jueves, 21 de julio de 2022

Elena Fortún, cuentista y bibliotecaria.


Elena Fortún cursó a la edad de 44 años, en la Residencia de Señoritas (Madrid), dirigida por la pedagoga María de Maeztu, los estudios de Biblioteconomía y al acabar estuvo dando clases allí sobre cómo  se debería contar el cuento infantil. Estos estudios le abrieron un nuevo mundo de posibilidades, pues no solo estudiaba algo que le apasionaba sobre libros, sino que además, le sirvió para organizar bibliotecas ambulantes, dar clases, y después de la guerra civil y exiliarse, conseguir un puesto de bibliotecaria en la Biblioteca Municipal de Buenos Aires, después de haber estado  cuatro años trabajando en el Registro Civil de esa misma ciudad. Todo este conocimiento sobre los cuentos y el cómo contarlos le vino al pelo a la hora de trabajar como narradora de  cuentos visitando algunas de las bibliotecas de Buenos Aires. 


                                               


 Este libro dedicado a las familias, maestras, bibliotecarias y narradoras de cuentos es una joya. Publicado en el año 1947, Elena Fortún todavía vivía en Argentina, donde estuvo exiliada varios años. En él logra transmitir su pasión por los cuentos tradicionales. Aquellos que que se compartían de generación en generación  de padres a hijos, a lo largo de la historia de la humanidad. En cualquier parte del mundo, por muy lejana que esté de donde nos encontramos ahora, ya existían las historias y eran narradas oralmente. Muchas de estas historias-como dice Elena Fortún-tienen su origen en  tiempos antiguos y en lugares remotos, en acontecimientos históricos que en su día marcaron a la población. Cuentos reconocidos por todos como Pulgarcito, Los siete cabritos y el lobo, Blanca Nieves o Caperucita tienen un origen astrológico y mitológico. Elena Fortún lo explica muy bien en su libro que está dividido en varias partes: El valor literario y moral de los cuentos, el origen de estos, la capacidad de enseñanza moral de los cuentos, y, por último, la manera de contarlos.


La primera, se centra en demostrar el valor literario y moral de los cuentos tradicionales que se han contado oralmente de generación en generación. En estos apartados la autora señala que se ha de tener en cuenta a aquellos niños que no sabiendo leer o que están en el proceso de aprender, no pueden o no tienen la capacidad de extraer de la palabra escrita toda la claridad, la gracia, la realidad y la vida, que ponen de manifiesto el gesto y la voz. Es para ellos un despertar a la existencia, nos dice Fortún.

También, nos recuerda que, no hay mejor auxiliar pedagógico más eficaz que el cuento, para educar la atención, para el desarrollo de la capacidad imaginativa, como base moral, como principio de la educación literaria y como enriquecedor del lenguaje.


En la segunda parte,  nos explica con más detalle el  origen de algunos cuentos populares y tradicionales, y los paralelismos que hay entre ellos a pesar de, pertenecer a diferentes países y culturas.


El cuento clásico es el origen de toda la literatura mundial, y bueno es conocerlo en la infancia, porque fue creado en la infancia de la humanidad (Elena Fortún, 1946).


 La tercera parte: el valor moral de los cuentos nos explica que todas las historias nos enseñan a vivir. Conocer las vivencias y experiencias de los demás, en cierto modo, nos ayudan a  comprender el funcionamiento del mundo en que vivimos. Nos ayudan a comprender a los demás y a nosotros mismos. Nos enseñan a ser. Y más si se trata de niños que, como todos nosotros, desean ahorrarse experiencias negativas a lo largo de la vida.

La cuarta parte nos enseña a contar los cuentos oralmente, así como nos ofrece varios consejos , estrategias y trucos que ella ,sus alumnas y otros cuentistas llevan a cabo a la hora de ponerlo en práctica delante de un gran grupo infantil deseoso de historias que nutran su imaginación y su espíritu. Nos dice que el cuento que vayamos a contar debe apasionarnos, tenemos que vivirlo como si formara parte de nuestra esencia para poder trasmitir el amor, el valor y el interés hacia la historia que se está narrando y a muchas otras.

Al final del todo viene con una recopilación de cuentos tradicionales  de distintas culturas divididos por edades e intereses de los niños/as según la edad y la madurez de estos. Títulos como: La mariposita, La boda de mi tío Perico, La margarita blanca, El huevo, Los siete chivitos, Caperucita encarnada, Las hadas, Los duendes de las bodegas; El tigre, el Brahmán y el Chacal...entre otros, componen parte de este libro.


                                               

 Gracias a todo este conocimiento y profesionalidad, nació este libro de gran valor. A  pesar de haber sido publicado hace más de 70 años,  puede resultar un buen recurso para  todos aquellos que nos dedicamos de una  manera u otra a la educación, a la trasmisión de cultura y a la infancia.



Referencias bibliográficas:

Fortún, F (1947) El arte de contar cuentos a los niños. Editorial Renacimiento, Biblioteca Elena Fortún

Dorao, M ( 1999)Los mil sueños de Elena Fortún. Alboroque Ediciones

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