Encarna y su marido se sentían más identificados y atraídos por los valores que defendía la II República; Encarna creía que la República sería la solución de todos los problemas sociales y culturales de la sociedad española. La mayoría de los intelectuales de aquella época también simpatizaron más con los valores republicanos. Pero, por otro lado, fueron tiempos convulsos y violentos ( cosa que ella no compartía y no estaba de acuerdo con los actos violentos ni de unos ni de otros). Ella, ajena a los actos de violencia, seguía trabajando, escribiendo y publicando. Su marido, que era militar, tuvo que marchar ,y su hijo Luis, ya casado y con estudios de Derecho, también marchó.
La II República española se proclamó el 14 de abril de 1931
Durante ese periodo, Encarna estuvo colaborando para Crónica, una revista en la que publicaba artículos de índole social. Y es que, otra de las facetas de Elena Fortún, era hacer periodismo social; visitaba escuelas, guarderías, bibliotecas, hogares para pobres y luego escribía sobre la labor de las buenas gentes que trabajaban en esos lugares para ayudar sobre todo, a niños y a madres que necesitaban ayuda.
La primavera de los niños ( artículo de Elena Fortún en Crónica)
Pero estalló la violencia en las calles, y,- como sucede siempre- fueron las pobres gentes del pueblo los que salieron perdiendo pasando terror, hambre, calamidades, sufriendo la muerte de algún ser querido o la huida a otro lugar más seguro donde encontrar un techo y algo que comer. Encarna, se encontraba sola en Madrid, pues su hijo, su nuera y su marido estaban fuera por trabajo y debido a la guerra. Tuvo que pasar muchas calamidades para llegar hasta donde se encontraba su familia. Estos habían acabado en Francia, y ya desde ahí subirían a otro barco, que les llevaría a unas tierras desconocidas y con la incertidumbre de poder ganarse la vida y empezar de cero, sin dinero y sin nada.
Durante su estancia en Buenos Aires, Elena Fortún escribió Celia en la Revolución, pero no llegó a publicarse hasta el año 1987, 35 años después de su muerte. En él nos cuenta la barbarie de la guerra y el sufrimiento de los civiles.
En 1943, ya en Buenos Aires, le escribía a su hijo por carta:
Creo que cuando la escriba ( Celia en la Revolución) no la admitirán ni los de allí ni los de aquí, pues he de limitarme a contar lo que he visto con mis ojos sin hacer comentarios. Lo cierto es que sería un interesante documento para el porvenir, pues la historia debería ser contada no por los políticos ni por los militares sino por el pueblo sencillo que, sin conocer las causas, sufre las consecuencias.
Años anteriores a la guerra, Encarna había conocido a Victorina Durán en el Lyceum Club de Madrid. Aquella mujer, escenógrafa , había marchado a Buenos Aires con su sobrina. Esta buena mujer les dijo a ella y a Eusebio que fueran con ella a la Argentina, y así lo hicieron.
Victorina Durán
Al llegar a la ciudad bonaerense recibieron ayuda de muy buena gente; Encarna pudo conseguir trabajo colaborando en algunas revistas/periódicos de allí, y Eusebio consiguió trabajo de traductor de francés. Más adelante Encarna entró a trabajar en el Registro Civil, y al poco conoció a sus amigas argentinas con las que pasaría buenos ratos. Una de esas amigas fue Inés Field, que se convertiría para ella en una guía espiritual.
En la amistad con Inés , encontró un refugio y un remanso de paz para un espíritu tan angustiado como el suyo.
En 1947, un año antes de su regreso a España, Elena Fortún escribe el Cuaderno de Celia por varios motivos. Uno de ellos, para consagrarse con la censura franquista que, había prohibido los libros de Celia, y la otra razón , porque a través de su amiga Inés Field, se acercó a la religión católica , pues según ella, la iglesia fuera de España era muy distinta y le gustaba mucho más su filosofía.
Así lo deja claro en una de sus cartas que le envía a su joven amiga y escritora Carmen Laforet, la autora de Nada, y ganadora del premio Nadal en 1944.
Buenos Aires, 1 de febrero de 1947.
Ahora estoy haciendo un librito, "El cuaderno que olvidó Celia", que son treinta días en el convento, cuando tenía nueve años, para hacer la primera comunión. Parece que una de las cosas que indignan a las monjitas de España es la falta de religiosidad que parecen revelar mis libros. Bueno, ahora verán. Quiero hacer algo místico, pero no ñoño, y hasta con un poquito de gracia conventual, sin asomo de burla.
Encarna/Elena Fortún, le dedica este libro a su Inés querida.
El cuaderno de Celia (1947)
"Porque está de manifiesto mi necesidad del papel rayado para dar dirección a mis renglones indecisos y de aquella mano pequeña, áspera y roja de fregar baldosas viejas, pero enérgica, animosa y fiel, de sor Inés.
Si se hubiera apoyado en mi hombro en los momentos difíciles, como en aquellos días del convento, es posible que yo no hubiera sido tan tontuela ni me habría pegado tantos coscorrones con la vida..."
Biblioteca regional de Madrid. Archivo personal de Elena Fortún
https://bibliotecavirtualmadrid.comunidad.madrid/bvmadrid_publicacion/es/inicio/inicio.do
Biblioteca de la Real Academia Española
https://www.rae.es/biblioteca/catalogo/O7437/ID2b836241/NT1?ACC=257&DI=22
Enlace a vídeo :
Las sinsombrero
https://www.rtve.es/play/videos/las-sinsombrero/las-sinsombrero-ocultas-e-impecables/5049337/