aunque en la novela no se dice como tal, se sabe, pues están en esos años de posguerra en el viven en un piso en la calle Serrano de Madrid que comparten con  la otra parte de la familia de Celia ( tía Rosario y sus hijos Carmelina, Rosaura, Frutitos y Tomasín), que no abandonaron el país cuando estalló la guerra civil.

 Estas dos familias comparten casa, pero cada uno de ellos sabe hasta dónde puede pisar, pues la casa está dividida en dos partes. Además, no se llevan demasiado bien. También forman parte de la familia la niñera doña Benita, la anciana metida en un cuerpo de niña, y compañera de momentos divertidísimos de Mila y Patita; y Valeriana, una criada joven, humilde y muy trabajadora que representa, junto a Celia, ese lado maternal que falta en la familia desde la muerte de la madre. Estos dos personajes,  ya forman parte de la familia y son un pilar imprescindible en la vida de Celia, Patita y Mila.


                                                      



                                                       Doña Benita junto a Patita y Mila



                                                                           Valeriana


"Celia se casa y se calla", dice Nuria Capdevila Argüelles, (2018) en el prólogo de este volumen. La razón de esto tiene varias explicaciones. La primera, que el editor le comentó a Elena Fortún su deseo de casar a Celia, pues era lo que todas las lectoras de Celia desde su más tierna  infancia, iban o estaban a punto de hacer. Cuando Elena Fortún vuelve a España, hay un régimen nacional- católico donde impera el sistema patriarcal y la iglesia. El destino de toda mujer era casarse y ser una madre de familia sin más aspiraciones que la de contentar al marido y a su familia. 

Como mujer feminista y reacia al matrimonio y a la vida doméstica, Elena Fortún buscaba otro destino para su heroína, quería que fuese una mujer libre e independiente, con sus estudios y su trabajo, sin más florituras. Así que cuando Manuel Aguilar le comentó su propósito, Fortún, dudosa, no sabía qué hacer hasta que finalmente, decidió casar a Celia con el motivo de realizar una crítica a  la vida matrimonial y doméstica mediante los ojos nuevos y curiosos que lo cuestionan todo, de Mila, su hermana pequeña de ocho años.





Más adelante, en 1951, un año antes del fallecimiento de la autora,  publicaría un último libro titulado Patita y Mila, estudiantes donde dará el protagonismo a las hermanas pequeñas de Celia; Patita y Mila, y en la que contará algunas de sus vivencias como bibliotecaria mediante el personaje de Patita, que realizará unas prácticas en una biblioteca de la ciudad de Barcelona. 
En este libro, la autora, se despide de Celia, como su personaje predilecto en casi  toda su creación literaria por varios motivos. El primero, se debe a que parte de lo que se cuenta en sus libros, son historias biográficas de la autora, del contexto y del momento en las que las está escribiendo. 
Elena Fortún era una gran narradora de la realidad, mediante la observación, era capaz de crear numerosas y, muchas de ellas, divertidas situaciones en las que hace una sátira o crítica muy sutil a muchos de los convencionalismos de su época. 






En Celia se casa, mediante la voz predominante de Mila, somos partícipes de los meses anteriores al enlace de Celia con su prometido. Y lo divertido de toda esta historia, que por el título puede parecer ñoña y cursi, es que Elena Fortún, que no creía en los finales felices ni en el matrimonio ( y ella estuvo casada), introduce  pinceladas sutiles de la lógica infantil de Mila y de Patita, dos niñas que se cuestionan todo lo que ven y oyen de los adultos que les rodean; se cuestionan el porqué del matrimonio y en qué consiste dicha ceremonia.

 En los primeros capítulos Patita (12) y Mila ( 8) mantienen conversaciones similares a esta:

-¿Sabes? ¡Celia se casa! Acaba de decírmelo.
-¿Qué es casarse?
-Pues casarse es...  ponerse un vestido blanco y retratarse con un señor.
-¿Con cuál señor se va a retratar Celia?
-¡Con Jorge! ¡Huy, qué tonta! ¡Creí que lo sabías!
-Oye, Patita, ¿tú te vas a casar también?
-Yo no. ¡Yo no me casaré nunca!
-¿Por qué?
-Porque no. Tengo que cuidar de papá. Todo el mundo tiene que cuidar de alguien...¡Si no, se muere de pena!¿Conoces a Charito? Es la señora del principal. Antes le daban soponcios a cada momento y tenían que meterla en la portería para darle aire. Yo le regalé un perrito que había encontrado en la calle y que estaba perdido y desde que lo tiene ya no le dan soponcios. ¡Ya ves tú!
-¡Ah! Y yo cuido de Piolín. ¿Verdad, precioso? ( se refiere a su perro)
...



                                                                  Celia y sus hermanas



Además,  relata con mucho ingenio y sentido del humor las ocurrencias,  las trastadas y las verdades de los niños y niñas de la saga como nadie más supo hacer. Para escribir  buena literatura infantil, no hay que puerilizar a los personajes o las situaciones, sino , sencillamente, conocer a los niños desde dentro y desde fuera; observar su conducta ( ser un gran observador de la cotidiano), ponerse en el lugar de ellos, pensar y razonar como ellos hacen ( muchas veces mejor que los adultos), y seguir teniendo un lado infantil que Elena Fortún, pudo presumir de no haberlo perdido nunca.


En el capítulo XX, titulado: "El pulgo y la pulga se van a casar" Mila y Patita junto con otras niñas deciden crear un periódico en el que publicar noticias y cuentos. Las hermanas de Celia, deciden encargarse del cuento, pero no se les ocurre de qué hacerlo.  Doña Benita decide ayudarles con la tarea:

-Pues hijas, este era un lobo pardo, tan flaco que los huesos le bailaban dentro de la pelleja. El pobresito no había comido ná. En el invierno too se tapa con la nieve y no queda ni una coruja fuera. Pero llegó er verano, y el sol desheló la nieve, y er lobo se fue a viví a una cuevesita en lo más alto de la sierra, por donde estaba el caminito de las ovejas...
-Oye, doña Benita:¿se va a comer el lobo a los corderitos?
-Sí, hijas, ¡se los va a comer uno a uno!
-Pues que no pasen los corderitos.
-No tienen otro remedio...¿No veis que es el camino?
-¡Pues yo no quiero que pasen!
-Pero, ¡hijas de mi arma!, si el cuento es así, ¿ cómo hago yo para que no pasen?
Patita lo escribía llorando, y decía que le daba mucha pena, pero que no había otro remedio. Entonces yo le quité el papel y lo rompí en pedazos chiquitos.
-¡Se acabó! Ya no pasan los corderitos porque yo no quiero. Eso es un cuento muy feo.
Jesú, hija, y qué ventolera te ha dao! Pue lo cuento tienen que ser triste para que emosionen...
-¡Pues yo no me quiero emocionar, ya ves tú!

Tras varios intentos fallidos, muy divertidos con doña Benita que les cuenta una historia "muy triste", el padre, les da una idea: Papá dijo que si queríamos hacer uno de animales, teníamos que observarlos mucho para darnos cuenta de lo que piensan.




Una idea que Elena Fortún, también compartía y que ponía en práctica a la hora de escribir sus novelas.



En el capítulo XXVIII titulado "Ceremonias y parecidos"  Mila nos cuenta lo difícil que es para ella entender a los mayores y lo complicado que es contentarlos, porque muchas veces no se acierta con lo que ellos esperan de ella. 
El padre y toda la familia están agobiados con los preparativos de la boda de Celia, que ya está al caer, y surge la siguiente conversación entre Mila y el padre:

-Temo alguna incorrección por nuestra parte. Estas niñas, educadas sin madre... y yo tan descuidado con toda clase de ceremonias. Mila, sobre todo, es un desastre.
-¿Yo, papá?
-Sí, tú ¡pobrecita! Siempre cambiando de lugar... Ni siquiera has tenido un colegio en que te eduquen bien. 
-¡Pero, papá, si yo...!
-¡Cállate! Todo lo equivocas. Lo mejor es que te estés quieta y no digas nada.

...

Luego, Mila ,nos cuenta otras anécdotas que le suceden en el colegio donde tampoco parece acertar con nada ni nadie:

Lo mismo me ocurre con lo que explican en el colegio. ¡Porque no lo explican bien! Dijo la madre que Dios hizo el mundo de la nada.
-¿Qué es la nada?
Ninguna niña lo sabía. Y yo pensé, pensé...igual que siempre, cerrando un poquito los ojos y figurándomelo todo.
-¡Ya sé lo que es la nada! Es un caldero lleno de espuma.

...

También la madre dijo que cometemos muchos errores, y luego no explica lo que es.
-¿Qué son errores?
Pues tampoco lo sabía ninguna de la clase, y yo lo pensé enseguida.
-Es que roncamos por la noche.
-¿Y eso hay que confesarlo?
-¡Claro! No se debe roncar.

...

En una conversación familiar Jorge, el futuro marido de Celia, comenta asombrado la gran imaginación de Mila y de Patita que son capaces de ver paisajes donde no los hay. Y las hermanas en el colegio ponen a prueba la imaginación de las demás niñas y de las profesoras.

Ahora les hacemos cerrar los ojos a todas las niñas del colegio para saber si tienen imaginación.
-¡No veo nada! ¡Está oscuro!- dicen todas.
-Es que no tienes imaginación.
-¿Qué es imaginación?
-Pues imaginación es..., que tienes un cine dentro de la cabeza y suena música y todo.
-¿Y hablan?
-Sí; si quieres que hablen, hablan y suena música y todo...
-¡Huy qué mentira! Se lo voy a decir a la madre.
Y se lo dijo a la madre, y claro, la madre dice que Patita y yo estamos trastornadas con la boda de Celia, y que lo mejor será que no  hablemos con nadie, y que lo que pasa en las casas no importa en el colegio.

Aquí, Fortún, aprovecha para demostrar ,una vez más, la rigidez y la falta de comprensión de la educación de aquellos años, donde no está permitido salirse de la norma impuesta por la estricta orden de los adultos, ni contar asuntos "ajenos " que al parecer en esa época no tenía importancia dentro de las paredes del colegio de monjas. Por su puesto, toda esta pequeña crítica,  tuvo que hacerla con mucho tacto y cuidado, porque en su momento los libros de Elena Fortún estuvieron censurados, sobre todo el de Celia en el colegio que hasta el año 1968, estuvo sin publicarse. Además, durante su exilio en Buenos Aires, la censura franquista pidió un informe de la escritora a su editor para sacar información sobre ella y sus ideas políticas. Manuel Aguilar, tuvo que dar la cara por su amiga y esconder posible información que la habría comprometido para toda la vida ( Capdevila-Argüelles,2018). Elena Fortún comenzó a escribir Celia se casa cuando ya estaba de vuelta en España, y si quería seguir escribiendo, tenía que evitar salirse de la norma.





En cuanto a la voz de Celia, aparece en casi todos los capítulos , pero ya no tiene el protagonismo de los primeros libros de Elena Fortún, donde la sociedad de aquellos años de la república española ha cambiado mucho la manera de ver el mundo. Y Celia también ha cambiado, es una joven con estudios, pero va a casarse y se va a olvidar por completo de su sueño de inventar y contar historias, que su hermana pequeña Mila, parece haber heredado también esa vocación. Y que a diferencia de esta, si queda la esperanza de que Mila se convierta en esa mujer moderna y emancipada que Elena Fortún quiso para sí misma y para su personaje más preciado. 




Mila y su perro Piolín







Referencias bibliográficas:
Fortún, E. ( 1950) Celia se casa. Editorial Renacimiento.


Imágenes:
https://www.infobae.com/america/cultura-america/2019/11/18/las-esclavas-de-franco-como-la-dictadura-fascista-hizo-de-la-mujer-una-prisionera-de-su-marido-y-su-casa/

Biblioteca de la Real Academia Española. Archivo personal de Elena Fortún.

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