lunes, 26 de septiembre de 2022

Mila, la hermana pequeña de Celia.

 Tras haber leído Celia se casa y Patita y Mila, estudiantes, y haber conocido a Mila, la hermana más pequeña de la familia Gálvez, no he podido resistirme a saber más de esta niña pequeñaja e intrépida que protagoniza este libro infantil de aventuras por varias ciudades españolas que recorre sola y con un perro de acompañante llamado Piolín.


 Resulta que desde que comencé a leer los libros de Fortún, especialmente los de Celia, lo hice sin tener en cuenta el orden. Y sus libros realmente tienen un orden  cronológico de toda la familia Gálvez de Montalván. Comienza con la historia de Celia en Celia lo que dice, le continúa Celia en el colegio, después Celia novelista, Celia en el mundo y, por último, Celia y sus amigos. Para después seguir con la saga de la familia mediante la voz protagonista de Cuchifritín, el hermano de Celia, y después de Matonkikí, la prima de estos. 

Cuando estalla la guerra, Fortún continúa escribiendo y saca a la luz Celia madrecita, para después continuar con Celia en la revolución , que no saldría a la luz hasta 1987 y, acto seguido, estando la autora en el exilio argentino, escribe Celia institutriz en América, libro que nos hará partícipes de las aventuras y desventuras de Celia y su familia para adaptarse a un nuevo mundo y comenzar de cero en un país que separa todo un océano del suyo. 

Estando en el exilio Fortún escribirá El cuaderno de Celia, un libro que no forma parte del eje cronológico de la saga, pero que tiene un significado y un trasfondo muy potente. Encarnación Aragoneses ( Fortún) antes de su llegada a Buenos Aires, no se consideraba una persona católica practicante. Desde su infancia siempre tuvo muchos conflictos y cuestiones acerca de la religión debido, principalmente, a que la madre de esta, desde su infancia, había practicado un tipo de religión católica que no casaba con los valores que Encarnación consideraba necesarios para su vida y siempre anduvo buscando una espiritualidad que no encontraba en ninguna parte. Hasta que un día conoció a Inés Field, una mujer de una gran inteligencia y espiritualidad que influyó significativamente en la manera de ser y entender el mundo en el que vivía nuestra escritora.



 Y así fue como Encarnación ( Encarna para las amigas, Fortún para los lectores), acogió de nuevo la religión católica como modo de abrazar a aquel Dios que cuidaba de ella y a abrazarse a sí misma. Así fue como nació la idea de escribir un libro en el que, por un lado, abraza de nuevo la religión católica, de la mano de Inés y, por otro lado, intenta consagrarse con la censura franquista de aquellos años, que ya había censurado su libro de Celia en el colegio, por considerarlo de mala influencia para las niñas.


Madrid, 8 de enero de 1949.

Vuelvo a leer tu carta  y esas admirables palabras "Tú eres una creación de Dios, no una invención tuya..." son de una sabiduría que me traspasa de paz.- Le escribe Encarna a su amiga desde España tras haber vuelto del exilio y haber recibido la noticia del suicidio de su marido en Buenos Aires, mientras ella le esperaba en su casa de Madrid.

...


Encarna o Elena Fortún, por aquellos años, además de escribir El cuaderno de Celia, y de publicar también El arte de contar cuentos a los niños, comenzó a escribir las andanzas de Mila, la hermana pequeña de Celia, porque esta primera, ya no es una cría, y, por tanto, según la autora,  su vida ya no le interesaría a los niños y niñas lectores. Para ello, decidió comenzar con Mila, la hermana pequeña de Celia, que primeramente se publicaría en el suplemento de la  revista SEMANA, pero como tuvo tanto éxito, enseguida se hizo en formato libro, y el editor de la casa Aguilar, donde Fortún siempre había publicado, le animó a la autora a continuar con las aventuras de Mila, y así fue como nació Mila, Piolín y el burro. 

Así lo deja claro en una entrevista que le hizo la periodista Josefina Carabias a Elena Fortún tras su llegada a España, concretamente a Madrid, donde llegó en primavera y permanecerá allí hasta diciembre, tras el comunicado del fallecimiento de su esposo.


FRAGMENTO DE LA ENTREVISTA 

Diario, 6/8/1948

Elena Fortún, la creadora de Celia, acaba de llegar de Buenos Aires y trae en su maleta dos nuevos personajes. Son estos: Mila, la hermana menor de Celia, y Piolín, su perro.

-Y... ¿va usted a tener el valor de "matar" a Celia, esa niña tan salada que es más popular que usted misma?

-No me hable usted a mí de matar a nadie, por Dios... y menos a esa criatura mía. pero... Hágase cargo. Celia ya es una mujer. Tiene más de veinte años y no es posible que sus cosas sigan haciendo gracia a los niños. Después de haberla hecho crecer, no puedo ahora volverla hacia  atrás. Los niños se llamarían a engaño.

Es verdad. Los niños creen tan ciegamente en la existencia de Celia, que hay que andar con mucho ojo con ellos. Y no solo con los niños...Hay muchos mayores también que leemos los libros de Elena Fortún, porque nos divierten y porque en ellos se descubre el maravilloso secreto del escribir sencillo y llano.

-Hay también personas adultas- continúa diciéndome  Elena Fortún-que creen en la existencia de Celia. Yo no podía creerlo; pero verá usted lo que me pasó hace poco en la peluquería. Estaba yo arreglándome la cabeza y , de pronto,  la joven que me atendía me preguntó muy seria: "¿Cuántos años tiene ya Celia, señora?" Yo, creyendo seguir una broma, respondí: "Más de veinte". "Ah... pues estará ya muy guapa", respondió la chica, "Y, dígame usted, "¿no se casa? ¿no tiene novio?". "El editor quiere que la casemos"- dije yo-  "Pero...no sé, no sé qué hacer".

La muchacha abandonó entonces las horquillas que me estaba poniendo en el pelo y me dijo que era un disparate querer casar a Celia a la fuerza, y que no lo conseguiríamos, porque una niña tan independiente no se dejaría manejar por nosotros. En fin, que me di cuenta de que aquella  chica no había pensado nunca  que Celia fuera yo misma y que me había tomado simplemente por su madrina. Arreglé la cosa diciéndola que Celia no se casaría más que con un hombre estupendo y que fuera de su gusto y tuve que prometerla que un día llevaría a la "niña" a aquel establecimiento para que le hicieran los bucles.

-Supongo que los niños de Buenos Aires serán ya también amiguitos de Celia...

-No crea. Intenté sacarla en los periódicos, pero me dijeron que los niños de allá no se interesarían por una criatura que hablaba de forma tan distinta a ellos. No me quedaban, pues, más que dos soluciones: o hacer que Celia dijese "mucama", "pollera", y "macanudo", "ché"... lo cual equivaldría a desnaturalizarla, a convertirla en gallega, ya que para el vulgo de la Argentina somos gallegos todos los españoles. Para mi asistenta, yo era "gallega de Madrid" , como otros son gallegos andaluces o gallegos vascos. Pero gallegos todos. En vista de eso, yo opté por dejar a mi Celia en España hablando  como había hablado toda la vida.

-Y esta Mila que usted va a sacar ahora, ¿cómo es?

-Pues ya le he dicho que es la hermana pequeña de Celia. Creo que es menos inteligente que la otra, y , desde luego, muy preguntona. Lo más simpático de ella es que quiere mucho a los animales y que me ha salido de una intrepidez que a mí misma me asusta. Voy a tener que atarla en corto.

-Observo, Elena, que habla usted lo mismo que la peluquera. ¡Cualquiera diría que se trata de hijas de carne y hueso!

-Es que nuestros hijos de papel a veces nos salen tan díscolos como los hijos de verdad. Usted no puede figurarse lo que yo he tenido que luchar con Celia algunas veces. Todos los que escriben saben muy bien de qué forma el autor se ve a veces esclavizado por sus personajes.

-¿Y cuándo sale el libro de Mila y Piolín?

-Esos dos tipos son unos desconocidos que no tienen derecho a libro todavía. Por el momento, van a probar fortuna en los periódicos, que es donde hacemos los escritores nuestras primeras armas.

Saldrán en SEMANA igual que Celia, en sus tiempos,  salió en Blanco y Negro. Veremos si corren la misma suerte.

...

En esa entrevista Elena Fortún deja constancia de que está escribiendo Mil y Piolín  y, a la vez, está planteándose comenzar con Celia se casa que, finalmente,  no la comenzará hasta el año 1949, tras el fallecimiento de su marido y durante su estancia en New Jersey con su hijo. Dicha  novela que dará voz a Mila, también protagonizará el otro anteriormente citado, y el de Patita y Mila, el último de la colección. 




¿DE QUÉ VA MILA Y PIOLÍN?

Esta novela es de las más originales de la autora por varios motivos. El primero de ellos, se debe al cambio de protagonista, que pasa a ser la hermana más joven de la familia Gálvez, una niña que nace en Segovia, huérfana de madre tras el parto, que se ha criado con Celia y Valeriana, la criada de la familia, que ha vivido una época bastante complicada, primero con el estallido de la guerra civil, segundo con la marcha al exilio hacia Buenos Aires, donde se separará de Celia, porque esta tendrá que ponerse a trabajar para ayudar a la economía familiar, y tendrá que ser criada por su padre y Valeriana. 

Aún así, se le ve una niña bastante salada y feliz, como lo fue Celia, muy preguntona también,  como dejó claro Fortún en la entrevista de antes, pero un poco menos inteligente y que se mete en bastantes líos debido a su intrepidez y atrevimiento. 

La historia dará comienzo con la vuelta de la familia a España tras unos años en Argentina. La niña vuelve con sus tíos Rodrigo, el hermano de su padre, Lisson, la mujer de Rodrigo, además de Valeriana, la fiel criada de la familia y el perro al que llaman Piolín. En ningún momento se nos nombra a Celia, ni al padre, ni a los otros dos hermanos: Cuchi ( Cuchifritín) y Patita ( Teresina), que aparecieron en Celia institutriz en América . La pequeña Mila, al comienzo de la novela se pierde y a raíz de ese suceso irá viajando por diferentes lugares de España hasta llegar a la casa del pueblo de Segovia, donde se encuentra su familia, que la ha estado buscando y donde ella misma nació y se crio. Sin embargo, sí  que aparecen  otros personajes relacionados con la familia Gálvez de Montalbán como por ejemplo: doña Benita, la criada de la familia; a  tía Cecilia y sus primas en uno de los episodios más característicos donde encontraremos a Mila trabajando en un circo de titiriteros.

Otro de los aspectos más originales del libro es  su estilo didáctico, que mediante una historia de aventuras, en la que Mila, recorrerá, junto a su perro, algunas de las ciudades españolas como por ejemplo: Segovia, Galicia, Salamanca, Bilbao... Elena Fortún, aprovecha la ocasión para que algunos de los personajes que Mila se va encontrando por el camino, nos cuenten algún dato curioso e histórico de esa ciudad. Al parecer a la autora le gustaba mucho la historia y sentía un gran interés por la educación de los niños. Ella, que de joven llevaba a sus hijos a la ILE ( Institución Libre de Enseñanza), se vinculó de lleno a la manera de entender la educación para con los niños y niñas.

Y, como último dato sobre este libro es que, aunque a grandes rasgos tiene similitudes a sus otros libros, porque todos tienen ese humor tan característico de la autora, y a  la vez, un lado trágico, donde se nos muestra la otra cara de la sociedad, la pobreza, la miseria, la ignorancia y la malicia de una sociedad  que, tras la guerra, ha quedado marcada por el hambre y por el conflicto entre hermanos.





Con este libro que en su día estaba dividido en dos tomos, pero que en la actualidad la editorial Renacimiento recoge los treinta capítulos en un solo tomo, dará comienzo al protagonismo de Mila, una pequeña de siete años que, como su hermana Celia, en aquellos años felices anteriores a la guerra, se encuentra en la edad de la razón y mediante su lógica de niña y aplastante nos contará la vida de ella y la de su familia en esos años de posguerra española.

Al finalizar el libro y publicarlo Encarnación Aragoneses,  no estaba pasando por un momento personal agradable y esto se nota en algunos de los capítulos.

Referencias bibliográficas:

Fortún, E ( 1949) Mila y Piolín.  Renacimiento.


jueves, 8 de septiembre de 2022

Celia y Matilda, niñas lectoras y pensantes.

  

Hace unas semanas leí un libro infantil conocidísimo llamado Matilda, y la verdad es que me gustó. Tenía ganas de leerlo porque ya había oído mucho acerca de ese libro y de la niña que protagoniza la historia, además hay una película de los años 90 que creo haber visto hace tiempo. 

Escrito por el autor británico Roald Dahl en 1988, el libro nos muestra a una niña diferente que vive en un ambiente un poco hostil y que no le permiten ser como ella es y hacer lo que ella realmente desea, que no es otra cosa que leer tranquilamente y aprender algo nuevo cada día. 




Al haber leído la mayoría de los libros de Celia de Elena Fortún y leer acerca del libro de Dahl, no pude evitar relacionar a Matilda con Celia, porque ambas niñas a pesar de la edad y del contexto histórico en el que se encuentran tienen algo en común. Y esto no es nada más y nada menos que el amor por los libros, las historias y  la emoción que sienten al leer.



Por tanto, los libros de  Celia en el colegio y Matilda tienen dos cosas en común. La primera, es que ambas historias suceden la mayor parte del tiempo en un colegio. El colegio de Celia es un internado de carácter religioso, pero el de Matilda es una escuela privada. En el internado de Celia, solamente acuden niñas de su misma condición social, y en el de Matilda acuden chicos y chicas.  




Celia tiene unos siete u ocho años y Matilda todavía no ha cumplido los 5 años,  es una niña superdotada, sabe leer y es una calculadora humana. Tanto Celia como Matilda, son niñas diferentes a los demás porque a las dos les gusta mucho la lectura y en varias ocasiones son vapuleadas y maltratadas por las personas mayores.  Otro de los aspectos que comparten estos dos libros es que son escritos por personas que aman a los niños, los comprenden y saben la importancia que puede llegar a tener la literatura desde la más tierna infancia. 

La autora de Celia que había perdido a su segundo hijo con tan solo diez años a causa de una enfermedad en 1920, empezó a escribir por y para los niños diez años después,  lo que le sirvió como una manera de superar su  duelo, motivada por querer emanciparse económicamente de su marido. 

Por otro lado, Dahl comenzó la escritura por los años 40, pero no fue hasta la década de los 60 cuando se interesó por el mundo de la narrativa infantil y juvenil. El motivo, posiblemente, se debe a su paternidad de cuatro niños que le reclamaban cuentos e historias que, más adelante, los convertiría en novelas. Por desgracia, también sufrió la pérdida de uno de sus hijos.

Me gustaría pensar que de algún modo u otro la literatura, o en este caso más concreto la escritura, les salvó la vida en más de una ocasión a estos dos autores, tan ajenos el uno de la otra de sus respectivas existencias, por una cuestión de tiempo y espacio, parece que uno de los motivos por el que se lanzaron de lleno a escribir, fue precisamente para poder resistir la vida tan dura que puede resultar a veces. 

Y es que, el ser humano no podría vivir sin la existencia de libros; sin la existencia de palabras que sedientos de expresión somos impulsados hacia un nuevo universo de pensamientos, ideas y conversaciones completamente nuevas de nuestro imaginario y de nuestro pequeño mundo. Al leer, y al escribir, vivimos otras muchas vidas, y por tanto, enriquecemos nuestro mundo interior y el de los demás.


Roald Dahl



Fortún


Y ahora vamos a centrarnos en Matilda del escritor británico Roald Dahl. En esta novela nos vamos a encontrar a varios personajes muy diversos como: el señor y la señora Wormwood, los padres de la protagonista que no saben apreciar a su hija como merece, la señorita Honey, la maestra joven y delicada de le escuela a la que acude Matilda, la señorita Trunchbulll, una cruel y despiadada directora de la escuela que disfruta maltratando a los alumnos. Y, por último,  la protagonista, Matilda, una niña de casi cinco años que ha aprendido sola a leer y que disfruta leyendo novelas de Charles Dickens entre otros clásicos de la literatura universal. 

Con todos estos personajes, el autor va a criticar aspectos como la ignorancia, el conformismo absoluto, la falta de interés hacia el conocimiento, y la falta de honradez y honestidad que representan los personajes de la señora Trunchbull, y los padres de Matilda.




Señora Wormwood

Papel: madre de Matilda, aunque no se hace mucho cargo de su hija.
Profesión: ama de casa y asidua jugadora del casino
Pasatiempo favorito: ver programas de televisión




Señor Wormwood

Papel: padre de Matilda
Profesión: mecánico, vendedor de coches o mejor dicho timador.
Pasatiempo favorito: ver la televisión y engañar al cliente.

ATENCIÓN A LA CONVERSACIÓN CON SU ILUSTRADO  PADRE


-Papá-dijo-¿no podrías comprarme algún libro?
-¿Un libro?-preguntó él-.¿Para qué quieres un maldito libro?
-Para leer, papá.
-¿Qué demonios tiene de malo la televisión? ¡Hemos comprado un precioso televisor de doce pulgadas y ahora vienes pidiendo un libro! Te estás echando a perder, hija...

...



Señora Trunchbull

Papel: directora de la escuela
Profesión: antigua atleta profesional
Pasatiempo favorito: coger a los niños de las orejas o  de los pelos , lanzarlos  por la ventana y  burlarse de ellos.




Señorita Honey

Papel: profesora buena y dulce  de la escuela
Profesión: maestra
Pasatiempo favorito: se desconoce, pero es la única de los adultos que adora a Matilda.





Compañeros de clase de Matilda:
Nigel
Lavender
Bruce Bogtrotter

Son algunos de los niños que protagonizan junto a la señora Trunchbull los capítulos más cómicos y un tanto bizarros.


La única diferencia que he podido observar leyendo Matilda y Celia, es que el primero contiene elementos un tanto fantásticos. Por ejemplo: Matilda parece ser que tiene superpoderes de telequinesis lo que le permite  mover cosas con la mirada poniendo mucha energía y atención. Otro aspecto a destacar es que a los personajes les suceden cosas que, en la vida real si les sucediera, sería difícil que siguieran con vida, como cuando los niños son lanzados por la ventana de los pelos por la señora Trunchbull.  
Otra diferencia que he notado y que he echado en falta de los libros de Celia, es que el narrador es  el propio Dahl, que hace de narrador interno, el  que conoce bien toda la historia y nos presenta a los personajes según cómo los percibe él. En cambio, en Celia, es la niña y la joven la que nos va contando la historia de su infancia y su familia, y  sus ocurrencias lo que hace, desde mi punto de vista,  que tenga mucho más encanto el libro y los niños puedan meterse más de lleno en la historia.


Dejando a un lado la historia de Matilda y de toda la crítica que refleja  hacia la sociedad actual, que valora más una pantalla de televisor que un libro, me gustaría compartir otra pequeña reflexión. Y, es que, no hace  mucho, estando en la escuela de prácticas como maestra en un aula de niños/as de cuatro y cinco años, pude contemplar una de las estampas más bonitas ( para mí) en el aula. 
Un niño de cuatro años, que tenía fama de ser un poco rebelde, ( personalmente me parecía muy noble y sensible) sentía, como muchos otros niños, una atracción especial por los cuentos que había en la clase. No eran muchos y estaban estropeados y  aún así a los niños les atraía y se acercaban a  aquel rincón a hojear y a contemplar las ilustraciones. Bueno, pues en esa ocasión, en la que se suponía que todos los niños de la clase debían estar escuchando a la maestra de inglés, que estaba haciendo algo que ni recuerdo ( no sería muy trascendente), ese niño se escabulló entre la multitud y se escondió en aquel rincón de libros, cogió uno y comenzó a leerlo
La maestra no sé si lo vio, pero yo no estaba dispuesta a interrumpir un precioso momento, el de ese niño que, en una ocasión me dijo que en su casa no había cuentos, y no pude contenerme de la emoción.

 La emoción que para mí supuso ver aquella escena tan absolutamente bella y que muy pocos mayores comprenden lo trascendental que puede resultar para los niños, para sus hijos, y para nuestros alumnos y alumnas, me ha llevado hasta este blog que me permite hablar de literatura infantil y a compartir libros interesantes para pequeños y adultos con el fin de que todos podamos disfrutar del maravilloso mundo de las letras y de las historias, y para seguir emocionando a ese niña/o que todos llevamos dentro.



 Para finalizar, querría decir que tras haber leído un poco más de literatura infantil de mano de dos grandes como lo fueron Fortún en su tiempo y Dahl en el suyo, parece ser que uno de los requisitos para poder ganarse la vida escribiendo para niños es no dejar del todo el niño/a que todos y cada uno de nosotros llevamos dentro, para poder así, empatizar con el espíritu de la infancia. No se trata de puerilizar situaciones, sino ponerse en el lugar de ellos, interesarse por sus inquietudes, preocupaciones y deseos. En definitiva tenerles en cuenta no como niños solo, sino como personas  con criterio propio, con opiniones igual de válidas que las nuestras,  y con autonomía, que forman parte también de un mundo en el cual a veces los adultos nos adueñamos sin ningún derecho de él.




Referencias bibliográficas:

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/dahl_roald.htm
Dahl, R ( 1988) Matilda. Santillana.
Fortún, E ( 1934) Celia en el colegio. Renacimiento



sábado, 3 de septiembre de 2022

Tras los pasos de Elena Fortún.

Si a alguien hay que agradecer que a día de hoy tengamos toda la información o casi toda acerca de la vida y obra de Encarnación Aragoneses ( nuestra querida escritora Elena Fortún) es a la profesora y biógrafa Marisol Dorao, que viajó siguiendo el rastro de la desaparecida autora allá por los años 80.



Marisol Dorao

 Elena Fortún ya llevaba tiempo fallecida, murió tras una larga y dolorosa enfermedad en 1952 antes de cumplir los 66 años de edad. Pero sus libros no dejaron de venderse y de leerse, y había muchas personas dedicadas al mundo de la literatura que crecieron leyendo los libros de Celia como Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute... Y por supuesto, la investigadora Marisol Dorao, que tanto interés suscitó en ella que convirtió su interés y cariño hacia la autora y persona que encarnaba a Elena Fortún, en un proyecto de investigación que años más tarde convertiría en un maravilloso detallado libro llamado Los mil sueños de Elena Fortún, que se trata de la biografía de Encarnación Aragoneses desde su más tierna infancia hasta su muerte.



La investigadora viajó a lugares tan lejanos como las islas Canarias, Buenos Aires y New Jersey donde estuvo alguna temporada Encarna/ Elena Fortún junto a su familia. A Tenerife viajó y vivió dos años junto a su esposo y su hijo mayor, pues su hijo pequeño acababa de fallecer, y fue como un remanso de paz mental para una mente tan atormentada de una madre y un padre que acababan  de perder para siempre a su hijo.


Encarna en la parte derecha junto a su hijo Luis 


 Allí, Encarna descubrió su vocación periodística y literaria. Tras dos años tinerfeños, vuelve a Madrid y, se convertirá en una escritora muy apreciada por el público infantil y adulto de los años 30, hasta que estalla la guerra y huye junto a su esposo a Argentina. Y tras nueve años de exilio, decide volver a España, pero su marido que padecía depresión se acaba suicidando, así que ella decide pasar una temporada junto a su hijo , que vive exiliado junto a su esposa Ana María en New Jersey para después volver a España, concretamente a Barcelona, para pasar sus últimos años de vida y acabar muriendo en Madrid.


En Buenos Aires con amigos


Encarna y Eusebio en Buenos Aires


En 1948 regresa a España


Todo ese rastro que fue dejando le ayudó años después a la investigadora a conocer a personas que formaron parte de su vida, y a recopilar fotografías, agendas, cuadernos, datos de interés, y varios  manuscritos inéditos que a día de hoy están disponibles en el  archivo de Biblioteca de la Real Academia Española, y en la Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid. Además los tres manuscritos inéditos de Celia en la revolución, Oculto sendero y El pensionado de santa Casilda los podemos encontrar hoy día  en las librerías.



A Encarnación le gustaba mucho escribir y anotar el más mínimo detalle en cuadernos y en agendas



Procurar leer libros de Arnold Bennet. 

Comprar "Enterrado en vida"

Encarna leía muchísimo. Sobre todo libros de filosofía, historia y de religión




Encarna se encuentra en medio de las dos mujeres que la acompañan 

Está de vuelta en España, concretamente en Barcelona

(1950)



Fotografía de cuerpo entero Mercedes y Encarna  de jóvenes en Riofrío 




Retrato de Eusebio militar
(1930)



Puedes ver que está terrible, está mucho mejor cuando está vestido de persona y no de militar.
Además ha puesto cara de tonto para enfadarme.  
( 1930)

Le escribiría a su hijo o bien a su amiga Mercedes




Su casa de Chamartín ( ella la llamaba  el hotelito)

La acabaría dejando con mucha pena tras el estallido de la guerra




Encarna de niña y sus padres


De joven




Siempre tuvo una sensibilidad especial para con los animales



¡No me digas que la historia no es fascinante! Fue un gran golpe de suerte, pero también de mucho trabajo para poder sacar gran información de su vida mediante cartas, documentos personales, fotografías muy antiguas, pero en muy buen estado de conservación y algún que otro testimonio de sus amigas argentinas Inés Field y  Manuela Mur, de la familia tinerfeña amiga del matrimonio Gorbea Aragoneses y de la nuera de la escritora.


Inés Field



Manuela Mur



Ana María Hugh de Gorbea


A veces leyendo sus cartas personales o viendo fotografías de su familia o de una Encarnación jovencísima y decimonónica, me pregunto cómo se sentiría la escritora  si llegara a despertar de su largo sueño y no puedo evitar sentirme un poco entrometida y no sé cómo se lo tomaría ( yo que le tengo tanto aprecio), no sé si le haría gracia o se pillaría un cabreo de los mil demonios. 

Aunque me gustaría pensar que se alegraría que en la actualidad siga siendo tan querida y una figura histórica más que interesante para muchos de sus lectores. Muchos de sus nuevos lectores, como yo, la hemos descubierto gracias a Oculto sendero, su novela autobiográfica  y nos ha ayudado mucho a entender sus contradicciones, y estoy segura de que a muchas mujeres les ha ayudado a comprender también una parte de ellas mismas que no se atrevían reconocer por miedo, su atracción hacia el sexo femenino, su bisexualidad o lesbianismo, como lo queramos llamar.




De todas formas va a ser difícil, pero tampoco se está haciendo un mal uso de sus pertenencias; la utilidad que se le ha dado siempre es claramente con la finalidad de investigar la autoría de ella y de otras muchas mujeres de su época que lo tuvieron muy complicado para desarrollarse como mujeres escritoras, pintoras, artistas, políticas...en una sociedad claramente machista y que aún así pudieron desarrollar sus grandes facultades e intentar ser felices en lo que hicieron y en sus vidas, muchas de ellas, por cierto, muy desdichadas.



Si os interesa el libro, deciros que podéis encontrarlo en la siguiente página web https://www.elenafortun.es/   Es la familia de la propia Marisol Dorao quien lleva ahora la venta de sus libros. Dorao ,que falleció hace unos años, nos dejó un gran regalo.






Referencias bibliográficas:

Dorao, M ( 1999)Los mil sueños de Elena Fortún. Alboroque Ediciones.

Archivo personal de Elena Fortún. Biblioteca de la real academia española.

Archivo personal de Elena Fortún. Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid.





viernes, 2 de septiembre de 2022

El cancionero infantil de Elena Fortún

 En 1934, la editorial Aguilar, publica Canciones infantiles, un cancionero que recopila canciones de toda la vida recogidas y trabajadas por dos mujeres importantes del pasado siglo. Estamos hablando de Elena Fortún, la escritora de literatura infantil más querida de los años 30, 40 y 50 del siglo XX, y de María Rodrigo ,compositora, concertista y directora de orquesta, que tras el estallido de la guerra civil, partió al exilio como Fortún, pero Rodrigo, a diferencia de Fortún, nunca regresaría  a España, y su huella quedaría destinada al olvido. 

Es por ello que, la editorial Renacimiento, ha querido recordar a estas dos mujeres partícipes de la renovación de la mujer en aquellos años anteriores a la guerra, que se conocieron en el famoso Lyceum Club. Dos mujeres que lucharon por demostrar su valía mediante esfuerzo, trabajo constante, y en equipo con conciencia de grupo, que llegaron a poder ganarse la vida escribiendo, como Fortún, o componiendo melodías como Rodrigo.


Fortún


Rodrigo



Se trata, por tanto, de un libro especial y único en el que podemos descubrir y reconocer algunas de las canciones que  cantaban  los  niños y niñas de antaño en las plazas, en las calles, y en sus casas. Canciones de toda la vida que, a día de hoy, van quedando sumamente en el olvido, porque las pantallas están ganando un terreno importante, y ya es raro ver a un niño de cinco años, por ejemplo, jugando y cantando: Quisiera ser tan alto como la luna, ay ay, como la luna, como la luna... Ya lo decía Elena Fortún, en el prólogo de su libro: ¡Bellas canciones infantiles, próximas a perderse para siempre o a quedarse fosilizadas entre las páginas de los libros sabios!

Al parecer, Elena Fortún era una visionaria y sospechaba que con el paso de los años, las canciones de la infancia, los juegos de palabras, las rimas.... iban a ir desapareciendo poco a poco. En nuestras manos está que esto no suceda por el bien de la infancia y la felicidad de niños y de mayores que disfrutamos jugando y cantando tanto en casa como en la calle sin echar de menos una pantalla de un teléfono móvil o televisor. A mí me preocupa como maestra de educación infantil que haya niños y niñas que no sepan jugar, que se aburran al cabo de unos minutos y no sepan entretenerse con nada de lo que encuentran a su alrededor.  

Aún recuerdo con nostalgia los ratos que pasaba en el patio con los niños de la escuela  donde realicé las prácticas, en los que en muchas ocasiones les cantaba alguna canción como la del corro de la patata y los niños de tres años gozaban haciendo corro y cantando al compás, o cuando se ponía nublado y de repente uno de ellos empezó a cantar : Que llueva , que llueva, la Virgen de la cueva... En más de una ocasión pensé : "Algo estamos haciendo bien, vamos a mejorar y a seguir así".  

Aunque, posiblemente, muchas personas adultas opinen que no tiene mucha trascendencia esto, que para ellos es mucho más importante y mejor que su hijo/a pase muchas horas sentado realizando fichas en la escuela, aprendiendo inglés y chino, si hace falta, y  luego en casa lo entretienen buenamente como pueden con las tres clases de pantallas a cada cual más atractiva y adictiva para un niño tan pequeño con poca capacidad de autocontrol. Aún así,  animo a todos : a padres, familiares y maestros, que nos acerquemos a la poesía, a las canciones rimadas, a los juegos de palabras, que son preciosas y ayudan a los niños a adquirir el lenguaje, a desarrollar el habla, la imaginación, el gusto y el placer por las canciones, la poesía y la belleza de las palabras.


Y, después de este breve inciso, ahora sí, vamos a hablar del cancionero de Elena Fortún y María Rodrigo.



Este bello libro recoge canciones divididas según la época en la que se  originaron y cantaron. Algunas de ellas, todavía nos suenan a muchos de mi generación, e incluso a los niños pequeños de hoy día, solo que algunas de estas canciones, con los años, han ido sufriendo varias modificaciones. Las autoras las recopilan según su origen y época, es por ello que, podemos encontrarnos canciones de los siglos XVI, XVII como por ejemplo: Monjita del monasterio,  Delgadina,  Me casó mi madre, Romance del amor y de la muerte..., entre otras.
 También hay canciones del XVIII y del XIX como por ejemplo: La tarara, Las ovejuelas, Los cuatro novios, Muriéndose de risa... Y luego hay canciones que se recogen en subtítulos como Romance de ciego, Viejas canciones, Viejas canciones infantiles, Canciones adaptadas del francés, Otras canciones, e Invocación que entre todas ellas, podemos encontrar canciones muy curiosas y graciosas. 
En cambio, hay canciones como las que voy a indicar aquí bajo,  que las conocía y las había escuchado, pero algunas de ellas no las sabía enteras, conocía la melodía o me sonaban.


-Quisiera ser tan alta como la luna 

Quisiera ser tan alta como la luna
ay ay 
como la luna
como la luna...



-El barquero 

Al pasar la barca,
me dijo el barquero:
"Las niñas bonitas no pagan dinero"
Al volver la barca
me volvió a decir:
"Las niñas bonitas
no pagan aquí"

En la actualidad hay otras versiones que habremos escuchado en internet en los vídeos de canta juegos. Pero, esta es la versión antigua, la original.



-Arroyo claro 

Arroyo claro,
fuente serena, quién te lava el pañuelo
saber quisiera.

 Como todas, se trata de una canción tradicional muy antigua, y que el gran poeta español Federico García Lorca, compuso unos versos a raíz de esta canción infantil que tituló Balada de la placeta  y dice así: 

Cantan los niños
en la noche quieta:
¡Arroyo claro,
fuente serena!

¿Qué tiene tu divino
corazón en fiesta?
Un doblar de campanas
perdidas en la niebla.

Ya nos dejas cantando
en la plazuela.
¡Arroyo claro,
fuente serena!

¿Qué tienes en tus manos
de primavera?
Una rosa de sangre
y una azucena.

Mójalas en el agua
de la canción añeja.
¡Arroyo claro,
fuente serena!

¿Qué sientes en tu boca
roja y sedienta?
El sabor de los huesos
de mi gran calavera.

Bebe el agua tranquila
de la canción añeja.
¡Arroyo claro,
fuente serena!

¡Voy en busca de magos
y de princesas!
¿Quién te enseñó el camino
de los poetas?
La fuente y el arroyo
de la canción añeja.
¿Te vas lejos, muy lejos
del mar y de la tierra?

Se ha llenado de luces
mi corazón de seda,
de campanas perdidas, 
de lirios y de abejas.
Y yo me iré muy lejos,
más allá de esas sierras,
más allá de los mares,
cerca de las estrellas, 
para pedirle a Cristo 
Señor que me devuelva
mi alma antigua de niño, 
madura de leyendas,
con el gorro de plumas
y el sable de madera.

Ya nos dejas cantando
en la plazuela.
¡Arroyo claro,
fuente serena!






A continuación, La Tarara, que consta de los siglos XVIII- XIX.


-La Tarara

Tiene la Tarara
un vestido blanco
que solo se pone 
en el Jueves Santo.

La Tarara, sí
la Tarara, no;
la Tarara, madre,
que la bailo yo.

Tiene la Tarara 
un dedito malo
que no se lo cura
ningún cirujano.

La Tarara, sí
la Tarara, no;
la Tarara, madre,
que la bailo yo.

Tiene la Tarara
un cesto de frutas
y si se las pido
me las da maduras.

La Tarara, sí
la Tarara, no;
la Tarara, madre,
que la bailo yo.

Tiene la Tarara 
un cesto de flores
que si se las pido
me las da mejores.

La Tarara, sí
la Tarara, no;
la Tarara, madre,
que la bailo yo.


Hay otra versión de Federico García Lorca, para mí, mucho más  bonita que dice así:


La Tarara, sí,
la Tarara, no,
la Tarara , niña, 
que la he visto yo.

Lleva mi Tarara
un vestido verde
lleno de volantes
y de cascabeles.

La Tarara , sí
la Tarara, no; 
la Tarara niña 
que la he visto yo.

Luce mi Tarara
su cola de seda
sobre las retamas
y la hierbabuena.

La Tarara, sí,
la Tarara, no;
la Tarara , niña, 
que la he visto yo.

Ay, Tarara  loca
mueve la cintura
para los muchachos
de las aceitunas.

La Tarara, sí,
la Tarara, no;
la Tarara , niña, 
que la he visto yo.



Y por último, las canciones que sí o sí hemos de conocer o, al menos, nos tienen que sonar, porque en nuestra infancia, estoy segura de que las llegamos a escuchar y a cantar en la escuela o en casa de nuestra abuela:

-La rana

Cucú, cucú, cantaba la rana
cucú, cucú, debajo del agua,
cucú, cucú, pasó un caballero,
cucú, cucú, de capa y sombrero,
Cucú, cucú pasó una señora,
 Cucú cucú con falda de cola,
Cucú cucú pasó una criada,
Cucú cucú llevando ensalada,
Cucú cucú pasó un marinero,
Cucú cucú vendiendo romero,
Cucú cucú le pidió un ramito,
Cucú cucú no le quiso dar,
Cucú cucú se echó a revolcar.




-La muñeca
Tengo una muñeca
vestida de azul,
con su camisita
y su canesú
La saqué a paseo, 
se me constipó, la tengo en la cama 
con mucho dolor.
Dos y dos son cuatro,
cuatro y dos son seis
seis y dos son ocho
y ocho dieciséis
Y ocho veinticuatro
y ocho treinta y dos,
ánimas benditas
me arrodillo yo.



-El patio de mi casa
El patio de mi casa
es muy particular:
cuando llueve, se moja, 
igual que los demás.
Agáchate
y vuélvete a agachar, 
que las agachaditas
saben bailar.
H-I-J-K,
L-LI-M-A
que si tú no me quieres
otro amante me querrá
H-I-J-K
L-LI-M-O
que si tú no me quieres
otro amante tendré yo.

Esta canción , a día de hoy, también ha tenido algún cambio. Han cambiado la palabra amante por amigo/a y luego han añadido otros versos: 
Chocolate, molinillo
corre corre
que te pillo
a estirar, a estirar
que el demonio va a pasar.


-Mambrú se fue a la guerra (adaptada del francés)

Mambrú se fue a la guerra ,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Mambrú se fue a la guerra, 
no sé cuando vendrá,
do re mí
do re fa
no sé cuando vendrá.
...


-¡Que llueva!

Que llueva, que llueva
la Virgen de la cueva
los pajaritos cantan
las nubes se levantan.
¡Que sí, que no!
Que llueva el chaparrón.
Ron , ron , ron.

En esta versión, la original,  también ha habido una modificación al final de la canción. La versión que yo cantaba en mi infancia y que he cantado a veces con los niños de la escuela  dice así: 

¡Que sí, que no!
Que caiga un chaparrón,
y que se mojen los cristales de la estación
y los míos no porque son de cartón.



Esta última, Mayo, es de las que más me gustan, yo no la había escuchado nunca, pero hace poco, leyendo Celia institutriz en América, de Elena Fortún, apareció parte de la letra de esta canción. La versión original es esta:

-Mayo

Una tarde 
fresquita de mayo,
cogí mi caballo,
me fui a pasear
por la senda
donde mi morena
gentil y risueña
solía pasar.
Yo la vi que cogía una rosa,
yo la vi que cogía un clavel;
yo le dije: " Jardinera hermosa,
¿ me das una rosa del rico vergel?


Elena Fortún y María Rodrigo, preocupadas por una posible pérdida de las canciones populares de su infancia y la de sus antepasados, decidieron poner en marcha este maravilloso proyecto y pasear por los diferentes lugares de Madrid, su ciudad natal, para cantar con las niñas de las plazas y de los parques. Gracias a ellas, tenemos en el presente esta joya bibliográfica para consultar, para recordar, para investigar o para disfrutar, tanto  jóvenes  como mayores.






Referencias bibliográficas:

https://www.meryvarona.es/maria-rodrigo-pianista-y-compositora/

Torregrosa, J.R ( 2000) Arroyo claro, fuente serena. Antología lírica infantil. Vicens Vives

Fortún, E,. & Rodrigo, M. ( 1934) Canciones infantiles. Renacimiento


Animación lectora I : Antonia Rodenas, maestra y cuentista.

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