domingo, 28 de agosto de 2022

Lo que dice Elena Fortún.

 El primer libro de la colección Celia y su mundo, se titula Celia, lo que dice, y se publica en el año 1933.  Recibió tan buena acogida en el público infantil , que enseguida, el editor de la editorial Aguilar, le animó a Elena Fortún con la  continuación de  las andanzas y travesuras de Celia, una niña de siete años que se encuentra, según la autora, en la edad de la razón. Pero, mejor será que os dejé un fragmento de la introducción original  del libro, en la que la autora, presenta a los lectores a una niña como ellos, una niña real y nada idealizada ni mucho menos perfecta:

Celia ha cumplido siete años. La edad de la razón. Así lo dicen las personas mayores.(...) Es seria, formal y reflexiva, razonadora...Porque, ¿de qué serviría haber alcanzado la edad de la razón si no sirviera para razonar?

Así pensando y pensando, ha decidido que, siendo los mayores tan grandes y ásperos, tan diferentes en todo a los niños, no pueden comprender nada de lo que los niños piensan o hacen.

(...)

Felizmente, ella tiene siete años. ¡La edad de la razón! ¿Será por haber pasado de esa edad por lo que los mayores no comprenden las cosas más sencillas? ¡Y es inútil explicárselas! Sin embargo, Celia siente la necesidad de decirlo todo, y va a contar todos los menudos incidentes de su vida inquieta, que para los que tengan su edad serán claros y transparentes, y un poco absurdos para las personas mayores, tan intolerantes e injustas casi siempre.


Tras la publicación de Celia lo que dice, vinieron al mundo Celia en el colegio; Celia, novelista; Celia en el mundo, y por último, Celia y sus amigos. Tras un descanso del personaje de  Celia, dándole un mayor protagonismo a Cuchifritín, el hermano de Celia, y a Matonkikí, la prima, en el año 1939, durante la guerra civil, publicaría Celia, madrecita, un libro que dará paso y a la vez, marcará un antes y un después en la vida de Celia, y en la de su familia, tras la muerte de Pilar de Montalbán, la madre, y el estallido de la guerra civil ( Celia en la revolución), que marcará la vida de toda la familia hasta obligarles a abandonar su hogar en busca de un nuevo comienzo en Argentina como exiliados ( Celia institutriz en América).

Actualmente, la editorial Renacimiento está haciendo una labor impecable reeditando los libros de Elena Fortún, y ha sacado una colección llamada Biblioteca Elena Fortún en la que podemos encontrar todos los libros de Celia, tanto los primeros ( citados anteriormente), como los últimos: Celia, madrecita; Celia en la revolución (que hasta 1987 no vería la luz); Celia, institutriz en América, y Celia se casa. Además, añade El cuaderno de Celia , que escribe en 1947, durante su exilio, pero no como una continuación de la familia Gálvez de Montalbán. También, podemos encontrarnos con la continuación de la saga de la familia Gálvez mediante los libros de Mila y Piolín, y, por último, Patita y Mila, estudiantes. 



Además, hay otros libros de Fortún de carácter divulgativo y educativo como son: Canciones infantiles; Los cuentos que Celia cuenta a las niñas; El arte de contar cuentos a los niños ; Teatro para niños ,Lo que cuentan los niños( entrevistas a niños trabajadores durante los años 30). 







Otros  inéditos de carácter autobiográfico y lésbico como: Oculto sendero y El pensionado de Santa Casilda, y , además, dos maravillosos epistolarios titulados Sabes quién soy y Mujer doliente, publicados en el año 2020, que recogen las cartas que envió Encarnación Aragoneses, la mujer real que hay detrás de  Elena Fortún ( la autora) a su querida amiga argentina Inés Field durante los años 1948 y 1952.





 En cambio, los libros de Cuchifritín y Matonkikí, no se encuentran en dicha colección, pero supongo que se podrán encontrar en tiendas de segunda mano. Yo, de momento, no los tengo.



Volviendo al principio, los libros de Celia, son una maravilla, pues con mucho ingenio, gracia y emotividad Elena Fortún a través del personaje de Celia no solo va a plasmar una época concreta ( los primeros años de la  II República, los años convulsos de la guerra civil, y finalmente, los años de posguerra) sino que también va a crear una saga familiar repleta de personajes únicos y reales con los que podemos ver reflejado a alguien o a nosotros mismos. Podemos ver también esa lógica, esa alegría y asombro por lo cotidiano que tiene la  vida de los niños que, muy pocas veces saben valorar los adultos ,porque están demasiado ocupados en otros asuntos más materiales y menos trascendentales.





 Elena Fortún, hará una crítica al mundo de los adultos, a la educación completamente antipedagógica de aquellos años, y también, una crítica al funcionamiento de una sociedad que valora poco la educación y los derechos de los niños pertenecientes a  una condición social mucho más humilde que la de Celia, que pertenece a la burguesía republicana de aquellos años anteriores a la guerra civil, que todavía se encuentra en un regeneracionismo educativo y social.  Todo esto puede verse a lo largo de los capítulos de este libro: Celia, lo que dice en el que se ve como la madre de Celia, acude todas las tardes a tomar el té al Lyceum Club de Madrid ( lugar que también frecuentó Fortún con asiduidad durante aquellos años anteriores al estallido de la revolución). En otra entrada del blog, ya expliqué con más información detallada acerca del Lyceum Club, y el importante papel que tuvo para las mujeres de aquellos tiempos. En otro capítulo, Celia recibe regalos por Navidad, y preocupada porque su amiga , la hija del portero, no ha recibido ninguno, decide compartir sus juguetes con ella. O cuando está en una merienda con unos conocidos de su madre y decide ofrecerle unos bizcochos a una niña que no conoce de nada , pero que pasaba por allí y  parecía tener aspecto de pasar hambre.



Por otro lado, en cuanto a la crítica a la educación clasista y rancia de la época, podemos destacar muchísimas referencias en casi todos los capítulos; pero para poner algún ejemplo, se puede destacar la deliciosa escena en la que Celia está jugando a ser una mamá que defiende a su hija Julieta ( su muñeca) de la severidad de la institutriz miss Nelly, que resulta ser la verdadera institutriz inglesa de Celia. La escena finaliza cuando miss Nelly entra a la habitación de la niña y se la encuentra imitándola. 

Julieta es mi muñeca rubia, mi hija, y el Teddy Bear es miss Nelly, la institutriz, que se queja de mi niña.

-¿Qué hace mi pobre hija?-digo yo.

-No aprende nada.

-¿Y qué es lo que usted quiere que aprenda?

-Yo querer que aprenda gramática.

-¡Bah! ¿Y para qué sirve la gramática, me quiere usted decir?

-La gramática sirve para hablar bien.

-¡Mentira! Usted sabe mucha gramática y habla muy mal. ¡Vaya! Yo tengo siete años y no sé gramática, ¡ni quiero!

-Tampoco sabe aritmética. Ni siquiera sabe que dos y dos son cuatro!

-¿Cuatro qué?

-Cuatro.

-¡Ay, miss Nelly, miss Nelly, me está usted pareciendo tonta de remate! He leído en un libro de un señor que sabía mucho, que no se dice cuatro ni siete, sino cuatro manzanas, siete pajaritos, cinco niñas...

-No quiere levantarse por la mañana ni acostarse por la noche.

-¡Claro! Como que no tiene sueño cuando usted lo ordena, ni deja de tenerlo porque usted quiera...

-No quiere estudiar a sus horas.

-¿A qué horas?

-A las horas de estudio.

-Porque quiere jugar.

-A la hora de jugar quiere leer.

¡Justo! Pero miss, no sea usted testaruda. Julieta no puede levantarse a las ocho y estudiar a las nueve y comer a las diez porque no anda al mismo tiempo que el reloj.

-Las niñas deben ser ordenadas.

-¿Qué niñas?

-Las niñas distinguidas.

-Julieta no es una niña distinguida: es solo una niña buena.

-No es buena, es rebelde.

-¿Por qué?

-No quiere ir al Retiro por la calle de Serrano.

-Porque hay un perro que ladra mucho. y a usted, miss, lo mismo le sería ir por la otra calle.

-Si, pero hay que obligarla a ser obediente.

-¡No sea usted boba, miss!

-Además no quiere comer la sopa.

-Porque no le gusta.

-Pero alimenta...

-Cuando sea la sopa de almendras, y en vez de pescado le den natillas, y después tortas, y macarrones de postre, ya verá usted cómo tiene apetito Julieta. ¡Y yo también!

-Los dulces ensucian el estómago.

-¿Usted qué sabe? Pero estas institutrices se creen que lo saben todo...

-Yo he estudiado en Inglaterra.

-Pero aquí, no. Si  hubiera usted ido a mi colegio no sería usted acusona.

-¿Qué es ser acusona?

-Contar a las mamás todo lo que hacen las niñas.

-Para que las castiguen.

-¡Muy bonito y muy buena intención!

-Así se corrigen.

-¡Ah! ¿Es para eso? Pues entonces, para que se corrija usted, la voy a poner de rodillas, cara al rincón. ¡Ea! Está usted castigada hasta la noche.

...


Y, ya para finalizar, presentar y destacar a algunos de los personajes que aparecen en este tomo y que continuarán en otros libros, pues se trata de una saga familiar, y todos los personajes aparecen, evolucionan, crecen y cambian. La familia está compuesta por Juan Antonio Gálvez,  el padre. Al parecer todo indica que se dedica a la abogacía y al mundo de los negocios. La madre, Pilar de Montalbán, una madre un poco distante y despegada de su hija, representa el auge de la mujer moderna de aquellos años de la república que asiste con asiduidad al Lyceum Club. Doña Benita, la niñera de la familia, una mujer mayor, pero con un espíritu infantil que será capaz de empatizar con Celia en muchas de las situaciones que nadie más parece comprender. El bebé, al que llaman cariñosamente Baby, y al que llamarán más adelante Cuchifritín, es el hermano pequeño de Celia, y será víctima de las ocurrencias sin malicia de su hermanita mayor. También aparece tío Rodrigo ( que vive en África),  hermano del padre y Maimón, su sirviente de origen marroquí. Aparece en otro capítulo tía Julia, hermana del padre, también,  que tiene un hijo , Gerardo ( estos dos personajes desaparecerán durante Celia en la revolución). Y por último, aparece también Rosario, una prima del padre que también aparecerá junto a sus hijos en otros libros de la colección como en Celia se casa.



Como podéis comprobar, son muchos datos, nombres..., y al principio puede parecer confuso, pero se pueden leer los libros en orden o sin él, aunque es recomendable llevar una cronología familiar e histórica para entender mucho mejor todas las historias que Elena Fortún quería contar a sus lectores jóvenes y a los que ya no lo somos tanto, a través de la familia Gálvez de Montalbán, desde sus comienzos en la calle de Serrano hasta el último libro de la colección: Patita y Mila estudiantes. Elena Fortún falleció en 1952, un año después de publicar su último libro, y debido a un cáncer de pulmón, no pudo continuar con la historia de una familia madrileña que nos ha enseñado tanto y ya forma parte de nuestras vidas y de nuestros corazones.





Enlaces de interés:

https://www.ivoox.com/elena-fortun-audios-mp3_rf_32653649_1.html


viernes, 26 de agosto de 2022

Celia se casa y se calla.

 Adiós a la mujer moderna.



         Recorte de prensa dando la noticia del nuevo libro de Elena Fortún (retrato derecha)


Celia se va a casar, ya no es la niña y la joven que soñaba con ser bibliotecaria, escritora o abogada. Los años han pasado y la vida ha cambiado para unos más que para otros. Celia se casa es el volumen que escribe Elena Fortún tras su vuelta a España, después de haber vivido nueve años en Buenos Aires. 

La vida de Fortún también ha cambiado lo suficiente como para no querer saber más de Madrid, la ciudad que la vio nacer, crecer y comenzar como escritora. Es una ciudad que como dice ella, le trae malos recuerdos. Por tanto, tras pasar una temporada dura en Madrid tras la noticia del fallecimiento de su esposo en Buenos Aires, que se ha suicidado mientras ella estaba en España arreglando unos papeles para que Eusebio, pudiese regresar , pues era militar del bando republicano y querían asegurarse si podría volver a su tierra y a su hogar sin problema. 

Comienza a escribir este volumen. Su idea era escribir Celia bibliotecaria , donde plasmaría parte de su experiencia  como auxiliar de bibliotecas en la biblioteca municipal de Buenos Aires, pero su editor, Manuel Aguilar, le quitó esa idea de la cabeza; le dijo que había que casar a Celia. Muy a su pesar, decide contar la historia de Celia, que se va a casar con Jorge, el chico santanderino que conoce en el volumen Celia, madrecita y que, continuará apareciendo en Celia en la revolución y en Celia institutriz en América. Pero a diferencia de otras de sus novelas, esta historia la contará a través de la voz de Mila, la hermana más pequeña de la familia, una niña andrógina y  atrevida que nos recordará a la pequeña Celia en sus primeros comienzos.



El simbolismo de esta novela es muy palpable, pues justo cuando Celia y su familia vuelven a España, tras una temporada exiliados en Argentina, el  país  está bajo el régimen franquista, y aunque en la novela no se dice como tal, se sabe, pues están en esos años de posguerra en el viven en un piso en la calle Serrano de Madrid que comparten con  la otra parte de la familia de Celia ( tía Rosario y sus hijos Carmelina, Rosaura, Frutitos y Tomasín), que no abandonaron el país cuando estalló la guerra civil.

 Estas dos familias comparten casa, pero cada uno de ellos sabe hasta dónde puede pisar, pues la casa está dividida en dos partes. Además, no se llevan demasiado bien. También forman parte de la familia la niñera doña Benita, la anciana metida en un cuerpo de niña, y compañera de momentos divertidísimos de Mila y Patita; y Valeriana, una criada joven, humilde y muy trabajadora que representa, junto a Celia, ese lado maternal que falta en la familia desde la muerte de la madre. Estos dos personajes,  ya forman parte de la familia y son un pilar imprescindible en la vida de Celia, Patita y Mila.


                                                      



                                                       Doña Benita junto a Patita y Mila



                                                                           Valeriana


"Celia se casa y se calla", dice Nuria Capdevila Argüelles, (2018) en el prólogo de este volumen. La razón de esto tiene varias explicaciones. La primera, que el editor le comentó a Elena Fortún su deseo de casar a Celia, pues era lo que todas las lectoras de Celia desde su más tierna  infancia, iban o estaban a punto de hacer. Cuando Elena Fortún vuelve a España, hay un régimen nacional- católico donde impera el sistema patriarcal y la iglesia. El destino de toda mujer era casarse y ser una madre de familia sin más aspiraciones que la de contentar al marido y a su familia. 

Como mujer feminista y reacia al matrimonio y a la vida doméstica, Elena Fortún buscaba otro destino para su heroína, quería que fuese una mujer libre e independiente, con sus estudios y su trabajo, sin más florituras. Así que cuando Manuel Aguilar le comentó su propósito, Fortún, dudosa, no sabía qué hacer hasta que finalmente, decidió casar a Celia con el motivo de realizar una crítica a  la vida matrimonial y doméstica mediante los ojos nuevos y curiosos que lo cuestionan todo, de Mila, su hermana pequeña de ocho años.





Más adelante, en 1951, un año antes del fallecimiento de la autora,  publicaría un último libro titulado Patita y Mila, estudiantes donde dará el protagonismo a las hermanas pequeñas de Celia; Patita y Mila, y en la que contará algunas de sus vivencias como bibliotecaria mediante el personaje de Patita, que realizará unas prácticas en una biblioteca de la ciudad de Barcelona. 
En este libro, la autora, se despide de Celia, como su personaje predilecto en casi  toda su creación literaria por varios motivos. El primero, se debe a que parte de lo que se cuenta en sus libros, son historias biográficas de la autora, del contexto y del momento en las que las está escribiendo. 
Elena Fortún era una gran narradora de la realidad, mediante la observación, era capaz de crear numerosas y, muchas de ellas, divertidas situaciones en las que hace una sátira o crítica muy sutil a muchos de los convencionalismos de su época. 






En Celia se casa, mediante la voz predominante de Mila, somos partícipes de los meses anteriores al enlace de Celia con su prometido. Y lo divertido de toda esta historia, que por el título puede parecer ñoña y cursi, es que Elena Fortún, que no creía en los finales felices ni en el matrimonio ( y ella estuvo casada), introduce  pinceladas sutiles de la lógica infantil de Mila y de Patita, dos niñas que se cuestionan todo lo que ven y oyen de los adultos que les rodean; se cuestionan el porqué del matrimonio y en qué consiste dicha ceremonia.

 En los primeros capítulos Patita (12) y Mila ( 8) mantienen conversaciones similares a esta:

-¿Sabes? ¡Celia se casa! Acaba de decírmelo.
-¿Qué es casarse?
-Pues casarse es...  ponerse un vestido blanco y retratarse con un señor.
-¿Con cuál señor se va a retratar Celia?
-¡Con Jorge! ¡Huy, qué tonta! ¡Creí que lo sabías!
-Oye, Patita, ¿tú te vas a casar también?
-Yo no. ¡Yo no me casaré nunca!
-¿Por qué?
-Porque no. Tengo que cuidar de papá. Todo el mundo tiene que cuidar de alguien...¡Si no, se muere de pena!¿Conoces a Charito? Es la señora del principal. Antes le daban soponcios a cada momento y tenían que meterla en la portería para darle aire. Yo le regalé un perrito que había encontrado en la calle y que estaba perdido y desde que lo tiene ya no le dan soponcios. ¡Ya ves tú!
-¡Ah! Y yo cuido de Piolín. ¿Verdad, precioso? ( se refiere a su perro)
...



                                                                  Celia y sus hermanas



Además,  relata con mucho ingenio y sentido del humor las ocurrencias,  las trastadas y las verdades de los niños y niñas de la saga como nadie más supo hacer. Para escribir  buena literatura infantil, no hay que puerilizar a los personajes o las situaciones, sino , sencillamente, conocer a los niños desde dentro y desde fuera; observar su conducta ( ser un gran observador de la cotidiano), ponerse en el lugar de ellos, pensar y razonar como ellos hacen ( muchas veces mejor que los adultos), y seguir teniendo un lado infantil que Elena Fortún, pudo presumir de no haberlo perdido nunca.


En el capítulo XX, titulado: "El pulgo y la pulga se van a casar" Mila y Patita junto con otras niñas deciden crear un periódico en el que publicar noticias y cuentos. Las hermanas de Celia, deciden encargarse del cuento, pero no se les ocurre de qué hacerlo.  Doña Benita decide ayudarles con la tarea:

-Pues hijas, este era un lobo pardo, tan flaco que los huesos le bailaban dentro de la pelleja. El pobresito no había comido ná. En el invierno too se tapa con la nieve y no queda ni una coruja fuera. Pero llegó er verano, y el sol desheló la nieve, y er lobo se fue a viví a una cuevesita en lo más alto de la sierra, por donde estaba el caminito de las ovejas...
-Oye, doña Benita:¿se va a comer el lobo a los corderitos?
-Sí, hijas, ¡se los va a comer uno a uno!
-Pues que no pasen los corderitos.
-No tienen otro remedio...¿No veis que es el camino?
-¡Pues yo no quiero que pasen!
-Pero, ¡hijas de mi arma!, si el cuento es así, ¿ cómo hago yo para que no pasen?
Patita lo escribía llorando, y decía que le daba mucha pena, pero que no había otro remedio. Entonces yo le quité el papel y lo rompí en pedazos chiquitos.
-¡Se acabó! Ya no pasan los corderitos porque yo no quiero. Eso es un cuento muy feo.
Jesú, hija, y qué ventolera te ha dao! Pue lo cuento tienen que ser triste para que emosionen...
-¡Pues yo no me quiero emocionar, ya ves tú!

Tras varios intentos fallidos, muy divertidos con doña Benita que les cuenta una historia "muy triste", el padre, les da una idea: Papá dijo que si queríamos hacer uno de animales, teníamos que observarlos mucho para darnos cuenta de lo que piensan.




Una idea que Elena Fortún, también compartía y que ponía en práctica a la hora de escribir sus novelas.



En el capítulo XXVIII titulado "Ceremonias y parecidos"  Mila nos cuenta lo difícil que es para ella entender a los mayores y lo complicado que es contentarlos, porque muchas veces no se acierta con lo que ellos esperan de ella. 
El padre y toda la familia están agobiados con los preparativos de la boda de Celia, que ya está al caer, y surge la siguiente conversación entre Mila y el padre:

-Temo alguna incorrección por nuestra parte. Estas niñas, educadas sin madre... y yo tan descuidado con toda clase de ceremonias. Mila, sobre todo, es un desastre.
-¿Yo, papá?
-Sí, tú ¡pobrecita! Siempre cambiando de lugar... Ni siquiera has tenido un colegio en que te eduquen bien. 
-¡Pero, papá, si yo...!
-¡Cállate! Todo lo equivocas. Lo mejor es que te estés quieta y no digas nada.

...

Luego, Mila ,nos cuenta otras anécdotas que le suceden en el colegio donde tampoco parece acertar con nada ni nadie:

Lo mismo me ocurre con lo que explican en el colegio. ¡Porque no lo explican bien! Dijo la madre que Dios hizo el mundo de la nada.
-¿Qué es la nada?
Ninguna niña lo sabía. Y yo pensé, pensé...igual que siempre, cerrando un poquito los ojos y figurándomelo todo.
-¡Ya sé lo que es la nada! Es un caldero lleno de espuma.

...

También la madre dijo que cometemos muchos errores, y luego no explica lo que es.
-¿Qué son errores?
Pues tampoco lo sabía ninguna de la clase, y yo lo pensé enseguida.
-Es que roncamos por la noche.
-¿Y eso hay que confesarlo?
-¡Claro! No se debe roncar.

...

En una conversación familiar Jorge, el futuro marido de Celia, comenta asombrado la gran imaginación de Mila y de Patita que son capaces de ver paisajes donde no los hay. Y las hermanas en el colegio ponen a prueba la imaginación de las demás niñas y de las profesoras.

Ahora les hacemos cerrar los ojos a todas las niñas del colegio para saber si tienen imaginación.
-¡No veo nada! ¡Está oscuro!- dicen todas.
-Es que no tienes imaginación.
-¿Qué es imaginación?
-Pues imaginación es..., que tienes un cine dentro de la cabeza y suena música y todo.
-¿Y hablan?
-Sí; si quieres que hablen, hablan y suena música y todo...
-¡Huy qué mentira! Se lo voy a decir a la madre.
Y se lo dijo a la madre, y claro, la madre dice que Patita y yo estamos trastornadas con la boda de Celia, y que lo mejor será que no  hablemos con nadie, y que lo que pasa en las casas no importa en el colegio.

Aquí, Fortún, aprovecha para demostrar ,una vez más, la rigidez y la falta de comprensión de la educación de aquellos años, donde no está permitido salirse de la norma impuesta por la estricta orden de los adultos, ni contar asuntos "ajenos " que al parecer en esa época no tenía importancia dentro de las paredes del colegio de monjas. Por su puesto, toda esta pequeña crítica,  tuvo que hacerla con mucho tacto y cuidado, porque en su momento los libros de Elena Fortún estuvieron censurados, sobre todo el de Celia en el colegio que hasta el año 1968, estuvo sin publicarse. Además, durante su exilio en Buenos Aires, la censura franquista pidió un informe de la escritora a su editor para sacar información sobre ella y sus ideas políticas. Manuel Aguilar, tuvo que dar la cara por su amiga y esconder posible información que la habría comprometido para toda la vida ( Capdevila-Argüelles,2018). Elena Fortún comenzó a escribir Celia se casa cuando ya estaba de vuelta en España, y si quería seguir escribiendo, tenía que evitar salirse de la norma.





En cuanto a la voz de Celia, aparece en casi todos los capítulos , pero ya no tiene el protagonismo de los primeros libros de Elena Fortún, donde la sociedad de aquellos años de la república española ha cambiado mucho la manera de ver el mundo. Y Celia también ha cambiado, es una joven con estudios, pero va a casarse y se va a olvidar por completo de su sueño de inventar y contar historias, que su hermana pequeña Mila, parece haber heredado también esa vocación. Y que a diferencia de esta, si queda la esperanza de que Mila se convierta en esa mujer moderna y emancipada que Elena Fortún quiso para sí misma y para su personaje más preciado. 




Mila y su perro Piolín







Referencias bibliográficas:
Fortún, E. ( 1950) Celia se casa. Editorial Renacimiento.


Imágenes:
https://www.infobae.com/america/cultura-america/2019/11/18/las-esclavas-de-franco-como-la-dictadura-fascista-hizo-de-la-mujer-una-prisionera-de-su-marido-y-su-casa/

Biblioteca de la Real Academia Española. Archivo personal de Elena Fortún.

lunes, 15 de agosto de 2022

Celia institutriz en Amétrica o literatura de exilio.

 La literatura de exilio de Elena Fortún

Tras la guerra civil, Encarnación Aragoneses ( Elena Fortún) se exilió en Argentina y estuvo en la ciudad  de Buenos Aires nueve años bastantes intensos de trabajo. Primero comenzó colaborando en alguna revista argentina, después consiguió un trabajo de oficina en el registro civil, donde estuvo hasta 1945, pues encontró otro puesto mucho más interesante para ella en la biblioteca municipal de Buenos Aires, donde se encargaba del catálogo y contaba cuentos a los niños.


Encarna en Argentina


Todo esto, está  explicado con mayor detalle en la entrada llamada Exilio a la Argentina. Así que, a continuación, vamos a dar paso a una novela que escribe en 1944, en la que  va a contar parte de su vida y experiencia en su exilio argentino. Celia institutriz en América es el título de esta obra , que escribe justo después de terminar  Celia, en la revolución donde nos narra las peripecias y atrocidades de una sociedad enloquecida que actúa sin sentido común alguno, donde todos se matan entre ellos por una ideología u otra.




Esta novela, contada en primera persona por una  joven Celia de casi veinte años, nos narra sus vivencias y las de su familia durante el exilio en Argentina. Su padre necesita encontrar un trabajo para sustentar la economía familiar, pero no es suficiente y Celia consigue trabajo como institutriz. Primero trabaja como institutriz en casa de un doctor, de unos cuarenta años, culto, educado y amable. Este doctor tiene dos sobrinas pequeñas : Yunga y Beba, las niñas que Celia ha de cuidar durante su estancia.  Tras un fatal incidente, Celia cambia de destino y de familia, en esa ocasión ha de cuidar a Walter, un niño muy sensible de unos seis años de edad. 

Celia institutriz en América , está considerada una novela rosa, pues uno de los elementos de este libro es la historia de amor entre Celia y otros personajes de la novela. Dividida en dos partes, la primera se centra en la llegada de la familia Gálvez y las dificultades a las que se tienen que enfrentar como: encontrar un trabajo en un país nuevo, donde ellos son exiliados y adaptarse a una nueva forma de vida y cultura. La segunda parte se centra , sobre todo, en la evolución del personaje de celia como institutriz mediante el cuidado de Walter, su adaptación a un nuevo entorno y el reencuentro con un amor del pasado.

Lo interesante de esta novela, más que la historia en sí, desde mi punto de vista, es ver cómo la autora plasma algunas de sus experiencias durante su estancia en Buenos Aire, sus pensamientos y reflexiones, donde a través del personaje de Celia, nos cuenta lo complicado y doloroso que es para ella intentar encontrar un trabajo parecido al que solía hacer en España como por ejemplo: colaborar en revistas infantiles. Y lo dice así:

¡Es tan grande el mar que separa Europa de América para un nombre tan chiquito como el mío! Un nombre sin apellido. ¡Celia!

También yo me había imaginado ser un personaje importante...

Elena Fortún, llega a la triste conclusión de que en Argentina va a fracasar como escritora, pues no le reconocen su trabajo y tampoco parece interesar a ninguna editorial.

Celia, ya es una joven que ha trabajado como escritora en España, colaborando en revistas donde escribía cuentos para niños, como su creadora, pero le ocurre igual que a su autora, que nadie reconoce su labor y acepta resignada el trabajo de institutriz. 

Celia, ¿te acuerdas? Tú siempre viviendo en un mundo imaginario; ahora no hay sino empujar un poquito esa realidad para hacer de ella una extraordinaria aventura (...) Un poco de imaginación, un poco de miedo, y volveré a ser feliz como antes.


 Durante su experiencia como institutriz, Celia tendrá en cuenta a la hora de trabajar con los niños, los valores institucionistas ( de la Institución Libre de Enseñanza) que a Elena Fortún le gustaban tanto. Ese respeto al niño, a su manera de ser, a su personalidad, a dejarle equivocarse, a permitirles ser ellos mismos, a ser más libres y autónomos frente a una sociedad que penaliza todo lo que hace, dice y piensa una criatura.

Tras una temporada cuidando a las revoltosas Yunga y Beba, consigue un puesto de institutriz en Salta, una ciudad muy alejada de Buenos Aires. Tuvo que recorrer una aventura hasta llegar a la casa de unos señores ingleses, padres de un niño llamado  Walter, de seis años. Un niño muy sensible que Celia lo define como una "criatura deliciosa". Ella se ve muy reflejada en ese niño, cuando ella tenia su misma edad, e igual de incomprendida por los adultos.

¿Cuándo aprenderán, al final, los mayores a tratar a las criaturas? Viven los pequeños entre los adultos, participan de sus alegrías y sus inquietudes, se les habla como si fueran hombres, se les dan lecciones de honradez y dignidad (...) y un buen día se les inflige la pena más degradante.

Conozco bien esa necesidad de evadirse que acomete a algunos niños...Estas criaturas que crecen solas bajo la mirada alerta de los padres, asfixiados por su cariño absorbente, que tiende a anularlos, que ni llorar les deja. (...)¡El placer de llorar por nada! Y ese escudriñar en los pensamientos, ese exigir que el hijo sea siempre igual a la imagen que ellos se han forjado de él y que tal vez no es permanente.(...)¿Cómo explicar que todos podemos hacerlo todo y , sobre todo, pensarlo todo en algunos instantes?(...) ¡Cómo me reconozco en el alma ingenua de este niño!


Además, deja claro, una vez más, sus dotes de maestra y cuentista a la hora de contar cuentos,  recordar canciones e  inventar historias con el fin de enseñar a las niñas a resolver problemas matemáticos y acontecimientos históricos.

Continúo el cuento, que poco a poco se va apoderando de mí, como me ocurre siempre, y acabo contándolo para mi propio placer, tan embelesada, que no me doy cuenta desde cuándo están las niñas delante escuchando sin pestañear.


Luego recuerdo canciones de la infancia:

Una tarde fresquita de mayo 

cogí mi caballo,

me fui a pasear

por la senda donde mi...


Walter me mira silencioso, como si hubiera descubierto en mí un ser nuevo y divino.

...


Otro rasgo fundamental de la novela es la muerte definitiva de la mujer moderna que representaba Celia, en sus primeros libros que, aunque fuese una niña por aquel entonces, ya dejaba entrever la autora que Celia, sería en su adultez una mujer independiente y no una mujer convencional como finalmente acaba el personaje, cuando Celia decide casarse con Jorge en Celia se casa. 



Elena Fortún lo que hace con su personaje es hacer desaparecer a la mujer moderna y emancipada del patriarcado que habría sido si no llega a suceder lo que sucedió después del retroceso de las mujeres en cuanto a derechos, tras la II guerra mundial y la guerra civil española. Además, como su creadora acepta resignada al matrimonio como si no tuviera otra alternativa mejor.

Jorge Miranda, el joven que conoció durante una temporada en Santander justo después de morir su madre ( Celia, madrecita), aparece prácticamente de la nada en Buenos Aires para buscar a Celia con la intención de pedirle matrimonio.

Jorge: "Quiero vivir o morir con ella, con la más bonita, la más buena y la más abnegada de las mujeres..."

Jorge se siente atraído por Celia precisamente por verla como una mujer de la época: una mujer abnegada y sumisa, cosa que Celia realmente no es así.

Celia, a sabiendas de esto, está un poco asombrada por la noticia y un poco molesta con su padre por lo ocurrido. Ella que siempre dio a entender que iba a ser una mujer independiente y nada convencional, esa "chica rara" representante de la mujer moderna de los primeros años de la II república española, tiene claro que no quiere casarse. Y así lo deja claro por carta, una carta que al final no se decide a enviarla a su padre.

" Yo no pienso casarme nunca. ¿ Qué sabes tú los planes que yo tengo?"

El último capítulo titulado "La misma melodía" surge lo esperadamente inesperado. Celia deja entrever que está muy a gusto soltera. Y piensa para sus adentros:

¡Se va Jorge! ¡Se va! Bueno. Creo que no me importa...Me quedaré soltera con papá y mis hermanos...Cuando sea vieja diré: " Tuve mala suerte. Tres me quisieron, como en los cuentos. El primero era un canalla. El segundo murió. El tercero no me quiso bastante para saltar sobre la calumnia"

En una conversación que tiene con su padre llega a tener a  la siguiente conclusión:

-¡Papá de mi alma! Tienes hija para rato. He decidido no casarme. Dedicarme a ti y a las niñas. Te juro papá, que si ahora viniera Jorge ,arrepentido, le mandaría a paseo.

-¡Y harías bien, hija mía; harías bien!

En el epistolario De corazón y alma que recoge las cartas de Fortún y Laforet, hay un fragmento en el que Elena Fortún le escribe a su amiga:

Un día vi que mi vida era como una pieza musical con tres o cuatro melodías que se repetían siempre. Los compases que unían esas melodías eran como hilvanes unas veces de un color y otras de otro, y ahí estaba la variación verdadera, pues las melodías eran siempre iguales. Esto es muy largo de explicar, pero ya, apenas empieza la primera nota de una de ellas, cuando ya la reconozco y sé de qué se trata. 

La conexión que hay entre el nombre del título de ese capítulo y este fragmento de carta, no es pura coincidencia, es puramente autobiográfico.



El final de la novela deja un final abierto y dudoso, pero teniendo en cuenta que el siguiente volumen de la serie de Celia, se titula: Celia se casa, ya nos podemos hacer una idea de cuál era el destino de la mayoría de las mujeres de aquella época.


Elena Fortún estuvo pasando por una mala racha cuando escribía Celia institutriz en América, al parecer padecía grafofobia y le costaba una barbaridad enfrentarse a la página en blanco. Por la mitad de la novela, ya no sabía cómo continuarla, y eso, desde mi más humilde opinión, se nota en algunos capítulos, que se me han hecho un poco aburridos. En cambio, considero que es una novela interesante desde el punto de vista biográfico, pues muchos de las personajes y situaciones que aparecen en él son personas y momentos que la propia autora vivió y conoció. Por otro lado,  hay otras que  no, como por ejemplo los amoríos de  Celia. A pesar de esa mala temporada de Fortún, salió la novela a flote, y además escribió otras dos más: El cuaderno de Celia  y El arte de contar cuentos a los niños.







Para mí, esta novela ( Celia institutriz) deja claro las nefastas consecuencias a las que se tuvieron que enfrentar cientos de exiliados, que como Fortún y otras muchas mujeres de su tiempo tuvieron que experimentar la amarga realidad de la desaparición de su figura como escritoras para ser mujeres exiliadas y prácticamente olvidadas. Y todo esto motivado por la dictadura franquista, por supuesto. Así que, no nos olvidemos de ellas.


Referencias bibliográficas:

Fortún, E (1944) Celia institutriz en América. Renacimiento

Fortún, E (1947) El cuaderno de Celia. Renacimiento

Fortún, E (1947) El arte de contar cuentos a los niños. Renacimiento

Fortún, E (1950) Celia se casa. Renacimiento

Fortún,E., & Laforet,C (2017) De corazón y alma. Cuadernos de obra fundamental. Santander.

Biblioteca de la Real Academia Española


viernes, 12 de agosto de 2022

Celia, madrecita o los sueños rotos de una niña.

   Celia crece a la fuerza                                 

 La primera novela de Celia llamada Celia, lo que dice, sale en 1929, y a continuación, tras el éxito inmediato, continúa la serie de esta niña con Celia, en el colegio ; Celia, novelista; Celia en el mundo, y  por último, Celia y sus amigos ( 1935). Elena Fortún, siguió publicando libros, pero ahora los protagonistas eran otros como Cuchifritín, el hermano pequeño de Celia, y Matonkikí, la prima de los Gálvez, una niña bizca, que cecea e insufrible de lo traviesa que es. Pero no puedo hablar mucho de estos libros , porque a día de hoy no los he leído .Tras el estallido de la guerra civil, Elena Fortún siguió en España trabajando como periodista y colaborando en una revista republicana llamada Crónica, en la que narraba las situaciones tan precarias de algunos trabajadores, las situaciones de desesperación de algunas familias humildes, y el buen trabajo de las llamadas Casas de los niños, guarderías que acogían a los niños de familias muy pobres para darles de comer, asearles y darles mucho cariño.  Además de su ejemplar labor como periodista durante los años más convulsos de nuestro país, Fortún, continuó escribiendo la vida de la familia Gálvez de Montalbán. En 1939, antes de huir a Francia donde cogería un barco junto a su marido, Eusebio de Gorbea , entregaría a su editor Manuel Aguilar el título de Celia, madrecita.



En el prólogo, Elena Fortún, a través de Celia, escribe:

En el otoño murió mamá, al mismo tiempo que nacía María Fuencisla, y en los últimos días de noviembre, cuando yo aún estudiaba llorando por las noches, recibí una carta del abuelo.

En esa carta, su abuelo, que vive en Segovia, le pide que deje los estudios por un tiempo porque la necesitan para criar a sus dos hermanas pequeñas.

Lloré sobre mis catorce años, que habían sido felices hasta la muerte de mi madre, mis tres cursos de bachillerato, que consideraba perdidos, y los pájaros de mi cabeza, que aleteaban moribundos...


...


Hace años, cuando yo era pequeñita, me habría asomado al  balcón decidida a ver en cada transeúnte un tiburón o una ballena...Me reí pensándolo...¡Qué novelera había sido!...La verdad es que ahora no lo era menos...También me gustaba salirme un poco de la vida real para inventarme otra más a mi gusto...

Sí, sí; estábamos corriendo un temporal; pero si yo perdía la serenidad, ¿Qué iba a ser de la tripulación?

Celia, una niña libresca y novelera, siempre se había salido un poquito de la realidad para ser más feliz, pero tras lo sucedido no le queda otra que asumir el papel tan importante que le han otorgado y lo realiza con creces. El padre, abatido por la muerte de su mujer, y la orfandad de sus hijos, está pasando por un mal momento para la economía familiar, por lo que tiene que partir para alimentar a la familia, mientras Celia, su hija mayor, se queda en casa administrando el dinero, ayudando a Valeriana con el cuidado del hogar,  criando a sus hermanas, y perdiendo la juventud que esperaba.

-Cada uno hemos  de sacrificarnos en la medida de nuestra fuerza... ¿Qué sacrificio hemos de pedirle a tus hermanas? Para ellas , todo cuanto hagamos es poco. Tú y yo únicamente hemos de llevar la carga ¡Y bien que me duele que tú la lleves! 

Tuve que consolar a papá  y asegurarle que estaba contenta, que era feliz cuidando de él  y de las niñas, que no cambiaría mi vida por la de ninguna chica de mi edad...Y además, ¡era verdad esto!


Como dice la investigadora de Elena Fortún, Nuria Capdevila Argüelles, la novela de Celia, madrecita será el comienzo del fin de la mujer moderna, de esa "chica rara" que representa la modernidad de aquellas mujeres que desean ser independientes y emanciparse de la vida doméstica, y tener una profesión remunerada que les haga sentirse realizadas. Celia ya es una jovencita que  como su creadora, publicaba cuentos en las revistas para los niños y está estudiando el bachillerato. Uno de sus sueños es llegar a ser bibliotecaria, pero no podrá llegar a realizarse. Uno de los motivos: la muerte de su madre tras dar a luz a María Fuencisla ( Mila), la cuarta y última hermana de la familia. Tras la muerte de Pilar de Montalbán, a Celia no le queda otra que hacerse cargo de sus hermanas pequeñas, pues el padre tiene problemas económicos, tiene que trabajar, y en esa época eran las mujeres las que llevaban la casa. 

En esta novela, ya no nos muestra Elena Fortún a una niña pícara y aventurera como lo fue en sus primeras novelas, en la que Celia, es una niña de siete años y vive su infancia en el apogeo de la II República. En esta novela nos quiere mostrar otra realidad social, la de los tiempos anteriores al estallido de la guerra civil, pues en más de una ocasión se hace referencia a la efervescencia y la tensión de aquellos tiempos, y el contraste entre la vida burguesa en la capital de antes y la vida humilde en el pueblo de Segovia. Tras la publicación de Celia, madrecita la saga continuará con Celia, en la revolución.


-Valeriana hace muchas cosas que tú no deberías hacer nunca, como gruñir  y rezongar cuando está enfadada, dar portazos, pegarse con las mujeres en la plaza...¡Pobre! Ha trabajado toda su vida, no ha tenido un papá y una mamá que la educaran y la enseñaran lo que os han enseñado los vuestros. Es la víctima de una terrible injusticia social.

Esta bonita reflexión que tiene el abuelo de Celia con sus nietas, acerca del comportamiento de  Valeriana,  la criada de la familia, una mujer de origen muy humilde que no ha tenido la oportunidad  y la gran suerte de haber recibido una educación  en la escuela, ni una familia que se hiciera cargo de ella, nos hace pensar en lo que era para la autora la educación y la importancia de esta en el desarrollo integral de una persona. Elena Fortún, llegó tarde a los estudios, pero supo sacarle provecho. También esta reflexión, nos ayuda a comprender a los demás y a no juzgarlos por sus actos, porque posiblemente hay mucho detrás de una mala conducta, un mal gesto y una inadecuada actitud.

...

-Lo que cuentan los libros es para todos, para los ricos y para los pobres, y aún más para los pobres, porque tienen que aprender a ganarse la vida. Petruca comprendía, porque yo le expliqué muy largamente que todas aquellas faenas de la huerta que ella sabía estaban escritas en los libros con todo detalle. Todo está en los libros...En los libros se enseña todo, en las escuelas, en los institutos, en las Universidades...

Petruca me escuchaba. Luego dijo reflexiva:

-Pues si todu eso es verdad, y todu se aprende en los libros y en las escuelas, ¿por qué no nos enseñan a los pobres para que lo hagamos todu bien? ¡Tanto aprender, tanto aprender los ricos, que p´al caso nunca van a hacer nada! ya dice bien el mi padre, que en este mundo todo anda de mala manera...

Y no supe que contestar a Petruca.

En esta otra conversación que tiene Celia con Petruca,  otra niña de condición social más humilde, nos muestra la importancia que tiene para ella los libros y la educación de todas las personas independientemente de su origen.  Es muy triste saber que en aquellos años todavía había muchas personas analfabetas que por su condición social no tenían la oportunidad de acceder  a la escuela, ni al descubrimiento de las maravillas que guardan  los libros,  porque tenían que trabajar para ayudar a la economía familiar. 

Elena Fortún durante los años 1930 y 1931 trabajó como periodista colaborando en Gente Menuda donde realizó una sección con entrevistas varias que hizo a niños y niñas de Madrid. Estas entrevistas se publicaron con el fin de dar a conocer a  otros niños y mayores  otra realidad que era muy diferente a la de ellos. Y que a día de hoy se han publicado en formato libro llamado Lo que cuentan los niños.

 


La novela al acabar da comienzo al estallido de la guerra haciendo referencia a los saludos de unos trabajadores  que reciben Celia y su familia desde la ventanilla del tren y la última conversación que tiene Celia con su padre y su abuelo, en la que dice como última frase que se le ha apretado en corazón sin saber por qué.


                                              


Apenas había alguno, que al sentir el tren, no se incorporara de su trabajo con el puño levantado...Cerca de una  estación, un grupo de hombres extendió de pronto la mano, como si quisiera saber si llovía...

-¿Por qué hacen eso, papá?
-Saludan..., cada uno según su ideología o según la de otros. Están los ánimos a toda presión, como una caldera próxima a estallar.

...


-¿Qué día es mañana?

-Es dieciocho de julio...

Y el corazón se me apretó sin saber por qué...



Es una novela muy triste, por todo lo que esconde detrás de una historia en la que la hermana mayor tiene que hacer de madre de sus hermanas, pero a la vez , muy interesante para entender mejor el contexto histórico de aquella época no tan lejana a la nuestra y con un trasfondo de denuncia social  que solo Fortún supo hacer con tanto ingenio.






Referencias bibliográficas:

Fortún, E. ( 1939) Celia madrecita. Renacimiento.
Fortún, E.(1987) Celia en la revolución. Renacimiento.
Fortún, E.(2019)Lo que cuentan los niños.  Entrevistas a niños trabajadores (1930-1931)Renacimiento.









miércoles, 10 de agosto de 2022

De corazón y alma.

 Cartas de Carmen Laforet y Elena Fortún

Adoro los epistolarios. Son libros muy especiales donde podemos descubrir mucho más allá de la persona que  escribe y de quien  recibe las cartas, y también descubrimos cómo era la vida de estas personas y de su época. Actualmente y, por desgracia, no se hace uso de este medio tan habitual en tiempos pasados para comunicarse. Lo más habitual son los mensajes vía Whatsapp, o como mucho, los  e-mails que, tienen sus ventajas como por ejemplo: la inmediatez a la que estamos acostumbrados siendo hijos de la era digital, pues lo queremos todo rápido, aquí y ahora. En cambio, se pierde el tiempo de espera , la emoción de recibir la correspondencia en un par de días o semanas, y el cariño con el que se prepara una carta bonita, bien redactada con un buen bolígrafo de tinta negra, o con ayuda de  una máquina Olivetti de mecanografía.

También adoro los epistolarios si son de personalidades que me interesan, como es el caso de la escritora Elena Fortún, a quien dedico gran parte del blog. Sus cartas, me ha descubierto a una mujer muy especial a la que me habría gustado conocer en persona. Y me lamento muchas veces, porque la señora de la que tanto me gusta hablar, falleció hace setenta años, y yo tengo veintitrés años escasos.

Veintitrés años tenía también Carmen Laforet, la escritora y autora de la novela Nada, cuando ganó el premio Nadal en el año  1944 por esa misma novela. Una mujer, también muy interesante, a la que tampoco puedo conocer a día de hoy en persona.


 

                                                             Nada, de Carmen Laforet

Por dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a medianoche, en un tren distinto del que había anunciado, y no me esperaba nadie.

Era la primera vez que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario, me parecía una aventura agradable y excitante aquella profunda libertad de la noche.


Así empieza la novela ganadora del premio Nadal ( 1944) que tanto entusiasmó al público de España y a Elena Fortún, que por aquel entonces vivía en Buenos Aires y cayó en sus manos el libro gracias a su amigo y editor de sus libros Manuel Aguilar, que se lo envió desde España.


 

                                                         Retrato de Carmen Laforet


Carmen Laforet, ávida lectora desde su infancia, leía autores como Dostoievski, Baroja, Galdós y cómo no, a nuestra querida Elena Fortún, (Teruel, 2020) nació el 6 de septiembre de 1921 en Barcelona, aunque pasó gran parte de su infancia en Las Palmas de Gran Canaria. Huérfana de madre desde muy joven, clara influencia posterior en sus obras literarias y en sus relaciones personales con otras mujeres como es el caso de Elena Fortún o la deportista Lilí Álvarez ( con la que se dice que tuvo una relación), vuelve a su ciudad natal a estudiar  Filosofía y Letras en la universidad. Allí, como Andrea, la protagonista de Nada, se va a instalar en casa de unos parientes en la calle Aribau de Barcelona. Allí vivirá con una familia desestructurada y en parte destrozada por la guerra civil, y en un ambiente gris y hostil de posguerra. Y a pesar de que hay  algunas coincidencias de la vida de Laforet y la novela, la autora en numerosas entrevistas que le hicieron, asegura que su novela no es autobiográfica.


Elena Fortún por aquél entonces, vivía en el exilio junto a su marido, Eusebio de Gorbea, en Buenos Aires, y trabajaba como auxiliar de biblioteca en la Biblioteca Municipal de Buenos Aires. Esta mujer, ávida lectora, como Carmen Laforet lo fue, recibió por carta la novela de esta joven autora, y quedó fascinada tras su lectura. 

Buenos Aires, 1 de febrero de 1947

Y antes de terminar quiero decirle algo de su letra. Usted es un genio. Su letra lo dice. 


Barcelona, 10 de febrero 1951

No me contento para ti con menos que el Nobel. Ya no estaré en este mundo cuando eso llegue, pero acuérdate de lo que te dije. Escribe, escribe y que te traduzcan, que lo harán, porque tu literatura es universal.


Lo más bonito de todo esto es que, a raíz de ese momento, estas dos mujeres separadas por el océano Atlántico y por una gran diferencia de edad, enlazaron una amistad epistolar preciosa. Años después, tras la llegada de Elena Fortún a España, se verán cara a cara en varias ocasiones.


Barcelona, 10 de febrero 1951

Lástima que yo no sea más joven o que tú no seas más vieja. Hacer el mismo camino al mismo tiempo habría sido una buena cosa.(...) No me compadezcas porque no teniendo una Carmen Laforet de sesenta años, prefiero la soledad que está acabando por hacérseme muy querida.



                                                 

       Elena Fortún


 De corazón y alma, es el epistolario que recoge parte de las cartas que se enviaron Elena Fortún y Carmen Laforet desde 1947 hasta enero del año 1952, año en el que fallece Encarnación Aragoneses Urquijo ( Elena Fortún ) tras padecer un cáncer de pulmón mal diagnosticado y ocultado hasta el final. El epistolario,  que comienza con una carta  de Fortún a Laforet emocionadísima  tras saberse considerada para una joven escritora ganadora de un Nadal como su maestra y  responsable de sus comienzos en la literatura. Son cartas preciosas, con un estilo literario fresco y bello, lleno de reflexiones y confidencias entre dos mujeres escritoras, amigas que se adoran a pesar de la gran diferencia de edad y vital. Carmen Laforet está casada y tiene niños pequeños, Elena Fortún, ya ha pasado por todo eso, su hijo, ya es un hombre y vive muy lejos de ella. Su marido ha fallecido. 


 

De corazón y alma ( 2017)


En cambio, hay algo que las une, la literatura y el posible lesbianismo de ambas. Pues ya sabemos que Elena Fortún fue lesbiana, así lo ha dejado claro en varios escritos mediante cartas dirigidas a Matilde Ras, también lesbiana, y dos de sus novelas inéditas (Oculto sendero y El pensionado de Santa Casilda). Y en el caso de Carmen Laforet, hay también rumores de  una  posible atracción sáfica hacia mujeres como Lilí Álvarez, mujer deportista, abiertamente lesbiana. Además, Andrea, la protagonista de Nada, se  siente atraída  hacia su amiga Ena y su cuñada Gloria.


Buenos Aires, 1 de febrero de 1947

"Verdaderamente la quiero y me quedo asombrada de ello. Su divina humildad diciendo que aprendió a escribir de mí...me conmueve hasta los huesos."       

La admiración que siente Carmen Laforet por Elena Fortún es conmovedora, y ella, siente un cariño profundo ( casi de madre)  hacia esta joven novelista , le da algunos consejos y le anima a seguir escribiendo. Carmen Laforet se sentía muy insegura y creía que ya no volvería a escribir una palabra más tras el éxito de Nada y su reciente vida de casada y madre de familia.

De Carmen Laforet a Fortún: ( no está fechada la carta, pero se intuye que es entre 1949 y 1950)

Es muy hermoso que haya personas así, como tú, en el mundo...y que uno tenga idea de cómo son y sueñe con ellas y las quiera aun sin haberlas visto...


En estas cartas, las dos amigas comparten confidencias a cerca de la maternidad, de lo que supone tener una familia y dedicarse también a la literatura, y de lo que supone esta en sus vidas.

De Laforet a Fortún:

Escribo una novela procurando que dentro de su modesta categoría quede todo lo bien que yo pueda hacerla...,(..) Y yo me entrego a ella a sabiendas de sus muchos defectos, me meto en ella con cansancio, con rabia, con todo(...), para mí es importante, porque me libera de otras muchas cosas. Me sirve de huida de mis malos fondos revueltos..., y ya está; por eso escribo, aunque me angustie escribir también.


Buenos Aires, 1 de febrero 1947 

¡Cómo va a estar arrepentida de lo hecho! No. Sea usted feliz muchos años y acepte con alegría la responsabilidad de vivir una vida que no estaba destinada a usted.(...) Querida Carmen, tiene usted unos maravillosos años de felicidad por delante. Luego, Dios dirá.


De Laforet a Fortún:

¿Sabes que cuando yo iba a tener a mi primera niña creía que ya no volvería a escribir? Luego resultó que no, que los hijos de carne y hueso son cosas aparte y que uno, por lo menos yo, no se puede entregar enteramente a ellos...


En diciembre de 1948 el marido de Fortún, se suicida en su apartamento de Buenos Aires mientras ella está en España de vuelta tras nueve años de exilio. Su vuelta, motivada principalmente por conseguir una amnistía para su marido y que pudiera él también volver a España, fue trágica tras el fatal desenlace. Decide acudir a las llamadas constantes de un hijo roto de dolor y traumatizado por los avatares de la guerra civil que vive exiliado en los Estados Unidos. 


"Madre, te necesitamos. Tú no me has dado una religión y yo no he sabido hacerme una filosofía y ahora sabemos que sin eso no podemos afrontar la vida. Vente aunque sea por poco tiempo, pero lo suficiente para rectificar algo en nosotros." ( Sabes quién soy, 2020)


Y durante ese periodo de tiempo, hay una correspondencia epistolar y una visita de Fortún a casa de Laforet junto a su amiga María Baeza, amiga de toda la vida de Elena que le ayudará durante ese doloroso trance.Hay una carta de Elena Fortún a su amiga Inés Field, que  recoge  el epistolario Sabes quién soy en la que se cita la visita de ésta en casa de Laforet:

2 de febrero, 1949

Ayer por la tarde María quiso llevarme a casa de Carmen Laforet. Fui por darle gusto y porque nos había invitado a las dos.(...) Tomamos el té, y yo no me encontraba a gusto... y eso que cada vez que volvía la cara me encontraba los ojos de Carmen Laforet que me miraban con un no sé qué de adoración que me conmueve aunque no lo comprendo. ¡Si vieras que vieja estoy y qué fea! Claro que ya sé que no es mi físico lo que la conmueve, sino el haberme conocido en Celia desde niña y haber escrito por imitarme...(según dice)

Aquí se ve a una Elena/ Encarna bastante desganada y triste por su reciente viudedad de un hombre que según ella,  no lo quería como se le quiere a un esposo, sino como se le quiere a un hermano, a pesar de la difícil convivencia marital precisamente por este motivo y por el carácter depresivo de Eusebio. El sentimiento de culpa no la abandonará hasta su lecho de muerte.


Tras ese periodo de tiempo,  vuelven a encontrarse, pues la joven escritora decide visitar a Fortún en su piso de Barcelona, donde al parecer, tuvieron  interesantes conversaciones.

24 de diciembre, 1950

No me he dado cuenta de que estoy sola en Barcelona hasta que una mañana al despertarme, pensé: Ya se ha ido, y me pareció que me rodeaba el desierto.

De Laforet a Fortún:

Te imagino en tu cuarto, con muebles antiguos, con tu balcón a la calle de Lauria.(...) Necesito mucho hablar contigo, verte, abrazarte... No sé por qué cada vez pienso más que yo me parezco mucho a ti de manera de ser.(...) Yo creo que no solo hay parentescos de sangre en la vida, sino también de espíritu. Yo me siento muy pariente tuya, muy tuya, de verdad. Desde la última conversación que tuvimos en Barcelona.


Las cartas de Fortún, que al principio tenían un tono más alegre, se van poco a poco haciendo cada vez más melancólicas en las que reflexiona acerca de varios temas como la espiritualidad, la difícil vida conyugal y familiar para dedicarse a la literatura, y el arrepentimiento de ésta por el daño que según ella, ha ocasionado a los suyos. Además, no goza de buena salud y cree que ya le queda poco tiempo de vida.

Sanatorio Puig de Olena, Barcelona

Tus cartas me hacen mucho bien. ¡Qué difícil es aprender a vivir! Algunas personas nacen sabiendo, otras no aprenden nunca, y algunas, como tú y yo, vamos aprendiendo a través de la vida. Tú muy pronto, yo cuando se me iba acabando. ¡Qué bien eso de que hay que podarnos! Yo no lo he sabido nunca y he dejado crecer el árbol de deseos cuanto ha querido. Algunas ramas han dado frutos venenosos. ¡Bien los he pagado!

Tal vez toda vida parece inútil cuando se la mira desde los sesenta años, y esto es porque hemos podido vivir mejor, hemos podido emplearla mejor para nosotros y para los demás, sobre todo porque a veces hemos hecho llorar a los que queríamos, y eso se convierte en espinas que para siempre nos pincharán en el corazón.

...


Entre reflexión y reflexión, van  compartiendo lecturas y opiniones acerca de los libros que van leyendo, tanto los suyos, como otras novelas como : Marion (Vicki Baum), Viento del norte ( Elena Quiroga), Música en Florencia ( Sándor Márai), La destinación del hombre ( Berdiaev), La viuda, Principio y fin del mundo ( Whittaker), y otros autores como Hesse, Santa teresa de Jesús, San Agustín y San Francisco de Sales.

 Al comienzo del epistolario, en 1947 Elena Fortún escribe El cuaderno de Celia, un libro con fondo místico que esconde un mensaje de amor hacia su mejor amiga argentina Inés Field, pues se lo dedica a ella. Además, quiere consagrarse con la censura franquista de España, porque le habían censurado algunos de sus libros como: Celia, en el colegio, ya que los censores lo consideraron como una burla al catolicismo español.

El cuaderno de Celia ( 1947)


De Laforet a Fortún:

Recibí El cuaderno de Celia y era como estar contigo. Como si tú me explicaras cosas con ese gracejo que tienes. Tiene un encanto enorme todo el libro.




Celia, en el colegio (1932)


Buenos Aires, 1 de febrero de 1947
 
Parece que una de las cosas que indignan a las monjitas de España es la falta de religiosidad que hay en mis libros. Quiero hacer algo místico pero no ñoño, y hasta con un poquito de gracia conventual.


También andaba escribiendo por aquel entonces, las aventuras de  la hermana pequeña de Celia con su perro titulado Mila y Piolín, poco antes de que su marido se suicidara, y una vez instalada en Barcelona, se pondrá manos a la obra con Patita y Mila, estudiantes, que se publicará en 1951, un año antes del fallecimiento de la autora.



Patita y Mila, estudiantes (1951)


Barcelona, 24 de diciembre 1950.

Pienso que hacer un libro como tú los haces no es cuestión de un ratito. En cambio, yo trabajo como esos que soplan en el vidrio... y no hay sino que poner un poquito de atención... y la idea sale redonda¿Te acuerdas que me contaste casi de pasada, cuando subías a las casas preguntando no se si por Tales de Mileto o por Anasimandro de Corinto? Bueno, pues esa es la flor que me dejaste. Yo soplé una pizca  y Patita y Mila corrieron por la calle Lauria con otras chicas riendo(...) ¿Ves qué fácil? Por eso tengo ya veintiún libros a la venta...

Barcelona 10 de febrero de 1951

Tengo que acabar antes el libro de Patita y Mila, estudiantes. Tienen ya las chicas once y quince años, y la sosera y la alegría de ver el mundo nuevo y todavía incomprensible, Me contaste una cosa de pasada y me ha servido... No hay experiencia de esas edades que no me sirva.




Por desgracia, la correspondencia entre estas dos amigas escritoras no duró más de lo que hubiesen querido, pues Elena Fortún ya estaba muy mala. Ingresada en un sanatorio en Barcelona, Fortún le dice a su amiga:

Me preguntas si quiero curarme...La verdad es que ya no quiero vivir más, pero tampoco quiero sufrir de esta manera.


Elena Fortún y Carmen Laforet nos han dejado en este epistolario  su esencia, su sensibilidad y su manera de vivir y comprender el mundo; la vida que les tocó vivir. Dos vidas, muy apasionantes, por cierto, pero también con muchas luces y sombras, y  con sentimientos encontrados. Dos mujeres únicas y especiales que ya forman parte de mí  gracias a De Corazón y Alma.






  Referencias bibliográficas:                                   

https://carmenlaforet.com/biografia/

https://elpais.com/cultura/2017/01/27/actualidad/1485534991_128796.html

Laforet,C.,& Fortún,E (2017) De corazón y alma. Santander Fundación.

Fortún, E.(2020)Sabes quién soy. Cartas a Inés Field. Renacimiento.

Laforet, C. ( 1945).Nada. Cátedra.



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