Hoy he visto un ángel, sí. No se me ha aparecido la virgen, pero he tenido el enorme placer de cruzarme por unos instantes con un ser encantador, que quedan ya pocos. Y es que, conforme me hago mayor, me conmueve profundamente la bondad de algunas personas. No sé si es porque estoy sensible, después de haber opositado y haber acabado medio desquiciada o que me hago mayor. Pero el caso es que siento que tengo que compartir esto que he vivido esta mañana, que me ha demostrado que los seres de luz existen.
Era, como todos los días, una mañana de verano, de finales de julio, e iba yo caminando por la ciudad, buscando un lugar donde poder realizar unas gestiones aburridas que nos hacen perder nuestro más preciado tiempo. Hasta que, tras una hora de paseo, me topé con un edificio cultural; el Instituto de Cultura de mi ciudad.
David Gil Campesino, colección "The cleaning project"
Estaba vacío y había una serie de panfletos sobre exposiciones de arte y otros eventos culturales. De repente, apareció por detrás un ser diferente y especial, era encantador. Me saludó con una gran sonrisa, me invitó a pasar a la exposición; me enseñó todos los libros sobre antiguas exposiciones, y quiso saber de mí, sobre mis gustos y a qué me dedicaba:
-¿Te gusta el arte? ¿Eres artista o escritora?
-No, soy maestra. -Se me ocurrió decirle.
-Oh, qué bonito. Pues mira, te voy a dar todos estos libros para que se los muestres a tus niños.
-Muchas gracias, eres una persona muy amable.
-Me llamo, José. ¿Cuántos años tienes? ¿25?
-Sí, justo. Has dado en el clavo.
-Es que yo miro la cara de la gente y ya sé la edad que tiene. Además, veo que eres buena gente. Se te ve en la cara que tienes un gran corazón. Toda esa energía positiva que tienes ahí dentro se la tienes que trasmitir a los niños, porque hay que enseñarles el buen camino...
Aquí ya no voy a seguir trascribiendo la conversación tan bonita que tuve con este encantador conserje, pero solo diré que me alegró el día, que me emocioné un poco por lo que me dijo y cómo lo dijo. Vi tanta humanidad en él que no he podido evitar emocionarme. 😅
Me dijo que era discapacitado desde pequeño y que le encantaba su trabajo de conserje, que podía volver cuando quisiera y que ese lugar también era mi casa. Ojalá encontrarme con más personas así, porque por desgracia, cada vez veo menos. No digo que los demás seamos mala gente, pero, falta empatía, humanidad, solidaridad, mirar por el bien común, querer saber del otro de verdad.
Vamos tan obcecados en nuestros asuntos, tejemanejes o problemas, que no nos paramos a contemplar la belleza que hay detrás de cada ser humano, que seguramente, todos, al igual que tenemos nuestras sombras también tenemos nuestra lucecita. Es a esa a la que hemos de seguir y hacer de todo este barullo, al que llamamos vida, un lugar donde crecer, quererse y ser tan grandes como José, un buen conserje y una gran persona.
Aquí os dejo algunos de los regalos que me hizo, aunque el mejor lo voy a llevar conmigo siempre en la memoria.
Dos poemarios; uno de Natxo Vidal y otro de Manuel Valero Gómez.
David Gil Campesino, colección "The cleaning project"
Libros de exposiciones de arte contemporáneo: Concurso encuentros de arte contemporáneo. Colecciones XIX, XX y XXI.
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