domingo, 24 de julio de 2022

4. Exilio a la Argentina y últimos años.

 Encarna y su marido se sentían más identificados  y atraídos por los valores que defendía la II República; Encarna creía que la República sería la solución de todos  los problemas sociales y culturales de la sociedad española. La mayoría de los intelectuales de aquella época también simpatizaron más con los  valores republicanos. Pero, por otro lado, fueron tiempos convulsos y violentos ( cosa que ella no compartía y no estaba de acuerdo con los actos violentos ni de unos ni de otros). Ella, ajena a los actos de violencia, seguía trabajando, escribiendo y publicando. Su marido, que era militar, tuvo que marchar ,y su hijo Luis, ya casado y con estudios de Derecho, también marchó. 



                                   La II República española se proclamó el 14 de abril de 1931


Durante ese periodo, Encarna estuvo colaborando para Crónica, una revista en la que publicaba artículos de índole social. Y es que, otra de las facetas de Elena Fortún, era hacer periodismo social; visitaba escuelas, guarderías, bibliotecas, hogares para pobres y luego escribía sobre la labor de las buenas gentes que trabajaban en esos lugares para ayudar sobre todo, a niños y a madres que necesitaban ayuda.



                             La primavera de los niños ( artículo de Elena Fortún en Crónica)


Pero estalló la violencia en las calles, y,- como sucede siempre- fueron las pobres gentes del pueblo los que salieron perdiendo pasando terror, hambre, calamidades, sufriendo la muerte de algún ser querido o la huida a otro lugar más seguro donde encontrar un techo y algo que comer. Encarna, se encontraba sola en Madrid, pues su hijo, su nuera y su marido estaban fuera por trabajo y debido a la guerra. Tuvo que pasar muchas calamidades para llegar hasta donde se encontraba su familia. Estos habían acabado en Francia, y ya desde  ahí subirían a otro barco, que les llevaría a unas tierras desconocidas y con la incertidumbre de poder ganarse la vida y empezar de cero, sin dinero y sin nada. 




Durante su estancia en Buenos Aires, Elena Fortún escribió Celia en  la Revolución, pero no llegó a publicarse hasta el año 1987, 35 años después de su muerte. En él nos cuenta la barbarie de la guerra y el sufrimiento de los civiles.

En 1943, ya en Buenos Aires, le escribía a su hijo por carta:

Creo que cuando la escriba ( Celia en la Revolución) no la admitirán ni los de allí ni los de aquí, pues he de limitarme a contar lo que he visto con mis ojos sin hacer comentarios. Lo cierto es que sería  un interesante documento para el porvenir, pues la historia debería ser contada no por los políticos ni por los militares sino por el pueblo sencillo que, sin conocer las causas, sufre las consecuencias.



Años anteriores a la guerra, Encarna había conocido a Victorina Durán en el Lyceum Club de Madrid. Aquella mujer, escenógrafa , había marchado a Buenos Aires con su sobrina. Esta buena mujer les dijo a ella y a Eusebio que fueran con ella a la Argentina, y así lo hicieron. 



                                                                     Victorina Durán


Al llegar a la ciudad bonaerense recibieron ayuda de muy buena gente; Encarna pudo conseguir trabajo colaborando en algunas revistas/periódicos de allí, y  Eusebio consiguió trabajo de traductor de francés. Más adelante Encarna entró a trabajar en el Registro Civil, y al poco conoció a sus amigas argentinas con las que pasaría buenos ratos. Una de esas amigas fue Inés Field, que se convertiría para ella en una guía espiritual. 


                
                                                                           Inés Field

Inés Field, maestra, natural de La Plata , hija de un inglés y una española, fue una mujer intelectual, muy religiosa y  aficionada a la literatura. Fue una muy buena amiga para Encarna, pues a través de la religión pudo suavizar las asperezas del alma rota de su amiga. Compartían  buenos ratos y lecturas sobre todo de filosofía. Les apasionó un libro de Gerald Heard llamado Dolor, sexo y tiempo; también leían mucho a Hermann Hesse y se aficionaron a un título de él llamado El juego de los abalorios. Y, por supuesto, como almas religiosas que eran buscaban su unión con Dios a través de  lecturas de místicos como Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

En la amistad con Inés , encontró un refugio y  un remanso de paz para un espíritu tan angustiado como el suyo.


En 1947, un año antes de su regreso a España, Elena Fortún escribe el  Cuaderno de Celia por varios motivos. Uno de ellos, para  consagrarse con la censura franquista que, había prohibido los libros de Celia, y la otra razón , porque a través de su amiga Inés Field, se acercó a la religión católica , pues según ella, la iglesia fuera de España era muy distinta y le gustaba mucho más su filosofía. 

Así lo deja claro en una de sus cartas que le envía a su joven amiga y escritora Carmen Laforet, la autora de Nada, y ganadora del  premio Nadal en 1944.

Buenos Aires, 1 de febrero de 1947.

Ahora estoy haciendo un librito, "El cuaderno que olvidó Celia", que son treinta días en el convento, cuando tenía nueve años, para hacer la primera comunión. Parece que una de las cosas que indignan a las monjitas de España es la falta de religiosidad que parecen revelar mis libros. Bueno, ahora verán. Quiero hacer algo místico, pero no ñoño, y hasta con un poquito de gracia conventual, sin asomo de burla.

Encarna/Elena Fortún, le dedica este libro a su Inés querida.

                                                              El cuaderno de Celia (1947)

"Porque está de manifiesto mi necesidad del papel rayado para dar dirección a mis renglones indecisos y de aquella mano pequeña, áspera y roja de fregar baldosas viejas, pero enérgica, animosa y fiel, de sor Inés.

Si se hubiera apoyado en mi hombro en los momentos difíciles, como en aquellos días del convento, es posible que yo no hubiera sido tan tontuela ni me habría pegado tantos coscorrones con la vida..."




                                                                      Encarna en 1941


Además del Cuaderno de Celia, durante su estancia en Argentina, escribió Celia, institutriz en América y El arte de contar cuentos a los niños. 
En Celia institutriz, publicado en 1944,  la autora plasmará sus vivencias o parte de ellas mediante el personaje de Celia, convertida en una adolescente que acaba de llegar junto a su familia a Buenos Aires tras la guerra civil española.  Habrá reseña aparte en el blog de esta novela.



Celia institutriz en América (1944)

En cuanto al Arte de contar cuentos a los niños, publicado en 1947, se puede decir que son unas conferencias que dio en su momento sobre el cuento infantil y la manera de narrarlo. Hay reseña en el blog.




El arte de contar cuentos a los niños (1947)

...


En el año 1945 Encarna deja su trabajo en el Registro Civil, porque había encontrado uno más atractivo para ella en la Biblioteca Municipal de Buenos Aires, y porque no se encontraba del todo a gusto en la oficina. El trabajo en la biblioteca le apasionaba porque descubría títulos nuevos y se sumergía entre ficheros. Además, algunos días visitaba otras bibliotecas para contar cuentos a los niños.

Como en el  Madrid, anterior de la guerra, se había creado el Lyceum Club, en Buenos Aires, se  había creado una asociación similar de mujeres con intereses culturales y literarios. Y cómo no, Encarna asistiría allí algunas veces.







Por otro lado, su marido Eusebio seguía realizando traducciones, pero no se sentía bien anímicamente, porque se sentía un poco inútil al ver que su mujer trabajaba mucho más. No quería salir de casa y estaba siempre trabajando con las traducciones. La convivencia en casa se había resentido desde hacía mucho tiempo.
Además, la relación de Encarna y Eusebio con su hijo Luis, exiliado en Norteamérica con su mujer era un tanto conflictiva, ( se puede ver en las cartas)  pues el hijo, quería que sus padres fueran a EEUU a vivir con él, pero ellos no querían realizar un cambio de vida tan significativo. Irían a verle, pero ellos anhelaban vivir en su tierra, aunque estaban bien arropados en Argentina.




                                                     Eusebio en su casa de Buenos Aires


En España, tras la guerra, se empezaron a conceder la amnistía para los exiliados y Encarna pensó en conseguir una para Eusebio, para que este pudiera volver a España sin problema. Después de meses de dudas, finalmente se decide Encarna a ir a España en abril de 1948. Su llegada fue un tanto extraña, pues las personas que conoció durante su época gloriosa como escritora, las sentía muy ajenas, y además, su casa estaba en ruinas. Tuvo que pasar una larga temporada en casa de su amiga María Martos que alquilaba habitaciones. Además de toda esta preocupación, su hijo insistía por carta en que fuera ella y su padre a vivir con ellos a New Jersey. Pero después de todo, pudo conseguir la amnistía para Eusebio. Estaban muy ilusionados, pues echaban de menos vivir en su tierra.




Una noche de diciembre, Encarna se despertó muy angustiada; había tenido un sueño que no la dejaba tranquila y al día siguiente le escribió una carta a su marido y a su amiga Inés Field muy preocupada:

Madrid, 17 de diciembre de 1948.

¿Has visto mi sueños premonitorio?. Anoche tuve la sensación de que a Eusebio le ocurría algo. Me desperté con angustia y volví a dormirme. Entonces soñé que Eusebio estaba aquí. 
Pues ayer he recibido dos cartas suyas en las que me dice que se vendrá a casa... Además me vende un poco el favor... Dice que qué menos puede hacer por quien se ha sacrificado por él tantos años... A ti sola puedo decirte lo que siento. Pues el corazón se me ha apretado tanto como en el sueño...
¡ Que sea lo que Dios quiera! El pobre es viejo, tiene aquí su casa y su sueldo y es justo que no trabaje para ganarse la vida. Y también dice que me preocupe solo de la felicidad de los míos y que no me ocupe de mí...

                                          Última fotografía de Encarna y Eusebio en Argentina



Encarna que, al parecer, siempre tuvo una especie de sexto sentido o capacidad para sentir señales del más allá, quedó viuda la noche del 17 de diciembre de 1948. Su marido se había suicidado en el piso de Buenos Aires. La noticia dejó destrozados a Luis y a Encarna  y ,en parte, se sentían responsables de la muerte del pobre hombre. Después de la tragedia, Encarna se debate entre quedarse en España, volver a Argentina junto al cuerpo de su marido o ir a Norteamérica a estar una temporada larga con su hijo que la necesita más que nunca, porque tiene los nervios destrozados tras la guerra y el fallecimiento de su padre.

Viaja a Buenos Aires una temporada para gestionar la salida del cuerpo de Eusebio, pues ella quiere enterrarlo en España, y también para poder despedirse de sus amigas para siempre. Desde allí, irá a parar a Orange, New Jersey, para acompañar a su hijo y a su nuera.

 Durante sus viajes en barco y su estancia en España y Norteamérica, Encarna le escribe  una gran cantidad de cartas a su amiga argentina Inés Field. En estas cartas se puede ver los estados emocionales por los que está pasando Encarna, las relaciones con su hijo y nuera, los libros que está leyendo, sus inquietudes, preocupaciones... el lado más frágil y tierno de una mujer de más de sesenta años dolorida física y emocionalmente por los diversos avatares de una vida apasionante, pero también muy dura.



(Toda esta información puede verse más detalladamente en los epistolarios Sabes quien soy y Mujer doliente.) 






                                            Con Inés Field en Mar del Plata de vacaciones








Referencias bibliográficas:

Dorao, M ( 1999)Los mil sueños de Elena Fortún. Alboroque Ediciones.

Laforet,C.,& Fortún,E (2017) De corazón y alma. Santander Fundación.

Fortún,E (2020) Sabes quién soy. Cartas a Inés Field. Editorial Renacimiento.

Fortún, E (1947) El cuaderno de Celia. Editorial Renacimiento.

Fortún, E (1943) Celia en la revolución. Editorial Renacimiento.

Fortún, E (1944) Celia institutriz en América. Editorial Renacimiento.

Fortún, E( 1947) El arte de contar cuentos a los niños. Editorial Renacimiento.

Enlaces de las imágenes:

https://www.abc.es/cultura/libros/abci-nuevo-inedito-sale-armario-elena-fortun-202204170014_noticia.html

https://guillermoqa.wordpress.com/2013/04/14/ii-republica-espanola-14-de-abril-de-1931-anoranza-y-celebracion/

Biblioteca regional de Madrid. Archivo personal de Elena Fortún

https://bibliotecavirtualmadrid.comunidad.madrid/bvmadrid_publicacion/es/inicio/inicio.do

Biblioteca de la Real Academia Española

https://www.rae.es/biblioteca/catalogo/O7437/ID2b836241/NT1?ACC=257&DI=22


 Enlace a vídeo :

Las sinsombrero

https://www.rtve.es/play/videos/las-sinsombrero/las-sinsombrero-ocultas-e-impecables/5049337/

viernes, 22 de julio de 2022

3. Años de Lyceum Club Femenino

Nace Elena Fortún, nace Celia.

La vuelta de Encarnación Aragoneses a España, después de haber estado 2 años en Tenerife junto a su familia y su amiga Mercedes, fue muy bien acogida por dos de sus amigas intelectuales de aquella época. María Lejárraga y María Martos conocieron a Encarna en una de las tertulias de intelectuales  que  organizaba Eusebio de Gorbea ( su marido) en su casa  y ellas que vieron todo el potencial y esa sed de aprender de su amiga le animaron a seguir a delante. 

Encarna que hasta aquel entonces se había dedicado única y exclusivamente a su familia, decidió que ya era hora de ocuparse de otros asuntos. Se incorporó en la  Asociación de Mujeres Amigas de los Ciegos, un grupo sin ánimo de lucro que ayudaba a las personas invidentes a llevar una vida más digna. También pertenecía por aquel entonces a la Sociedad Teosófica, donde realizó labores sin ánimo de lucrarse con el objetivo de ayudar a los pobres y a los desamparados.

Por supuesto, seguía con sus colaboraciones periodísticas en La Prensa y en el periódico Royal. Hasta que María Lejárraga (escritora) le animó a que publicase sus cuadernos que, años atrás anotaba las graciosas ocurrencias de los críos que observaba en el parque del Retiro, donde llevaba a sus hijos de pequeños. Esta idea la llevó a Gente Menuda, una sección infantil de la revista Blanco y Negro. Fue en estas colaboraciones donde surgieron los  personajes de Celia, Cuchifritín y  muchos otros.      

Elena Fortún por aquel entonces Encarna, solamente deseaba encontrar un trabajo para poder emanciparse económicamente de su marido. Al principio, según cuenta Carmen Martín Gaite en una de sus conferencias organizadas por la Fundación Juan March, Encarna pensó en trabajar como vendedora de Electrolux, una marca innovadora de aspiradoras. Su amiga, María Lejárraga, le quitó inmediatamente esa idea de la cabeza, porque era consciente del potencial de su amiga y que podía aspirar ( nunca mejor dicho) a más.

 



Más adelante,  en 1926, se crea el Lyceum Club Femenino  dirigido por la intelectual y pedagoga María de Maeztu. Y sus dos amigas Lejárraga y Martos le animaron a formar parte de ese colectivo de mujeres dispuestas a hacer un cambio social favoreciendo a las mujeres y a los niños. Mediante la educación y la cultura de la población más desfavorecida lograrían el cambio que necesitaba la sociedad española de aquellos años. Se organizaban reuniones donde se hablaba de varios temas culturales, se realizaban cursos sobre filosofía, se hablaba de  arte, literatura,  se organizaban conciertos musicales...



Antiguo Lyceum Club Femenino

El Lyceum Club Femenino de Madrid,  que se inauguró en 1926, se encuentra en el barrio madrileño de Chueca, en un legendario edificio histórico conocido también como la Casa de las Siete Chimeneas. Actualmente, ocupa lugar el ministerio de cultura.





Encarna estaba encantada con el club de mujeres y, a la vez, seguía su labor de ayuda a los ciegos y sus colaboraciones en Gente Menuda. Creía que había encontrado su camino, porque además de ayudar a las personas, sentía que  llegar a ellas a través de los artículos que escribía le hacía muy feliz y agradecida. Pasó a dirigir el suplemento infantil de Blanco y Negro, colaboraba en Crónica, empezó a estudiar Biblioteconomía, y, además, daba clases sobre el cuento infantil y la manera de narrarlos. 

A todo esto, se sumó la primera publicación de Celia, lo que dice, su primer libro infantil y fue un éxito rotundo. A raíz de ese momento fueron publicándose otros como: Celia, en el colegio; Celia, novelista; Celia, en el mundo... Luego surgieron los libros de Cuchifritín, Matonkikí...



Un dato curioso y ,que no he nombrado anteriormente, es que Encarnación Aragoneses siempre firmaba sus artículos y sus libros como Elena Fortún. Ella escogió este nombre para escribir  de una novela escrita por Eusebio de Gorbea, su marido, llamada:  Los mil años de Elena Fortún y que trataba de un personaje que se travestía y viajaba por diferentes épocas  de la historia de España. Dicho libro nunca tuvo el éxito ni el reconocimiento esperado.



                                        Elena Fortún ( Encarnación Aragoneses) firmando libros.




Referencias bibliográficas:

Dorao, M ( 1999)Los mil sueños de Elena Fortún. Alboroque Ediciones

Enlace de la imágen:

https://antiguaeditorialaguilar.files.wordpress.com/2013/07/elena-fortc3ban-crc3b3nica.jpg

Enlace a vídeo:

Las sinsombrero 2º parte

https://www.rtve.es/play/videos/las-sinsombrero/las-sinsombrero-ocultas-e-impecables/5049337/

Conferencias Carmen Martín Gaite. Fundación Juan March.

https://www.march.es/es/madrid/conferencia/celia-que-dijo-elena-fortun-su-tiempo


 

jueves, 21 de julio de 2022

Elena Fortún, cuentista y bibliotecaria.


Elena Fortún cursó a la edad de 44 años, en la Residencia de Señoritas (Madrid), dirigida por la pedagoga María de Maeztu, los estudios de Biblioteconomía y al acabar estuvo dando clases allí sobre cómo  se debería contar el cuento infantil. Estos estudios le abrieron un nuevo mundo de posibilidades, pues no solo estudiaba algo que le apasionaba sobre libros, sino que además, le sirvió para organizar bibliotecas ambulantes, dar clases, y después de la guerra civil y exiliarse, conseguir un puesto de bibliotecaria en la Biblioteca Municipal de Buenos Aires, después de haber estado  cuatro años trabajando en el Registro Civil de esa misma ciudad. Todo este conocimiento sobre los cuentos y el cómo contarlos le vino al pelo a la hora de trabajar como narradora de  cuentos visitando algunas de las bibliotecas de Buenos Aires. 


                                               


 Este libro dedicado a las familias, maestras, bibliotecarias y narradoras de cuentos es una joya. Publicado en el año 1947, Elena Fortún todavía vivía en Argentina, donde estuvo exiliada varios años. En él logra transmitir su pasión por los cuentos tradicionales. Aquellos que que se compartían de generación en generación  de padres a hijos, a lo largo de la historia de la humanidad. En cualquier parte del mundo, por muy lejana que esté de donde nos encontramos ahora, ya existían las historias y eran narradas oralmente. Muchas de estas historias-como dice Elena Fortún-tienen su origen en  tiempos antiguos y en lugares remotos, en acontecimientos históricos que en su día marcaron a la población. Cuentos reconocidos por todos como Pulgarcito, Los siete cabritos y el lobo, Blanca Nieves o Caperucita tienen un origen astrológico y mitológico. Elena Fortún lo explica muy bien en su libro que está dividido en varias partes: El valor literario y moral de los cuentos, el origen de estos, la capacidad de enseñanza moral de los cuentos, y, por último, la manera de contarlos.


La primera, se centra en demostrar el valor literario y moral de los cuentos tradicionales que se han contado oralmente de generación en generación. En estos apartados la autora señala que se ha de tener en cuenta a aquellos niños que no sabiendo leer o que están en el proceso de aprender, no pueden o no tienen la capacidad de extraer de la palabra escrita toda la claridad, la gracia, la realidad y la vida, que ponen de manifiesto el gesto y la voz. Es para ellos un despertar a la existencia, nos dice Fortún.

También, nos recuerda que, no hay mejor auxiliar pedagógico más eficaz que el cuento, para educar la atención, para el desarrollo de la capacidad imaginativa, como base moral, como principio de la educación literaria y como enriquecedor del lenguaje.


En la segunda parte,  nos explica con más detalle el  origen de algunos cuentos populares y tradicionales, y los paralelismos que hay entre ellos a pesar de, pertenecer a diferentes países y culturas.


El cuento clásico es el origen de toda la literatura mundial, y bueno es conocerlo en la infancia, porque fue creado en la infancia de la humanidad (Elena Fortún, 1946).


 La tercera parte: el valor moral de los cuentos nos explica que todas las historias nos enseñan a vivir. Conocer las vivencias y experiencias de los demás, en cierto modo, nos ayudan a  comprender el funcionamiento del mundo en que vivimos. Nos ayudan a comprender a los demás y a nosotros mismos. Nos enseñan a ser. Y más si se trata de niños que, como todos nosotros, desean ahorrarse experiencias negativas a lo largo de la vida.

La cuarta parte nos enseña a contar los cuentos oralmente, así como nos ofrece varios consejos , estrategias y trucos que ella ,sus alumnas y otros cuentistas llevan a cabo a la hora de ponerlo en práctica delante de un gran grupo infantil deseoso de historias que nutran su imaginación y su espíritu. Nos dice que el cuento que vayamos a contar debe apasionarnos, tenemos que vivirlo como si formara parte de nuestra esencia para poder trasmitir el amor, el valor y el interés hacia la historia que se está narrando y a muchas otras.

Al final del todo viene con una recopilación de cuentos tradicionales  de distintas culturas divididos por edades e intereses de los niños/as según la edad y la madurez de estos. Títulos como: La mariposita, La boda de mi tío Perico, La margarita blanca, El huevo, Los siete chivitos, Caperucita encarnada, Las hadas, Los duendes de las bodegas; El tigre, el Brahmán y el Chacal...entre otros, componen parte de este libro.


                                               

 Gracias a todo este conocimiento y profesionalidad, nació este libro de gran valor. A  pesar de haber sido publicado hace más de 70 años,  puede resultar un buen recurso para  todos aquellos que nos dedicamos de una  manera u otra a la educación, a la trasmisión de cultura y a la infancia.



Referencias bibliográficas:

Fortún, F (1947) El arte de contar cuentos a los niños. Editorial Renacimiento, Biblioteca Elena Fortún

Dorao, M ( 1999)Los mil sueños de Elena Fortún. Alboroque Ediciones

lunes, 18 de julio de 2022

Cartas a Inés Field

  Este precioso epistolario dividido en dos tomos, nos regala momentos tiernos y a la vez muy duros de los últimos cuatro años de vida de Elena Fortún (1948-1952).  Estas cartas van dirigidas a su gran amiga e intelectual argentina Inés Field.  Se trata de cartas de amistad, de amor, de pérdida, de duelo, de retorno, de consuelo y de enfermedad... son cartas con un gran componente espiritual y de afecto, donde nos muestra su lado más íntimo y personal; los libros que lee y que le recomienda su amiga Inés, sobre todo de filosofía. También nos muestra parte de su vida cotidiana, sus miedos y penas, sus vivencias en su nueva vida, una vez vuelve a España, después de diez años exiliada en Buenos Aires junto a su marido Eusebio. 

Al parecer, fueron años difíciles, pero por otro lado, se puede decir que conoció a grandes amigas y gracias a ellas y a su fuerza de voluntad, pudo trabajar durante los diez años de exilio. Primero como trabajadora en el registro civil de Buenos Aires; un trabajo que a ella no le gustaba, pero que lo hacía porque era a lo único a lo que podía agarrarse para sustentarse económicamente. Pero, más a delante, pudo dejar aquel trabajo que la llevaba por el camino de la amargura y consiguió gracias a sus estudios en Biblioteconomía trabajar como bibliotecaria en la Biblioteca Municipal de Buenos Aires. Este trabajo le apasionaba y  daba conferencias sobre cómo contar cuentos, y también visitaba bibliotecas para contar cuentos a los niños.

                             
                                                                    Su amiga Inés Field
                                                   

                                                                                                         


                                                               Retrato de Elena Fortún



El primer tomo del epistolario arranca con la desgarradora noticia del fallecimiento de Eusebio de Gorbea, su marido, que al parecer se ha quitado la vida en su residencia de Buenos Aires.  Elena Fortún estaba en España de vuelta  después de varios años de exilio, arreglando unos papeles para que Eusebio pudiese volver a España también, pero no llegó nunca a suceder, al menos con vida. 

Termina con la estancia de Elena en New Jersey, en la casa de su hijo Luis y de su nuera Ana María. Una experiencia bastante desagradable pues, al parecer, su hijo está trastornado por lo ocurrido durante la guerra y se siente en parte culpable por la muerte de su  padre, y su nuera no la quiere, la ignora.


                                               





                  Luis de Gorbea Aragoneses trabajando como profesor de español en Norteamérica
  


El segundo tomo continúa con el viaje de vuelta a España, su mudanza a Barcelona, su reencuentro con viejas amistades de las que  Encarna/Elena se sentirá un poco ajena tras el paso del tiempo y su enfermedad e ingreso en un hospital para intentar curarse de un cáncer. Son cartas con un fondo muy triste, pues la autora cada vez se encuentra peor física y emocionalmente, y los médicos no aciertan con lo que padece. Además, ella dice que quiere irse de este mundo para reunirse con Dios; un Dios que, si no llega a ser por la relación de amistad que tuvo con Inés Field, ella no lo habría acogido de ese modo.

Y es que Elena Fortún antes de su  exilio  hacia Argentina, no se consideraba una mujer religiosa, pues desde su infancia vivió en su entorno familiar una religión católica restrictiva, beata y hostil, y que por tanto, ella en cuanto pudo se desvinculó completamente de aquello. De todos modos, fue una mujer muy espiritual, pues siempre buscaba esa religión y filosofía de vida para comprender el sentido de ésta y a ella  misma. Fue entonces, cuando conoció en esa amistad con Inés una espiritualidad, que no había vivido nunca y de la que se encontraba muy cercana. 

Gracias a ella, conoció a otros autores que plantean en sus obras temas filosóficos como: Huxley, Hesse, Santayana, Carrel,  Maritain... entre otros místicos y religiosos como Santa teresa de Jesús o San Juan de la Cruz. 




Son dos libros únicos y especiales para quienes quieran conocer a la escritora de manera más personal y estén interesados en su biografía. Además, viene con dos prólogos bastante cargados de información valiosa escritos por Nuria Capdevila Argüelles, investigadora de Elena Fortún. Se puede decir también que, tienen un gran valor como documento histórico, pues refleja de alguna manera parte de la historia de nuestro siglo pasado; cómo era la sociedad española bajo el régimen franquista, la censura, la pobreza , la incultura y la ignorancia de las pobres gentes.

Antes de finalizar, me encantaría mostraros algunos fragmentos de sus cartas para que os hagáis una idea de cómo era la faceta más personal de Elena Fortún / Encarna. A pesar de haber sufrido en su vida algunos acontecimientos bastante trágicos, se puede ver parte de ese sentido del humor tan único que tenía, y esa ternura que emana en todo lo que escribe para los suyos, y para nosotros, sus lectores.


Fragmentos destacados del tomo 1: Sabes quién soy.

Carta: Madrid, 27 de febrero 1949.

Te mando un retratito que me ha hecho ayer un hombre que pasaba por la calle y se empeñó en que me riera...¡Qué pobre viejecita es tu amiga! Ese pelo revuelto es que me han hecho otra vez la permanente y como está muy corto no hay manera de aplastarlo. Creo que para toda la vida pareceré un erizo. Parece que el ser natural de mi pelo en cuanto se le riza es todo de punta y hacia arriba...Dice mi peluquero que ¡cuántas quisieran que se les pusiera así! ¡Mira tú qué pinta!

Carta: Madrid, 9 de marzo 1949.

Yo, que no tenía a nadie, tengo unas manitas amorosas que apretar entre las mías, y un hombro bondadoso donde echar mi frente y un talle honrado que rodear con mi brazo, y un alma blanca donde la mía se refleja sin sombras, como en un espejo al que nada se le puede ocultar...

Cartas de travesía de Argentina a EEUU, 22 de noviembre 1949.

Tengo la idea de que he sido muy mala...pero no quiero rectificar con las personas que conocen mis maldades. ¡Son mis testigos y tienen razón! Por eso no quiero volver a escribir a la gente de España. Una vez me dijiste de alguien que decía cosas de ti:"¿No es verdad? ¿No tienen razón? Entonces tengo que aceptarlo" Esta idea fue para mí un sentido nuevo de vida. 

Toda la norma de mi vida es rectificar, ¡como si rectificando con palabras pudiéramos borrar los hechos!

 Carta: Orange, New Jersey, 20 de marzo 1950

Desde chica he deseado ser un ser invisible, un fantasma o un duende, y ¡mira tú por donde me he convertido en eso! Cuando ella (se refiere a su nuera) entra en el living, recorre todo él con la mirada, y veo que sus ojos pasan por encima de mi cabeza, pues me quedo tan contenta.

Yo estaba demasiado engreída. Me creía que bastaba con hablar con alguien, ser buena para la gente, tratar de ser simpática...y que no tenían más remedio que quererme... y Dios me ha demostrado que no es así, con lo cual me siento mucho más humilde que antes.


Fragmentos destacados del tomo 2: Mujer doliente.

 Carta: Barcelona, 5 de junio 1950

Todas las tardes desde las cinco, salgo o al cine o a la iglesia o a una exposición y , siempre, a merendar por ahí. A la vuelta ,con la ciudad de noche, siento la soledad como una losa. Me duele morirme lejos de ti  que eres lo único que tengo en el mundo...pero me parece que la muerte me está pisando ya los talones...

 Carta: Barcelona, 25 de junio 1950

Me preguntas dónde meriendo. Allí, me daban un platito con una bola de helado de chocolate, otra bola de helado de vainilla, crema de leche en medio de los dos y todo regado con un jarabe de caramelo. ¡Delicioso! Yo no puedo comprender que me haga daño... pero me hace.

Carta: Ortigosa del Monte, Segovia, 21 de agosto 1950

Por la carretera, un chico como de doce años aprendía a montar en bicicleta, igual que por esas misma carretera aprendía mi hijo a su edad...Sentí como si el tiempo no hubiera pasado. Pero no. Es que la vida continúa y otros hacen lo que hicimos, y ello nos debe alegrar.

Carta: Barcelona, 23 de octubre 1950

 Sigo muy bien. No sé si tengo estómago. He averiguado que para ser feliz hay que ignorarse. No sé que tengo estómago y , naturalmente, es porque hace su función perfectamente. Cuando no pienso en el dinero es también porque tengo lo necesario...y cuando no me preocupaba si me querían o no, era...porque me querían mucho.

Carta: Barcelona 30 de octubre de 1950

También he ido al jardín de infantes. Delicioso. He visto a los ochenta chiquitines hacer viaje por las montañas( que eran bancos de jardín) cargados con un saco, que no era nada, y luego, empinados sobre las puntas de los pies, coger las nubes...

También he pasado largos ratos oyéndoles conversar entre ellos, esas cosas que es imposible que se le ocurra a un cerebro adulto.

Carta: Barcelona 14 de mayo 1951

Como leo todo el día, todo lo que leo y todo lo que pienso se arma un revoltijo en el sueño. Esta noche he soñado que un chino me decía que se había casado con Santa Teresa de Jesús. Yo, indignada, le preguntaba: "¿Y dónde se casó usted con ella?" " Pues en Madrid". Y yo entonces, triunfante, le contestaba:"¿Ve usted como no es verdad? ¿Cómo se va a casar  usted con ella en Madrid , si vive en Ávila?"

Carta: Sanatorio Puig de Olena, Centellas, Barcelona, 6 de agosto 1951

La religión y el amor a Dios son una cosa tan íntima que aunque en líneas generales sea la misma para todos, no lo es, como no lo puede ser ninguna filosofía. Ahora necesito vivir en paz conmigo...


Y, antes de terminar, me gustaría añadir una pequeña reflexión de Nuria Capdevila Argüelles, investigadora de Elena Fortún y de otras muchas mujeres artistas tristemente e injustamente olvidadas por culpa del franquismo. 


"Leemos para no estar solas, y yo creo que, es absolutamente fundamental conectar no solo con la vida pública, sino con la íntima y privada de las mujeres que nos han precedido". (Nuria Capdevila Argüelles)

Dejo aquí la entrevista entera.

https://www.rtve.es/play/audios/la-hora-azul/entrevista-capdevila-arguelles-fortun/5859783/



Referencias bibliográficas:

Fortún,E (2020) Sabes quién soy. Cartas a Inés Field. Editorial Renacimiento.

Fortún,E (2020) Mujer doliente. Cartas a Inés Field. Editorial Renacimiento.

 Fortún,E.,&Ras, M (2015) El camino es nuestro. Colección obra fundamental. Banco Santander.

Dorao, M ( 1999)Los mil sueños de Elena Fortún. Alboroque Ediciones.

https://www.elenafortun.es/






domingo, 17 de julio de 2022

Cartas a la mujer tinerfeña

 Cartas a la mujer tinerfeña (I)


Después de su estancia en Tenerife y de haber colaborado con el periódico La Prensa, a su vuelta a Madrid, continuó publicando algunos artículos para ese mismo periódico. El camino es nuestro, un volumen que recoge una serie de artículos de prensa y otros escritos de Elena Fortún y de su amiga Matilde Ras, muestra una serie de cartas que van dirigidas a la mujer tinerfeña. Las tres cartas escritas en el año 1926 plantean el renacer de la mujer de los años 20, su papel en la sociedad y el abolicionismo de la prostitución. 

He seleccionado la primera de todas ellas, porque personalmente me parece de una belleza literaria excepcional. 

Aquí os la dejo.

Lectora amiga:

Deseaba encontrarme frente a ti hace mucho tiempo, casi tanto como el que he dejado de verte. He vivido dos años a tu lado, y tú, tan dulce, tan humilde, tan maternal, me has enseñado a amar todas las cosas de un modo más suave y apacible.

Estoy, pues, en deuda contigo y quiero pagarte del único modo con que las deudas de amor se pagan: con amor.

Quiero hablarte de mis paisanas, y que sepas de sus inquietudes. hay ahora una efervescencia en el mundo femenino de la que no puedes estar tú alejada; la mujer empieza a ser consciente de su misión y sale de su hogar con el ánimo de redimir a los débiles, de auxiliar a los niños y a los ancianos, de remediar lo que los hombres han abandonado ya como irremediable.

Con estas mujeres, que tratan de serlo cumpliendo su alta misión de amor, hay otras más inconscientes o más infantiles, y así, en este revuelo femenino están el fox junto al mitin feminista, el mah-jong mezclado con la conferencia y el Club de Mujeres con el cigarrillo, el voto y el abolicionismo.

No hay que desanimarse por ello; esta inquietud vibrante y nerviosa es siempre la que precede a las grandes determinaciones. .Es la mitad  del género humano, hasta ahora recluido en su hogar, el que quiere resolver los problemas para los que el hombre no ha encontrado solución.

¿No has visto, mujer, soltar palomas mensajeras? Suben muy alto y empiezan a dar vueltas y vueltas sobre el lugar de su partida; a veces  se pierden, casi, en lo azul de los cielos, y vuelven después a bajar, desorientadas y aturdidas. Parece que van a caer, pero otra vez remontan el vuelo y tornan a dar vueltas y vueltas; hasta que, al fin, un instinto maravilloso les señala el camino en la inmensidad del espacio, y ya, seguras de la dirección, parten orientadas y decididas.

Esta es nuestra situación en estos momentos. Acabamos de salir de una vida en la que todo nos lo han dado hecho; solo se nos exigía saber cuidar del hogar y de nuestros hijos - aunque la mayor parte no supiera-.

Por egoísmo nos han empezado a enseñar algo más de lo que hasta ahora parecía necesario saber, y al abrir los ojos a la nueva vida nos encontramos con que este hogar grande, que llamamos Patria, es como la casa de un viudo con hijos, en que todo es triste, duro, desolado, porque no hay mujer. Hay tanto que arreglar en esta casa sucia y sin gracia que no sabemos por dónde empezar y damos vueltas desorientadas, sin saber si es más necesario poner paz en las peleas de los niños o un jarro con flores en la mesa del comedor.

Elena Fortún.

                                                                                                        La prensa, 3 de abril de 1926





Referencias bibliográficas:

Fortún,E.,&Ras, M (2015) El camino es nuestro. Colección obra fundamental. Banco Santander.

Dorao, M ( 1999)Los mil sueños de Elena Fortún. Alboroque Ediciones

sábado, 16 de julio de 2022

2. Primeros años de juventud


En el año 1902 su padre, Leocadio, fallecía dejando desoladas a su mujer e hija. Por aquel entonces, Encarna/Elena tenía unos 18 años y el destino de la mujer de clase media y con una educación centrada en ser una  futura señora ama de casa y madre, muy a su pesar, no le quedó otro remedio que el matrimonio. El afortunado fue su primo segundo, Eusebio de Gorbea Lemmi, militar de profesión , pero dramaturgo y escritor por vocación. En un principio, se podría decir que hacían un buen equipo, pues a Encarna le apasionaba leer y Eusebio era un gran aficionado a la literatura. 


                                                         Encarnación Aragoneses Urquijo
                                                                     alias Elena Fortún

                                              


                                                                  Eusebio de Gorbea


Se casaron en el año 1906 y tuvieron dos niños; Luis nacía en 1908 y Manuel (Bolín cariñosamente) nacía en 1909. En aquella época de su vida, Encarna se centraba en su familia, principalmente. 

Por aquel entonces todavía no había descubierto su elemento y, además, era difícil descubrir una vocación en una sociedad machista y patriarcal, siendo madre y esposa a tiempo completo. Al cabo de los años, ella misma será consciente de que haberse casado fue el peor error que pudo cometer en su vida, pues al parecer, la relación con su marido era tensa, el carácter de Eusebio tan cambiante y con tendencias depresivas chocaba con el de Encarna.

En cambio,  el haber tenido a sus niños, le ayudaba a seguir día a día, pues por ellos lo hacía todo. Al parecer, siempre tuvo muy buena relación con  todos los niños, quizás por su carácter y el ser una persona sensible y empática le ayudó a conectar con la manera de ver el mundo, sentir y pensar de los pequeños.

Algunas veces, se descubría ella misma anotando en un cuadernito las observaciones que tenía en el parque del Retiro, al que iba como las otras madres con sus hijos. Al parecer le llamaban tanto la atención las salidas y disparates de algunos niños que no podía evitar anotarlo. En una ocasión,  una amiga suya, y también escritora, María Lejárraga, le animó a que publicara lo que escribía, porque aquellos escritos tenían mucha gracia. (Lo haría años después)

El matrimonio Gorbea Aragoneses se relacionaba con muchos intelectuales de la época y fue así como Encarna había conocido a María Lejárraga, entre otras mujeres intelectuales de la época. Pero, si hay que destacar a una persona, y muy amiga íntima de Encarna es Mercedes Hernández. Encarna y Mercedes se conocieron gracias a la amistad que unía a Eusebio y a Eduardo Díez, también militar. Y a pesar de las diferentes personalidades de estas dos mujeres, fueron grandes amigas hasta la muerte de Encarna en 1952. Pues la primera, fue mucho más pasional e inquieta, en cambio, Mercedes era una mujer sosegada, tranquila y aparentemente feliz esposa y madre abnegada.



                                               A la izquierda Mercedes, a la derecha Encarna


               Eduardo, su esposa Mercedes y su bebé, y Encarna con sus dos niños y Eusebio.


Pasaron los años más o menos "felices" con sus dos niños pequeños, los malos ratos que pasaba con el marido y la correspondencia con su amiga Mercedes, ya que esta última vivía con su esposo en Tenerife y se veían muy poco, hasta que a finales del año 1919 la enfermedad y la desgracia llamó a la puerta de la familia. Bolín, el pequeño de los dos hijos comenzó a pasar unas fiebres terribles que le obligaron a abandonar la escuela ( Institución Libre de Enseñanza) y a estar gran parte del tiempo en la cama. El pequeño tenía tan solo 10 años cuando enfermó de encefalitis y falleció en abril de 1920.


                                             Encarna en San Rafael ( Segovia) con sus dos hijos



                                                     Manuel  de Gorbea Aragoneses ( Bolín)


Fueron años dolorosos de duelo y de búsqueda de una espiritualidad que no encontraba por ningún lado. En una de las cartas que enviaba a su amiga tinerfeña dice: 

Es un horror saber que el tiempo se va y me aleja de todo lo que más quería. Que su carita adorada ya la voy viendo borrosa, y un día hablaré de él diciendo " aquel niño que se me murió" Es una tristeza tan grande, tan grande, que llenará toda mi vida. No hay nada que pueda compensar aquel cariño que no se parecía a ninguno. Yo no sé qué dulzura había puesto él en mi alma, que al arrancarla parece que me pincha, y que solo quedan asperezas muy ondas... La poca serenidad que encuentro es aquí, en esta casa donde él vivió. Fuera de aquí, todo me entristece más.

Su amiga Mercedes estaba desesperada por querer tener a su amiga cerca para poder consolarla. Hasta que un día, en 1922, dos años después de la muerte de Bolín, a Eusebio le destinaron por trabajo a Tenerife, donde vivían sus amigos con sus hijos. Y allí fueron los tres; Encarna, su marido y Luis, su hijo mayor. Fue entonces en esos años que estuvo en la isla con sus amigos, donde Encarna encontró la serenidad que le faltaba. 

                                           

                                                 Las dos familias juntas en Tenerife (1922)


Eduardo y Mercedes conocían a un tal Leoncio Rodríguez que dirigía el  periódico La Prensa . Le presentaron a su amiga Encarna y fue entonces como ella empezó a escribir algunos artículos para ese periódico. Y fue así como descubrió su vocación y elemento vital.

Luis, su hijo mayor, estando en Tenerife sufrió un accidente con una escopeta y perdió un ojo. Tuvo que pasar una temporada en cama y su madre a su lado, le ayudaba a estudiar. En ese momento Encarna descubrió el maravilloso mundo del saber y desde ese momento decidió que no quería perderse por nada del mundo ese derecho.



                                                     Encarna y su hijo Luis en la clínica.


Esos cuatro años que estuvo compartiendo vida y familia con su querida amiga, fueron para Encarna un bálsamo de paz y de recuperación después de sentirse tan perdida y desorientada sin su hijo pequeño y sin un motivo por el que levantarse cada día. Al parecer, ya había encontrado su elemento y se dio cuenta de que  lo que más anhelaba, era escribir y ayudar a otras personas.


                                                                         Continuará...


                                                         


Referencias bibliográficas:

Dorao, M ( 1999)Los mil sueños de Elena Fortún. Alboroque Ediciones

https://www.elenafortun.es/

Biblioteca regional de Madrid. Archivo personal de Elena Fortún

https://bibliotecavirtualmadrid.comunidad.madrid/bvmadrid_publicacion/es/inicio/inicio.do

 Biblioteca de la Real Academia Española

https://www.rae.es/biblioteca/catalogo/O7437/ID2b836241/NT1?ACC=257&DI=22


jueves, 14 de julio de 2022

1. ¿Quién fue Elena Fortún?

 Una pregunta un tanto complicada  de responder en pocas palabras, pues a simples rasgos podemos decir que fue una escritora de literatura infantil, que comenzó sus andaduras como colaboradora en la sección infantil Gente Menuda  de la  revista Blanco y Negro, allá por la friolera de finales de los años 20 del siglo XX (1928) .

Creadora del personaje de  Celia, una niña pícara  de 7 años que vive en el Madrid de los años 20, perteneciente a una familia burguesa de clase media alta y que protagoniza  varias aventuras en la mayoría de sus libros. A parte de los libros de Celia, escribió mucho más, como los libros de Cuchifritín y Matonkikí, libros divulgativos como El arte de contar cuentos a los niños, Canciones infantiles, Teatro para niños o las últimas novelas infantiles  Patita y Mila estudiantes, Mila y Piolín...etc entre otras cosas varias como artículos periodísticos en la revista Crónica durante la guerra civil española, así como tres novelas inéditas que la editorial Renacimiento ha recuperado: Oculto sendero, El pensionado de Santa Casilda y Celia en la revolución.



                                                  Celia en el colegio. Editorial Renacimiento

Pero si lo que se pretende es hablar más profundamente de sus inicios como autora, sería interesante  remontarnos en su más tierna infancia y juventud para poder conocerla un poco más y mejor.

Su nombre real fue Mº de la Encarnanción Gertrudis Jacoba Aragoneses de Urquijo, aunque su entorno más cercano la llamaría Encarna o Encarnación. Nació el 17 de noviembre de 1886 en Madrid, y  fue hija única de Leocadio Aragoneses y de Manuela Urquijo. Su padre era de Abades, un pueblo de Segovia en el pasaría parte de sus veranos. Su madre era vasca. Leocadio era alabardero de palacio, aunque más tarde se dedicaría a la administración de una casa en la calle Huertas, donde acabaría viviendo toda la familia.  Manuela, su madre,  pertenecía a la nobleza vasca, uno de los  motivos por el cual a la niña no se le permitía salir a jugar con los otros niños del barrio y por tanto, no tener casi amigos con los que socializar. El otro motivo fue su delicada salud, una condición que arrastraría a lo largo de toda su vida y por ello pasó mucho rato en casa leyendo y alimentando su imaginación.



                                                                Elena Fortún de niña

                                        Fotografía archivo Biblioteca Regional de Madrid


El primer libro que dice haber leído en su infancia, fue una guía de ferrocarriles de tapas duras muy bonita, como ella cuenta en una de sus miles de cartas a su amiga y joven escritora llamada Carmen Laforet. (Epistolario De corazón y alma 1947-1952, 2017) También sintió gran fascinación por los cuentos de Andersen y  los cuentos de hadas. Todo esto se verá reflejado en parte de su bibliografía.



                                              Epistolario de Elena Fortún y Carmen Laforet


Según dijo en varias ocasiones la escritora, a lo largo de toda su vida sintió una especial sensibilidad hacia las energías del más allá, un dato bastante curioso, ¿verdad? Quizás al ser una niña solitaria, hizo mella en su personalidad y en su manera de comprender el mundo que le rodeaba o, por el contrario, se tratara de una clase de médium o de una mujer con un sexto sentido...

A grandes rasgos se puede destacar en ella su gran sensibilidad y empatía para entender el mundo de los más pequeños,  mucho sentido del humor a la hora de contar sus historias y un gran compromiso social.  Ella creía que una buena educación era el elemento clave para lograr  la igualdad  y la libertad social conforme con los valores de la II República. Fue una mujer feminista, hija del siglo XIX, pero que logró tardíamente adaptarse a una nueva realidad social del siglo XX en la que la mujer poco a poco iba teniendo más protagonismo y más interés  acerca de sus derechos, su educación e independencia.

Esta es la carta de presentación de la autora Elena Fortún, pero todavía hay mucho más que leer, descubrir y que contar. Así que, cuando así sea, estaré de vuelta hablando de su vida y obra.



                                                         Fotografía de Elena Fortún (1935)


¡Hasta la próxima lectores!💙


Para más información:

Os dejo ( si os interesa) la página web para encontrar el libro- biografía de Marisol Dorao:

https://www.elenafortun.es/

También os dejo el enlace a la página web de la editorial Renacimiento para ver todos los libros que se están publicando de ella y sobre ella:

https://www.editorialrenacimiento.com/33-biblioteca-elena-fortun

También os dejo el enlace del archivo personal de Elena Fortún de la RAE para poder ver más fotografías, cartas y documentación  de ella y de los suyos.

https://www.rae.es/biblioteca/catalogo/?TITN=131917 

https://www.rae.es/biblioteca/catalogo/O7709/ID042f58bd/NT1?ACC=257&DI=22



Referencias bibliográficas:


Dorao, M ( 1999)Los mil sueños de Elena Fortún. Alboroque Ediciones

Laforet,C.,& Fortún,E (2017) De corazón y alma. Santander Fundación.


 Enlace de la imagen

  https://es.wikipedia.org/wiki/Elena_Fort%C3%BAn

Biblioteca Regional de Madrid. Archivo Personal de elena Fortún.

https://bibliotecavirtualmadrid.comunidad.madrid/bvmadrid_publicacion/es/inicio/inicio.do

 

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