lunes, 26 de septiembre de 2022

Mila, la hermana pequeña de Celia.

 Tras haber leído Celia se casa y Patita y Mila, estudiantes, y haber conocido a Mila, la hermana más pequeña de la familia Gálvez, no he podido resistirme a saber más de esta niña pequeñaja e intrépida que protagoniza este libro infantil de aventuras por varias ciudades españolas que recorre sola y con un perro de acompañante llamado Piolín.


 Resulta que desde que comencé a leer los libros de Fortún, especialmente los de Celia, lo hice sin tener en cuenta el orden. Y sus libros realmente tienen un orden  cronológico de toda la familia Gálvez de Montalván. Comienza con la historia de Celia en Celia lo que dice, le continúa Celia en el colegio, después Celia novelista, Celia en el mundo y, por último, Celia y sus amigos. Para después seguir con la saga de la familia mediante la voz protagonista de Cuchifritín, el hermano de Celia, y después de Matonkikí, la prima de estos. 

Cuando estalla la guerra, Fortún continúa escribiendo y saca a la luz Celia madrecita, para después continuar con Celia en la revolución , que no saldría a la luz hasta 1987 y, acto seguido, estando la autora en el exilio argentino, escribe Celia institutriz en América, libro que nos hará partícipes de las aventuras y desventuras de Celia y su familia para adaptarse a un nuevo mundo y comenzar de cero en un país que separa todo un océano del suyo. 

Estando en el exilio Fortún escribirá El cuaderno de Celia, un libro que no forma parte del eje cronológico de la saga, pero que tiene un significado y un trasfondo muy potente. Encarnación Aragoneses ( Fortún) antes de su llegada a Buenos Aires, no se consideraba una persona católica practicante. Desde su infancia siempre tuvo muchos conflictos y cuestiones acerca de la religión debido, principalmente, a que la madre de esta, desde su infancia, había practicado un tipo de religión católica que no casaba con los valores que Encarnación consideraba necesarios para su vida y siempre anduvo buscando una espiritualidad que no encontraba en ninguna parte. Hasta que un día conoció a Inés Field, una mujer de una gran inteligencia y espiritualidad que influyó significativamente en la manera de ser y entender el mundo en el que vivía nuestra escritora.



 Y así fue como Encarnación ( Encarna para las amigas, Fortún para los lectores), acogió de nuevo la religión católica como modo de abrazar a aquel Dios que cuidaba de ella y a abrazarse a sí misma. Así fue como nació la idea de escribir un libro en el que, por un lado, abraza de nuevo la religión católica, de la mano de Inés y, por otro lado, intenta consagrarse con la censura franquista de aquellos años, que ya había censurado su libro de Celia en el colegio, por considerarlo de mala influencia para las niñas.


Madrid, 8 de enero de 1949.

Vuelvo a leer tu carta  y esas admirables palabras "Tú eres una creación de Dios, no una invención tuya..." son de una sabiduría que me traspasa de paz.- Le escribe Encarna a su amiga desde España tras haber vuelto del exilio y haber recibido la noticia del suicidio de su marido en Buenos Aires, mientras ella le esperaba en su casa de Madrid.

...


Encarna o Elena Fortún, por aquellos años, además de escribir El cuaderno de Celia, y de publicar también El arte de contar cuentos a los niños, comenzó a escribir las andanzas de Mila, la hermana pequeña de Celia, porque esta primera, ya no es una cría, y, por tanto, según la autora,  su vida ya no le interesaría a los niños y niñas lectores. Para ello, decidió comenzar con Mila, la hermana pequeña de Celia, que primeramente se publicaría en el suplemento de la  revista SEMANA, pero como tuvo tanto éxito, enseguida se hizo en formato libro, y el editor de la casa Aguilar, donde Fortún siempre había publicado, le animó a la autora a continuar con las aventuras de Mila, y así fue como nació Mila, Piolín y el burro. 

Así lo deja claro en una entrevista que le hizo la periodista Josefina Carabias a Elena Fortún tras su llegada a España, concretamente a Madrid, donde llegó en primavera y permanecerá allí hasta diciembre, tras el comunicado del fallecimiento de su esposo.


FRAGMENTO DE LA ENTREVISTA 

Diario, 6/8/1948

Elena Fortún, la creadora de Celia, acaba de llegar de Buenos Aires y trae en su maleta dos nuevos personajes. Son estos: Mila, la hermana menor de Celia, y Piolín, su perro.

-Y... ¿va usted a tener el valor de "matar" a Celia, esa niña tan salada que es más popular que usted misma?

-No me hable usted a mí de matar a nadie, por Dios... y menos a esa criatura mía. pero... Hágase cargo. Celia ya es una mujer. Tiene más de veinte años y no es posible que sus cosas sigan haciendo gracia a los niños. Después de haberla hecho crecer, no puedo ahora volverla hacia  atrás. Los niños se llamarían a engaño.

Es verdad. Los niños creen tan ciegamente en la existencia de Celia, que hay que andar con mucho ojo con ellos. Y no solo con los niños...Hay muchos mayores también que leemos los libros de Elena Fortún, porque nos divierten y porque en ellos se descubre el maravilloso secreto del escribir sencillo y llano.

-Hay también personas adultas- continúa diciéndome  Elena Fortún-que creen en la existencia de Celia. Yo no podía creerlo; pero verá usted lo que me pasó hace poco en la peluquería. Estaba yo arreglándome la cabeza y , de pronto,  la joven que me atendía me preguntó muy seria: "¿Cuántos años tiene ya Celia, señora?" Yo, creyendo seguir una broma, respondí: "Más de veinte". "Ah... pues estará ya muy guapa", respondió la chica, "Y, dígame usted, "¿no se casa? ¿no tiene novio?". "El editor quiere que la casemos"- dije yo-  "Pero...no sé, no sé qué hacer".

La muchacha abandonó entonces las horquillas que me estaba poniendo en el pelo y me dijo que era un disparate querer casar a Celia a la fuerza, y que no lo conseguiríamos, porque una niña tan independiente no se dejaría manejar por nosotros. En fin, que me di cuenta de que aquella  chica no había pensado nunca  que Celia fuera yo misma y que me había tomado simplemente por su madrina. Arreglé la cosa diciéndola que Celia no se casaría más que con un hombre estupendo y que fuera de su gusto y tuve que prometerla que un día llevaría a la "niña" a aquel establecimiento para que le hicieran los bucles.

-Supongo que los niños de Buenos Aires serán ya también amiguitos de Celia...

-No crea. Intenté sacarla en los periódicos, pero me dijeron que los niños de allá no se interesarían por una criatura que hablaba de forma tan distinta a ellos. No me quedaban, pues, más que dos soluciones: o hacer que Celia dijese "mucama", "pollera", y "macanudo", "ché"... lo cual equivaldría a desnaturalizarla, a convertirla en gallega, ya que para el vulgo de la Argentina somos gallegos todos los españoles. Para mi asistenta, yo era "gallega de Madrid" , como otros son gallegos andaluces o gallegos vascos. Pero gallegos todos. En vista de eso, yo opté por dejar a mi Celia en España hablando  como había hablado toda la vida.

-Y esta Mila que usted va a sacar ahora, ¿cómo es?

-Pues ya le he dicho que es la hermana pequeña de Celia. Creo que es menos inteligente que la otra, y , desde luego, muy preguntona. Lo más simpático de ella es que quiere mucho a los animales y que me ha salido de una intrepidez que a mí misma me asusta. Voy a tener que atarla en corto.

-Observo, Elena, que habla usted lo mismo que la peluquera. ¡Cualquiera diría que se trata de hijas de carne y hueso!

-Es que nuestros hijos de papel a veces nos salen tan díscolos como los hijos de verdad. Usted no puede figurarse lo que yo he tenido que luchar con Celia algunas veces. Todos los que escriben saben muy bien de qué forma el autor se ve a veces esclavizado por sus personajes.

-¿Y cuándo sale el libro de Mila y Piolín?

-Esos dos tipos son unos desconocidos que no tienen derecho a libro todavía. Por el momento, van a probar fortuna en los periódicos, que es donde hacemos los escritores nuestras primeras armas.

Saldrán en SEMANA igual que Celia, en sus tiempos,  salió en Blanco y Negro. Veremos si corren la misma suerte.

...

En esa entrevista Elena Fortún deja constancia de que está escribiendo Mil y Piolín  y, a la vez, está planteándose comenzar con Celia se casa que, finalmente,  no la comenzará hasta el año 1949, tras el fallecimiento de su marido y durante su estancia en New Jersey con su hijo. Dicha  novela que dará voz a Mila, también protagonizará el otro anteriormente citado, y el de Patita y Mila, el último de la colección. 




¿DE QUÉ VA MILA Y PIOLÍN?

Esta novela es de las más originales de la autora por varios motivos. El primero de ellos, se debe al cambio de protagonista, que pasa a ser la hermana más joven de la familia Gálvez, una niña que nace en Segovia, huérfana de madre tras el parto, que se ha criado con Celia y Valeriana, la criada de la familia, que ha vivido una época bastante complicada, primero con el estallido de la guerra civil, segundo con la marcha al exilio hacia Buenos Aires, donde se separará de Celia, porque esta tendrá que ponerse a trabajar para ayudar a la economía familiar, y tendrá que ser criada por su padre y Valeriana. 

Aún así, se le ve una niña bastante salada y feliz, como lo fue Celia, muy preguntona también,  como dejó claro Fortún en la entrevista de antes, pero un poco menos inteligente y que se mete en bastantes líos debido a su intrepidez y atrevimiento. 

La historia dará comienzo con la vuelta de la familia a España tras unos años en Argentina. La niña vuelve con sus tíos Rodrigo, el hermano de su padre, Lisson, la mujer de Rodrigo, además de Valeriana, la fiel criada de la familia y el perro al que llaman Piolín. En ningún momento se nos nombra a Celia, ni al padre, ni a los otros dos hermanos: Cuchi ( Cuchifritín) y Patita ( Teresina), que aparecieron en Celia institutriz en América . La pequeña Mila, al comienzo de la novela se pierde y a raíz de ese suceso irá viajando por diferentes lugares de España hasta llegar a la casa del pueblo de Segovia, donde se encuentra su familia, que la ha estado buscando y donde ella misma nació y se crio. Sin embargo, sí  que aparecen  otros personajes relacionados con la familia Gálvez de Montalbán como por ejemplo: doña Benita, la criada de la familia; a  tía Cecilia y sus primas en uno de los episodios más característicos donde encontraremos a Mila trabajando en un circo de titiriteros.

Otro de los aspectos más originales del libro es  su estilo didáctico, que mediante una historia de aventuras, en la que Mila, recorrerá, junto a su perro, algunas de las ciudades españolas como por ejemplo: Segovia, Galicia, Salamanca, Bilbao... Elena Fortún, aprovecha la ocasión para que algunos de los personajes que Mila se va encontrando por el camino, nos cuenten algún dato curioso e histórico de esa ciudad. Al parecer a la autora le gustaba mucho la historia y sentía un gran interés por la educación de los niños. Ella, que de joven llevaba a sus hijos a la ILE ( Institución Libre de Enseñanza), se vinculó de lleno a la manera de entender la educación para con los niños y niñas.

Y, como último dato sobre este libro es que, aunque a grandes rasgos tiene similitudes a sus otros libros, porque todos tienen ese humor tan característico de la autora, y a  la vez, un lado trágico, donde se nos muestra la otra cara de la sociedad, la pobreza, la miseria, la ignorancia y la malicia de una sociedad  que, tras la guerra, ha quedado marcada por el hambre y por el conflicto entre hermanos.





Con este libro que en su día estaba dividido en dos tomos, pero que en la actualidad la editorial Renacimiento recoge los treinta capítulos en un solo tomo, dará comienzo al protagonismo de Mila, una pequeña de siete años que, como su hermana Celia, en aquellos años felices anteriores a la guerra, se encuentra en la edad de la razón y mediante su lógica de niña y aplastante nos contará la vida de ella y la de su familia en esos años de posguerra española.

Al finalizar el libro y publicarlo Encarnación Aragoneses,  no estaba pasando por un momento personal agradable y esto se nota en algunos de los capítulos.

Referencias bibliográficas:

Fortún, E ( 1949) Mila y Piolín.  Renacimiento.


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