viernes, 2 de septiembre de 2022

El cancionero infantil de Elena Fortún

 En 1934, la editorial Aguilar, publica Canciones infantiles, un cancionero que recopila canciones de toda la vida recogidas y trabajadas por dos mujeres importantes del pasado siglo. Estamos hablando de Elena Fortún, la escritora de literatura infantil más querida de los años 30, 40 y 50 del siglo XX, y de María Rodrigo ,compositora, concertista y directora de orquesta, que tras el estallido de la guerra civil, partió al exilio como Fortún, pero Rodrigo, a diferencia de Fortún, nunca regresaría  a España, y su huella quedaría destinada al olvido. 

Es por ello que, la editorial Renacimiento, ha querido recordar a estas dos mujeres partícipes de la renovación de la mujer en aquellos años anteriores a la guerra, que se conocieron en el famoso Lyceum Club. Dos mujeres que lucharon por demostrar su valía mediante esfuerzo, trabajo constante, y en equipo con conciencia de grupo, que llegaron a poder ganarse la vida escribiendo, como Fortún, o componiendo melodías como Rodrigo.


Fortún


Rodrigo



Se trata, por tanto, de un libro especial y único en el que podemos descubrir y reconocer algunas de las canciones que  cantaban  los  niños y niñas de antaño en las plazas, en las calles, y en sus casas. Canciones de toda la vida que, a día de hoy, van quedando sumamente en el olvido, porque las pantallas están ganando un terreno importante, y ya es raro ver a un niño de cinco años, por ejemplo, jugando y cantando: Quisiera ser tan alto como la luna, ay ay, como la luna, como la luna... Ya lo decía Elena Fortún, en el prólogo de su libro: ¡Bellas canciones infantiles, próximas a perderse para siempre o a quedarse fosilizadas entre las páginas de los libros sabios!

Al parecer, Elena Fortún era una visionaria y sospechaba que con el paso de los años, las canciones de la infancia, los juegos de palabras, las rimas.... iban a ir desapareciendo poco a poco. En nuestras manos está que esto no suceda por el bien de la infancia y la felicidad de niños y de mayores que disfrutamos jugando y cantando tanto en casa como en la calle sin echar de menos una pantalla de un teléfono móvil o televisor. A mí me preocupa como maestra de educación infantil que haya niños y niñas que no sepan jugar, que se aburran al cabo de unos minutos y no sepan entretenerse con nada de lo que encuentran a su alrededor.  

Aún recuerdo con nostalgia los ratos que pasaba en el patio con los niños de la escuela  donde realicé las prácticas, en los que en muchas ocasiones les cantaba alguna canción como la del corro de la patata y los niños de tres años gozaban haciendo corro y cantando al compás, o cuando se ponía nublado y de repente uno de ellos empezó a cantar : Que llueva , que llueva, la Virgen de la cueva... En más de una ocasión pensé : "Algo estamos haciendo bien, vamos a mejorar y a seguir así".  

Aunque, posiblemente, muchas personas adultas opinen que no tiene mucha trascendencia esto, que para ellos es mucho más importante y mejor que su hijo/a pase muchas horas sentado realizando fichas en la escuela, aprendiendo inglés y chino, si hace falta, y  luego en casa lo entretienen buenamente como pueden con las tres clases de pantallas a cada cual más atractiva y adictiva para un niño tan pequeño con poca capacidad de autocontrol. Aún así,  animo a todos : a padres, familiares y maestros, que nos acerquemos a la poesía, a las canciones rimadas, a los juegos de palabras, que son preciosas y ayudan a los niños a adquirir el lenguaje, a desarrollar el habla, la imaginación, el gusto y el placer por las canciones, la poesía y la belleza de las palabras.


Y, después de este breve inciso, ahora sí, vamos a hablar del cancionero de Elena Fortún y María Rodrigo.



Este bello libro recoge canciones divididas según la época en la que se  originaron y cantaron. Algunas de ellas, todavía nos suenan a muchos de mi generación, e incluso a los niños pequeños de hoy día, solo que algunas de estas canciones, con los años, han ido sufriendo varias modificaciones. Las autoras las recopilan según su origen y época, es por ello que, podemos encontrarnos canciones de los siglos XVI, XVII como por ejemplo: Monjita del monasterio,  Delgadina,  Me casó mi madre, Romance del amor y de la muerte..., entre otras.
 También hay canciones del XVIII y del XIX como por ejemplo: La tarara, Las ovejuelas, Los cuatro novios, Muriéndose de risa... Y luego hay canciones que se recogen en subtítulos como Romance de ciego, Viejas canciones, Viejas canciones infantiles, Canciones adaptadas del francés, Otras canciones, e Invocación que entre todas ellas, podemos encontrar canciones muy curiosas y graciosas. 
En cambio, hay canciones como las que voy a indicar aquí bajo,  que las conocía y las había escuchado, pero algunas de ellas no las sabía enteras, conocía la melodía o me sonaban.


-Quisiera ser tan alta como la luna 

Quisiera ser tan alta como la luna
ay ay 
como la luna
como la luna...



-El barquero 

Al pasar la barca,
me dijo el barquero:
"Las niñas bonitas no pagan dinero"
Al volver la barca
me volvió a decir:
"Las niñas bonitas
no pagan aquí"

En la actualidad hay otras versiones que habremos escuchado en internet en los vídeos de canta juegos. Pero, esta es la versión antigua, la original.



-Arroyo claro 

Arroyo claro,
fuente serena, quién te lava el pañuelo
saber quisiera.

 Como todas, se trata de una canción tradicional muy antigua, y que el gran poeta español Federico García Lorca, compuso unos versos a raíz de esta canción infantil que tituló Balada de la placeta  y dice así: 

Cantan los niños
en la noche quieta:
¡Arroyo claro,
fuente serena!

¿Qué tiene tu divino
corazón en fiesta?
Un doblar de campanas
perdidas en la niebla.

Ya nos dejas cantando
en la plazuela.
¡Arroyo claro,
fuente serena!

¿Qué tienes en tus manos
de primavera?
Una rosa de sangre
y una azucena.

Mójalas en el agua
de la canción añeja.
¡Arroyo claro,
fuente serena!

¿Qué sientes en tu boca
roja y sedienta?
El sabor de los huesos
de mi gran calavera.

Bebe el agua tranquila
de la canción añeja.
¡Arroyo claro,
fuente serena!

¡Voy en busca de magos
y de princesas!
¿Quién te enseñó el camino
de los poetas?
La fuente y el arroyo
de la canción añeja.
¿Te vas lejos, muy lejos
del mar y de la tierra?

Se ha llenado de luces
mi corazón de seda,
de campanas perdidas, 
de lirios y de abejas.
Y yo me iré muy lejos,
más allá de esas sierras,
más allá de los mares,
cerca de las estrellas, 
para pedirle a Cristo 
Señor que me devuelva
mi alma antigua de niño, 
madura de leyendas,
con el gorro de plumas
y el sable de madera.

Ya nos dejas cantando
en la plazuela.
¡Arroyo claro,
fuente serena!






A continuación, La Tarara, que consta de los siglos XVIII- XIX.


-La Tarara

Tiene la Tarara
un vestido blanco
que solo se pone 
en el Jueves Santo.

La Tarara, sí
la Tarara, no;
la Tarara, madre,
que la bailo yo.

Tiene la Tarara 
un dedito malo
que no se lo cura
ningún cirujano.

La Tarara, sí
la Tarara, no;
la Tarara, madre,
que la bailo yo.

Tiene la Tarara
un cesto de frutas
y si se las pido
me las da maduras.

La Tarara, sí
la Tarara, no;
la Tarara, madre,
que la bailo yo.

Tiene la Tarara 
un cesto de flores
que si se las pido
me las da mejores.

La Tarara, sí
la Tarara, no;
la Tarara, madre,
que la bailo yo.


Hay otra versión de Federico García Lorca, para mí, mucho más  bonita que dice así:


La Tarara, sí,
la Tarara, no,
la Tarara , niña, 
que la he visto yo.

Lleva mi Tarara
un vestido verde
lleno de volantes
y de cascabeles.

La Tarara , sí
la Tarara, no; 
la Tarara niña 
que la he visto yo.

Luce mi Tarara
su cola de seda
sobre las retamas
y la hierbabuena.

La Tarara, sí,
la Tarara, no;
la Tarara , niña, 
que la he visto yo.

Ay, Tarara  loca
mueve la cintura
para los muchachos
de las aceitunas.

La Tarara, sí,
la Tarara, no;
la Tarara , niña, 
que la he visto yo.



Y por último, las canciones que sí o sí hemos de conocer o, al menos, nos tienen que sonar, porque en nuestra infancia, estoy segura de que las llegamos a escuchar y a cantar en la escuela o en casa de nuestra abuela:

-La rana

Cucú, cucú, cantaba la rana
cucú, cucú, debajo del agua,
cucú, cucú, pasó un caballero,
cucú, cucú, de capa y sombrero,
Cucú, cucú pasó una señora,
 Cucú cucú con falda de cola,
Cucú cucú pasó una criada,
Cucú cucú llevando ensalada,
Cucú cucú pasó un marinero,
Cucú cucú vendiendo romero,
Cucú cucú le pidió un ramito,
Cucú cucú no le quiso dar,
Cucú cucú se echó a revolcar.




-La muñeca
Tengo una muñeca
vestida de azul,
con su camisita
y su canesú
La saqué a paseo, 
se me constipó, la tengo en la cama 
con mucho dolor.
Dos y dos son cuatro,
cuatro y dos son seis
seis y dos son ocho
y ocho dieciséis
Y ocho veinticuatro
y ocho treinta y dos,
ánimas benditas
me arrodillo yo.



-El patio de mi casa
El patio de mi casa
es muy particular:
cuando llueve, se moja, 
igual que los demás.
Agáchate
y vuélvete a agachar, 
que las agachaditas
saben bailar.
H-I-J-K,
L-LI-M-A
que si tú no me quieres
otro amante me querrá
H-I-J-K
L-LI-M-O
que si tú no me quieres
otro amante tendré yo.

Esta canción , a día de hoy, también ha tenido algún cambio. Han cambiado la palabra amante por amigo/a y luego han añadido otros versos: 
Chocolate, molinillo
corre corre
que te pillo
a estirar, a estirar
que el demonio va a pasar.


-Mambrú se fue a la guerra (adaptada del francés)

Mambrú se fue a la guerra ,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Mambrú se fue a la guerra, 
no sé cuando vendrá,
do re mí
do re fa
no sé cuando vendrá.
...


-¡Que llueva!

Que llueva, que llueva
la Virgen de la cueva
los pajaritos cantan
las nubes se levantan.
¡Que sí, que no!
Que llueva el chaparrón.
Ron , ron , ron.

En esta versión, la original,  también ha habido una modificación al final de la canción. La versión que yo cantaba en mi infancia y que he cantado a veces con los niños de la escuela  dice así: 

¡Que sí, que no!
Que caiga un chaparrón,
y que se mojen los cristales de la estación
y los míos no porque son de cartón.



Esta última, Mayo, es de las que más me gustan, yo no la había escuchado nunca, pero hace poco, leyendo Celia institutriz en América, de Elena Fortún, apareció parte de la letra de esta canción. La versión original es esta:

-Mayo

Una tarde 
fresquita de mayo,
cogí mi caballo,
me fui a pasear
por la senda
donde mi morena
gentil y risueña
solía pasar.
Yo la vi que cogía una rosa,
yo la vi que cogía un clavel;
yo le dije: " Jardinera hermosa,
¿ me das una rosa del rico vergel?


Elena Fortún y María Rodrigo, preocupadas por una posible pérdida de las canciones populares de su infancia y la de sus antepasados, decidieron poner en marcha este maravilloso proyecto y pasear por los diferentes lugares de Madrid, su ciudad natal, para cantar con las niñas de las plazas y de los parques. Gracias a ellas, tenemos en el presente esta joya bibliográfica para consultar, para recordar, para investigar o para disfrutar, tanto  jóvenes  como mayores.






Referencias bibliográficas:

https://www.meryvarona.es/maria-rodrigo-pianista-y-compositora/

Torregrosa, J.R ( 2000) Arroyo claro, fuente serena. Antología lírica infantil. Vicens Vives

Fortún, E,. & Rodrigo, M. ( 1934) Canciones infantiles. Renacimiento


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Animación lectora I : Antonia Rodenas, maestra y cuentista.

 Animación lectora para maestras y niños de infantil En la entrada de hoy vengo con tres libros escritos por la maestra de infantil, ya jubi...