lunes, 8 de agosto de 2022

Agradecimientos

 

 El principio de un comienzo

 Creo en la magia del destino o, al menos, me gustaría creer en él, y por eso lo hago. Desde que empecé con la idea de hacer un blog o algo dedicado exclusivamente a Elena Fortún, a su vida y a su obra , me he puesto a pensar en las veces que he estado acercándome a ella sin ni siquiera saber de su existencia. A veces , por la noche, cuando no me puedo dormir, me pongo a pensar en muchas cosas y a intentar darles un sentido. Anoche, sin ir más lejos, tenía los ojos de búho y me pregunté sobre lo que vengo a hablar en esta entrada.

¿Cuándo fue la primera vez que supe de la existencia de Elena Fortún? Pues, recuerdo que fue en el verano de 2021, no ha llovido mucho desde entonces. Recuerdo que estaba en una librería buscando algún libro para mí, ocupando las horas y dejando volar mi imaginación, pues el verano se me hace largo y me pongo melancólica. Por aquel entonces, me interesaba mucho la literatura infantil y juvenil, que si es buena, me gusta independientemente de si es juvenil o no, pero algunas tienen un encanto especial. Buscando entre las estanterías, me topé con un título curioso y que me recordó a dos amigas de cuando iba al instituto, que me hablaron en alguna ocasión de él. Se titula: Tuerto, maldito y enamorado y la autora se llama Rosa Huertas. 

Pasé parte de las  tardes del verano sumergida entre la historia de aquel libro tan bonito y sencillo, con una trama original narrada en primera persona por Elisa, una adolescente que vive en la calle Toledo de Madrid, cuna de  la literatura española, pues en esa calle al parecer vivieron y frecuentaron varios escritores españoles del siglo de Oro : Quevedo, Lope de Vega...



                                                   Fotografía antigua de la calle Toledo


A esta joven, le ocurre una cosa muy curiosa y es que, visitando la biblioteca de su instituto, se le aparece un espectro atormentado por el pasado, que le pide ayuda desesperadamente para encontrar la razón por la cuál él ha acabado ahí. Este espectro, tiene relación con el conocido escritor  y dramaturgo Lope de Vega. Elisa, una joven un tanto miedosa, se debate entre ayudar a este pobre espíritu para encontrar la paz en el más allá, o por el contrario, dejar atrás los fantasmas que le atormentan y no la dejan en paz desde aquel misterioso incidente.



                                              Tuerto, maldito y enamorado de Rosa Huertas

Como quedé tan encantada con la historia, quise averiguar más sobre la autora Rosa Huertas, descubrir otros títulos y saber un poco de ella. Investigando en internet, averigüé que ha sido profesora de secundaria, de Lengua Castellana y Literatura; que ha escrito otras novelas infantiles y juveniles en las que mezcla personajes literarios de nuestra historia de la literatura, con historias emocionantes que atrapan al joven lector desde las primeras páginas.  Y que descubrió el maravilloso placer de la lectura gracias a un libro de  una tal Elena Fortún cuyo título es : Celia, en el colegio. Al principio, no me llamó mucho ni el nombre de la escritora ni aquel libro, no sé por qué. En cambio, un día, pasando por la librería, me encontré dos veces con dos novelas infantiles de Elena Fortún : Celia, lo que dice de Alianza editorial   Celia, en el colegio de la editorial Renacimiento.  Así que pensando en que había sido el destino el que me había puesto delante esos dos nombres tan bonitos: Elena y Celia, decidí llevarme el volumen de Celia, en el colegio. Además, caí en la cuenta de que en otro libro que me llevaba ( Caperucita en Manhattan de Carmen Martín Gaite) junto con el de Elena Fortún, tenía una cita muy bonita en la primera página del libro. Dice así:



                                         Caperucita en Manhattan de Carmen Martín Gaite




"A veces lo que sueño creo que es verdad, y lo que me pasa me parece que lo he soñado antes...

Además, lo que ha pasado no está escrito en ninguna parte y al final se olvida.

En cambio, lo que está escrito es como si hubiera pasado siempre".


                                                                                                        Elena Fortún,   Celia, en el colegio.




Esta preciosa cita, tomada de uno de los libros de Elena Fortún, me llevó a interesarme más sobre este escritora tan misteriosa y lejana a mí. Caí en la cuenta de que eran novelas infantiles anteriores a la época de la infancia de mi abuela ( años 30 y 40), así que le pregunté a ella si las conocía, pero mucho me temo que por culpa de la censura franquista, la mayoría de libros que no fueran del agrado de unos cuantos, acabaron apartados del mercado y de las pocas bibliotecas que habría en esa época ( si es que había). Fue entonces cuando empecé a leer Celia, en el colegio, el segundo volumen de una saga protagonizada por Celia, una niña preguntona, curiosa y traviesa de siete años, la edad de la razón- como dice Elena Fortún en el prólogo de Celia lo que dice- y fue en ese momento cuando me enamoré de su estilo narrativo, de las divertidas situaciones que acontecían en la novela y del ingenio de aquellos diálogos teatrales y de una lógica desternillante por parte de la niña y aplastante de cara a las contradictorias actitudes de los adultos. Me sorprendió que en esa época, una escritora se interesara por poner como protagonista y narrador de la historia al niño que, a través de sus ojos nuevos,  todo lo ve con asombro y curiosidad como si lo que aconteciera en torno suyo fuese mágico. Y esto me gusta mucho como maestra de educación infantil recién graduada que soy. 



 Como decía María Montessori: Dejad que los niños pinten en el suelo, que sea el maestro el que se agache. En esta cita se entiende que somos nosotros, los adultos , los que deberíamos adaptarnos a las necesidades de los niños y no al revés; también se deja entrever que muchas veces, los niños tienen criterio propio y capacidad para decidir por ellos mismos, para pensar en lo que según ellos está bien o mal según sus sentimientos. Y es por eso, por lo que esta cita me recuerda a los libros de Elena Fortún, pues ella, enamorada de la pedagogía de la Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos y donde ella llevó a sus hijos, adoptó posiblemente el estilo educativo de aquella institución donde ponía como protagonista al niño en su propio camino de aprendizaje. Todos los libros de Elena Fortún, o, casi todos, deja entrever su entendimiento para con los niños, su empatía y su admiración.

-¿Sabes por qué están tan tristes y aburridas las personas mayores? Pues porque nada les interesa. Como han visto muchas veces salir el sol, volar los pájaros y correr el agua, se figuran que todo ello es lo más natural del mundo. En cambio tú, como tienes los ojos nuevos, estás siempre asombrado.

(Elena Fortún, 1928)   


Así que, me gustaría pensar que a lo largo de este último año, los espíritus de algunas escritoras ya fallecidas, como es el caso de Elena Fortún, Carmen Martín Gaite, Carmen Laforet... han hecho sus tejemanejes para que yo llegase hasta ellas, hasta su obra y sus vidas para que no las dejemos en el olvido, pues hicieron mucho en la literatura de su tiempo y para el nuestro. Por tanto, gracias a Rosa Huertas, a las conversaciones con dos amigas de mi adolescencia,  a Carmen Martín Gaite y al destino, estoy descubriendo un mundo nuevo,  el de Elena Fortún, una literatura que no conocía y de la que no me voy a cansar nunca de releer.



                                             

Referencias bibliográficas:

Huertas, R.( 2010) Tuerto, maldito y enamorado. Edelvives.

Martín Gaite, C.( 1998) Caperucita en Manhattan. Siruela.

Fortún, E. (1932) Celia, en el colegio. Editorial Renacimiento.

Dorao,M.(1999) Los mil sueños de Elena Fortún. Alboroque ediciones.

Bravo-Villasante, C.(1986) Elena Fortún (1886-1952). Publicaciones de la asociación española de amigos del IBBY.

Enlace de la imagen:

https://www.fotocommunity.es/photo/calle-toledo-madrid-jose-francisco-martinez-garcia/32869494


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